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El valor del capital humano y del capital intelectual

* ¿Cuánto vale la “personalidad” de una empresa?

* ¿Cuánto vale la “inteligencia corporativa”?

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La confusión entre los conceptos “capital humano” y “capital intelectual” es común, de manera que vale la pena aprovechar este espacio para aclarar sus diferencias y sus puntos de confluencia. Sobre todo, es importante comprender el valor que cada uno de ellos tiene, por separado y en conjunto, para una empresa, para sus colaboradores, para sus clientes y para sus comunidades.

El capital humano está conformado por todos los individuos que conforman una organización y que ejecutan las acciones necesarias para que esa compañía cumpla los objetivos para los cuales fue creada. Su valor económico puede calcularse por el costo de la nómina o por la aportación en dinero que estas personas hacen a la empresa con su trabajo, pero hay más aspectos a considerar en esta reflexión.

Desde una perspectiva puramente monetaria, un ejecutivo comercial tendría más valor que un empleado administrativo porque el primero produce dinero y el segundo no. Sin embargo, sabemos (o debemos saber) que no es así. El valor intangible del capital humano es muy superior porque se trata de la suma de características y cualidades individuales que conforman la fuerza ejecutora y, más importante aún, la “personalidad” de la organización, a falta de un término más exacto para definirla.

“El todo es más que la suma de sus partes” es el axioma aristotélico que ha fundamenta la filosofía de Immanuel Kant y muchas otras corrientes de pensamiento. Es probable que sea la definición más precisa del trabajo en equipo y, por ende, de la esencia verdadera del capital humano.

Por su parte, el capital intelectual es el conjunto de conocimientos, principios y procesos que guían a la empresa hacia la realización de sus funciones de la manera como lo hace y que la distingue entre su competencia. Este capital intelectual puede y debe ser una ventaja competitiva para la compañía en el contexto de su mercado. Hacer las cosas de esa manera específica logra la preferencia de sus clientes, posiciona a la marca y sustenta el prestigio de la empresa.

El capital intelectual es la inteligencia corporativa, por intentar definirla con relativa claridad. Puede tener un valor económico, por ejemplo, en términos de patentes, know-how y manuales de procedimientos. Sin embargo, una vez más, el cálculo de su valor real es imposible porque, ¿cuánto vale la inteligencia, el conocimiento, el dominio de procesos y la capacidad de desempeñarse de una forma específica?

Un colaborador de nuevo ingreso tiene que empaparse del capital intelectual de la empresa para realizar la función para la cual fue contratado, tal como esa empresa se lo indica. Este aprendizaje incrementa su capital intelectual personal con todo lo que es capaz de aprender en su trabajo diario. Al mismo tiempo, ese colaborador enriquece el capital intelectual corporativo con todos los conocimientos que conforman su bagaje personal y que pone al servicio de la compañía a cambio de un salario.

Por otra parte, esa persona enriquece el capital humano de la organización con todo lo que aporta de sí misma a lo que ya existe y, a su vez, recibe la influencia del capital humano al cual se integra y que le sirve como alimento en su desarrollo como individuo.

En otras palabras, entre la empresa y cada uno de sus colaboradores existe un intercambio positivo y continuo en términos de capital humano y capital intelectual, que son independientes de los acuerdos económicos que los vinculan en su relación laboral. Esta retroalimentación constante es uno de los motores que impulsa el crecimiento tanto de las empresas como de los individuos que las integran.

Nunca mejor dicho: el verdadero valor de una empresa no está en sus cuentas bancarias ni en la suma de sus activos, sino en su capital intelectual y su capital humano. Los líderes que asimilen esta verdad estratégica pueden apostar por el éxito de sus empresas a corto, mediano y largo plazo.

Claudio Kandel es director general de DiSí Operaciones Empresariales, SAPI de CV SOFOM ENR. Su amplia experiencia en el ámbito financiero internacional ha consolidado su propósito profesional: atender las necesidades de liquidez de los empresarios para impulsar su desarrollo por ser los principales motores de la economía mexicana.

Con más de doce años de presencia en el mercado, DiSí Operaciones Empresariales (www.disioperaciones.com) es una Fintech mexicana que confía en los empresarios y los apoya con factoraje electrónico y crédito simple para que operen sus negocios con bienestar financiero.

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