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¿Desaceleración o recesión?
En los últimos días se han dado a conocer indicadores económicos que evidencian un menor ritmo de actividad económica en EU, sobre todo en la segunda parte del año.
En los últimos días se han dado a conocer indicadores económicos que evidencian un menor ritmo de actividad económica en Estados Unidos, sobre todo en la segunda parte del año.
La semana pasada, el Bureau of Economic Analysis publicó la primera revisión del Producto Interno Bruto (PIB) de ese país al segundo trimestre del año y la cifra no fue del todo positiva.
Inicialmente se dio a conocer que el PIB del segundo trimestre del año había crecido 2.4%, mientras que la primera revisión arrojó una variación de 1.6%, que aunque resultó mejor de lo que esperaba, el mercado (1.4%) no deja de reflejar una moderación en la actividad productiva de la economía estadounidense.
La cifra tiene varias interpretaciones, por un lado, se ligan ya cuatro trimestres con variaciones positivas, lo que significa que técnicamente la crisis quedó atrás.
Pero, la cifra se compara desfavorablemente con el crecimiento del primer trimestre (3.7%), lo que anticipa un segundo semestre más flojo.
Por otro lado, cuando se analizan los elementos de la demanda agregada se observan algunas tensiones que podrían derivar en riesgos para el crecimiento.
Tanto la inversión como las exportaciones mostraron una desaceleración en el segundo trimestre; sin embargo, llama la atención el escaso dinamismo del consumo, que en el lapso mencionado creció sólo 2 por ciento.
El consumo privado representa cerca de 70% de la economía de EU, por lo que su escasa recuperación significa una menor demanda de productos domésticos y también importados, y es precisamente este punto el que debe de preocupar, ya que el principal canal de transmisión de la recuperación observada hasta ahora en México ha sido el sector externo.
Si bien el conjunto de economías avanzadas han registrado un avance moderado en el segundo trimestre del año, como resultado de una demanda privada débil, las economías emergentes observaron una expansión económica extraordinaria como reflejo de la fortaleza de sus exportaciones y su demanda interna.
China creció 10.3% en el segundo trimestre del año a tasa anual, mientras que Perú se unió al grupo de países emergentes que crece a tasas de dos dígitos al expandirse 10.1% en el mismo lapso.
Hacia delante es previsible una mayor desaceleración de la economía global como resultado básicamente de tres factores:
1) el proceso de recuperación económica inició en el segundo semestre del 2009, lo que implica que la base de comparación será más complicada, 2) algunos países emergentes han empezado a registrar presiones inflacionarias ante una recuperación excepcional, lo que se ha traducido en el retiro de estímulos monetarios y en una expectativa de menor crecimiento económico en el futuro cercano y 3) la persistencia de niveles elevados de desempleo en EU seguirá afectando el gasto en consumo privado en ese país, limitando el proceso de recuperación.
A pesar de la inminente desaceleración económica mundial, difícilmente se puede pensar en una segunda recesión como muchos analistas anticipan.
Más bien, se abre la posibilidad de que se aprueben nuevos mecanismos de apoyo, diferentes a los tradicionales; la propia Fed y el gobierno de Japón empiezan a dibujar nuevos esquemas de estímulo económico.
Más que una recesión, el riesgo es que la economía mundial se entrampe en un largo periodo de crecimiento bajo, para que esto no suceda es importante que se recupere la confianza de los agentes económicos.
*Manuel Guzmán M. es economista en jefe de Ixe Grupo Financiero. Su opinión no representa necesariamente la posición de la institución.
mguzman@eleconomista.com.mx