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¿Cuánto tiempo podrá aguantar México sin acuerdos concretos con Trump?

Gerardo Flores Ramírez / Ímpetu Económico
Ayer, la presidenta Sheinbaum declaró que después de la llamada que sostuvo con el presidente Donald Trump, el miércoles de la semana pasada, 16 de abril, no hay mayor avance en el tema de los aranceles para el acero y aluminio, así como tampoco en el caso de los aranceles que recaen para la industria automotriz.
Conforme transcurre el tiempo, se hace más evidente que en esta negociación con el nuevo gobierno de Estados Unidos, sin duda asimétrica, el gobierno de México se encuentra en una posición de negociación francamente débil, que hace que sus posturas públicas -y privadas- en ese proceso, desde el punto de vista de la contraparte, el gobierno de Trump, sean poco creíbles.
¿Por qué son poco creíbles? Por un lado, porque el impacto para la actividad económica de un descarrilamiento de los crecientes flujos de comercio exterior es mucho mayor para México que para EUA. En nuestro caso, el valor de nuestras exportaciones equivale a poco más de 43 por ciento del PIB de México, mientras que el valor de las exportaciones de EUA con relación al PIB se ubica en apenas un 11 por ciento. Es decir, un choque a los flujos de comercio exterior le pega prácticamente 4 veces más a México que a EUA, con relación al tamaño de sus respectivas economías.
Por otro lado, las finanzas públicas de México no están en condiciones para pensar en la instrumentación de un plan de estímulos para la economía, pues como bien se sabe, el último año del gobierno del presidente López Obrador prácticamente fue una borrachera de apoyos sociales con fines evidentemente electorales, que junto con el descontrolado gasto en las mega obras de su sexenio, ocasionaron que el déficit en la finanzas públicas se ampliara de manera significativa de forma tal que el gobierno debió incurrir en un endeudamiento de poco más de dos billones y medio de pesos solamente durante 2024. Hoy, México no cuenta con el suficiente margen de maniobra para impulsar una política fiscal que tenga por objeto apoyar a la economía a enfrentar el choque externo.
Así que el gobierno de EUA sabe que entre más se tarde México en querer llegar a un arreglo con relación al tema arancelario, más desesperado estará y en consecuencia, puede llegarse al extremo de que se terminen por aceptar condiciones comerciales totalmente desfavorables para México. En el mismo sentido, entre más se tarde México en anunciar algún conjunto de medidas específicas de represalia, que hagan que ciertos sectores económicos o regiones de EUA en particular resientan medidas restrictivas a sus exportaciones hacia nuestro mercado, menos efectividad tendrán para la fecha en que el gobierno de la presidenta Sheibaum se decida a recurrir a ellas.
Por lo pronto, Bank of America dio a conocer ayer cuál es su pronóstico para el desempeño del PIB de México para 2025 y 2026 en el contexto de inestabilidad que padece el mundo en estos días. La proyección es que el PIB tendrá una caída de 0.2% en 2025 en comparación con el de por sí ya anémico desempeño de 2024, y para 2026, la estimación es que apenas se crecerá a una tasa anual de 1.0%. De darse este escenario, la economía mexicana crecerá a una tasa promedio anual de apenas 0.40% durante los primeros dos años de la administración Sheinbaum, un desempeño por demás pobre.
A diferencia de México, China sí tiene a su alcance algunas medidas que le podrían ayudar a equilibrar el poder de negociación con EUA, y con ello, hacer más creíble una postura de aparente paciencia frente a los desplantes arancelarios del presidente Trump. Para empezar, su gobierno cuenta con el margen para instrumentar un paquete de estímulos que le permitan fortalecer el mercado interno y así hacer frente al choque externo derivado de la disputa arancelaria con EUA.
Así que por el lado de México, es muy probable que las llamadas telefónicas entre la presidenta Sheinbaum y el presidente Trump pronto dejen de ser “muy productivas”, pero áridas, y se conviertan en una nueva fuente de tensión, principalmente por las pocas fichas de negociación con las que realmente cuenta México. ¿Qué tanto aguantará esa fama de haber enfrentado supuestamente a Trump con efectividad?
*El autor es economista.

