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¿Las crisis internacionales favorecen a Vladimir Putin?
La economía rusa está estancada y un plan para elevar la edad de jubilación ha desencadenado la peor crisis en su imagen.
Foto: AP
El fin de semana pasado el mundo observó nuevamente la amenaza de un conflicto entre Rusia y Ucrania después de que Moscú cerrara el paso a los buques uncranianos por el estrecho de Kerch y, de acuerdo a algunos informes, abriera fuego contra la marina ucraniana. Kiev y Moscú han mantenido una relación tensa después de la destitución de un presidente pro-Kremlin en Kiev y la posterior anexión de Rusia de la península de Crimea en el 2014.
Pero si bien el impacto de la acción rusa contra Ucrania es potencialmente de repercusión mundial, ¿podrían las preocupaciones internas de Rusia obligarla a adoptar una postura agresiva?
La economía del país está estancada. Un proyecto de ley que eleva la edad de la jubilación ha resultado impopular entre los votantes y en las elecciones regionales del mes pasado muchos candidatos pro-Kremlin sufireron derrotas. La popularidad del presidente ruso cayó de 77% a 63% desde las elecciones a pesar del éxito incuestionable en la organización del Mundial de futbol según una encuesta del Centro Ruso de Estudios de la Opinión Pública.
“Apoyo en Casa”
Kimberly Marten, profesora de Ciencias Políticas en Barnard College, de la Universidad de Columbia, reflexiona sobre si con el repentino conflicto marítimo en Azov, el presidente ruso Vladimir Putin podría estar “provocando otra crisis internacional con la esperanza de ganar apoyo en casa”.
La idea de que los líderes mundiales puedan tomar decisiones sobre política exterior con base a preocupaciones sobre la popularidad del gobierno es casi inusual: en Estados Unidos, el concepto se conoce como una estrategia de “cortina de humo”, en referencia a la película de Barry Levinson de 1997 que trata acerca de un asesor de la Casa Blanca que contrata a un excéntrico productor de Hollywood para “inventar” una guerra con Albania, transmitirla por televisión, y así distraer al público norteamericano de un escándalo sexual que involucra al presidente Clinton.
Pero con Putin, las acusaciones han sido particularmente persistentes. De hecho, si se compara el primer gráfico de la izquierda que aparece en esta página, parece haber algún tipo de correlación. El cuadro muestra el índice de aprobación de Putin desde el 2007 hasta el más reciente en el 2018, tomado de la agencia de encuestas no gubernamental Levada-Center. Se destacan dos fechas importantes en las que Rusia tomó medidas en cuanto a su política exterior que pueden haber sido motivadas por preocupaciones de popularidad dentro del país: la anexión de Crimea en el 2014 y la invasión de Georgia en el 2008.
En el caso de la anexión de Crimea, es evidente que la popularidad de Putin remontó 20 puntos porcentuales.
El efecto que tuvo la invasión de Georgia en agosto del 2008 es más complicado de discernir: aunque un mes después el índice de aprobación de Putin alcanzó 88%, ya había superado los 80 puntos antes de que ocurriera la invasión.
Aunque Putin no era realmente presidente en agosto del 2008: la constitución de Rusia limita a los presidentes a dos mandatos consecutivos, por lo que se hizo a un lado durante cuatro años y fue reemplazado por su ex primer ministro, Dmitry Medvedev. Y de acuerdo con los datos de Levada-Center, Medvedev recibió los índices de aprobación más altos (83%) el mes después de la invasión.
El efecto también parece evidente cuando se consideran los índices de aprobación para el gobierno ruso en su conjunto, que también alcanzó un máximo de 66% en septiembre del 2008. Posteriormente alcanzaron ese mismo número en septiembre del 2014, sólo unos pocos meses después de que Rusia se anexionara la península ucraniana de Crimea en el 2014.
Putin ha mantenido durante mucho tiempo una reputación de cínico; de hecho, se remonta al primer mandato como primer ministro, al negar las teorías sobre los vínculos del gobierno con los ataques terroristas en 1999 en los que una ola de ataques con bombas destruyó varios edificios de apartamentos en Moscú, Buynask, Volgodonsk y San Petersburgo y causan más de 200 muertos. El gobierno ruso culpó a los chechenos, mientras que éstos achacan los atentados a los servicios secretos rusos.
Esta reputación persiste hasta el día de hoy. Una prueba de ello son las excusas del Kremlin por la presunta interferencia en las elecciones del 2016 en Estados Unidos y el intento de asesinato de un exespía en Inglaterra.
¿Pero puede ser así de simple? Levada-Center es muy respetado a nivel internacional, pero hay límites claros en el valor de las encuestas de opinión pública en un país autoritario como Rusia, donde muchos medios de comunicación están estrechamente alineados con el gobierno. Incluso en sus mínimos, la aprobación de Putin es muy alta para la mayoría de los estándares occidentales.