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Arte e Ideas

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De la cama a la ciencia

El periodista español, Pere Estupinyà revisó cientos de artículos científicos sobre el tema y se sometió, él mismo a algunas pruebas.

Una barba espesa le enmarcaba medio rostro, su cuerpo esbelto y espigado iba envuelto de manera casual, sus dientes descubiertos en amplia sonrisa se hicieron protagonistas poco a poco en un seseo de palabras -muy españolas, ostras-, y es que efectivamente, de no saberlo, cualquiera podría haber imaginado que era un actor y no un divulgador de la ciencia.

Pere Estupinyà es su nombre. Se presentó pensando y hablando de sexo, masturbación, homosexualidad, en alcanzar el orgasmo con yoga, placer y dolor, asexualidad y de todo aquello que le fue posible sintetizar y argumentar con estudios científicos en casi 500 páginas de su libro S=EX², La ciencia del sexo.

Con muchos ojos y orejas atentas al tema -en la presentación de su libro que se realizó en una de las librerias Porrúa-, Estupinyà, alías El ladrón de cerebros, recibió la critica de su texto en voz de otro divulgador, Arnoldo Kraus, quien no se limitó para hacer alabanzas ni críticas:

Me hubiesen gustado unas palabras acerca del sexo en los campos de concentración, de por qué X le gusta a Y en vez de Z, de la nociva epidemia de utilizar viagra o medicamentos similares desde muy tempranas edades, de las nefandas campañas para vender la píldora rosa, de las razones por las cuales las religiones siempre han escogido al sexo como uno de sus principales enemigos y de los memes en el aprendizaje del sexo . Además, otra mínima crítica fue que en este tipo de ensayos el índice onomástico es imprescindible.

Luego Kraus justificó diciendo que lo habían invitado a criticar el libro si no, qué caso tiene mi presencia . Pero esa fue la única parte ruda, en realidad el material editado por Debate recibió muchas flores de parte del mexicano Kraus, porque según él: La ciencia del sexo es un libro joven cuyo destino será pervivir (…) Pere: rascó, hurgó, tuvo comezón, no tomó antihistamínicos, viajó, fue materia de estudio y mostró cuán hambriento es, gracias a eso, La ciencia del sexo pervivirá y la vida del sexo mejorará .

Luego de la crítica, Pere tuvo oportunidad de contestar por qué no abarcó dos temas, uno relacionado con religión –que mencionó Kraus- y otro sobre sexualidad infantil, tema cuestionado por el público asistente. En los dos temas el problema fue que no había suficiente investigación científica para sustentar una argumentación sólida , fue la respuesta.

Estupinyà invirtió tiempo y esfuerzo durante más de un año, periodo en el que revisó cientos de artículos y estudios científicos para lograr reunir, en 18 capítulos, un compendio sobre el gran abanico que representa el sexo. Y con la cualidad más aplaudida, que fue la sencillez de la escritura, el periodista científico cuenta, en el capítulo tres, cómo terminó siendo el primer hombre en la historia en tener un orgasmo bajo el escáner de resonancia magnética funcional.

Lo cito: Cuando Barry (Komisaruk) me explicó que mi misión sería estimularme manualmente bajo un escáner de resonancia magnética funcional que mediría la actividad de diferentes áreas cerebrales mientras yo me excitaba y alcanzaba el orgasmo, le dije que debía pensármelo .

Historias y experiencias como ésta se pueden encontrar a lo largo del libro, el cual le dejó a Pere nuevas ideas para su relación de pareja.

elizabeth.ruiz@eleconomista.mx

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