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¡Somos felices!
¿Resultan confiables los resultados que arrojan las encuestas en diversos temas?
Una encuesta recién dada a conocer reveló que ocho de cada 10 mexicanos afirman ser felices, lo cual, si se toma a la ligera, podría llevar a conclusiones equivocadas.
Es difícil decir a quién puede ser de utilidad este resultado, o cómo rayos interpretarlo para mejorar las cosas, que a juzgar por el tono de las protestas sociales recientes, deben andar bastante deterioradas. Ni qué decir de la confianza de la sociedad, o la credibilidad de unos hacia el resto de sus congéneres. El capital social del país, así interpretado, anda por los suelos, por lo que de nueva cuenta extraña el resultado de tal encuesta. Seguramente dentro de la muestra no hay nadie que pertenezca al sector informal de la economía, aunque la encuesta sobre desocupación revele que casi dos terceras partes de la población económicamente activa pertenecen a ella.
Tampoco deberá haber en la muestra ninguno de los que según el Coneval se encuentra en condiciones de pobreza, mucho menos de los que están en condiciones de pobreza extrema.
El resultado también sorprende, al comparar el porcentaje que dice ser feliz, con todos aquellos que revelan, para otra encuesta, haber sido víctimas de algún hecho delictuoso y con el hecho de que solamente un pequeñísimo porcentaje de delitos se denuncia, se persigue menos de la mitad de los que se denuncian y se castiga a un porcentaje realmente ridículo de delincuentes.
Según datos del Banco de México, el crédito al consumo registró el año anterior una muy reducida tasa de crecimiento, lo que nos podría indicar que un elevado porcentaje de todos aquellos que acceden al crédito está sobreendeudado, o se encuentra en el límite. El crédito a la vivienda está prácticamente detenido, más el destinado a la vivienda de interés social; las grandes cadenas comerciales se quejan del reducido crecimiento de sus ventas, que en términos reales ha sido negativo en varios meses y la venta de automóviles nuevos no ha podido recuperar la marca que alcanzó en el periodo de bonanza, antes de la gran crisis de las hipotecas.
Hablando ahora por la profesión de los entrevistados, es difícil que alguno sea maestro, aunque sí puede haber muchos abogados, a quienes nunca les falta algo de dónde hacer negocio.
Otros que también podrían estar en la muestra son quienes se dedican a administrar las áreas de compras de las empresas y organizaciones, quienes también hacen de las suyas y se pasean como Paco por su casa, sin que nadie les diga nada; es más, sin que nadie los señale. Seguramente al observar esta encuesta, muchos legisladores se sentirán motivados para posponer indefinidamente la votación de las leyes anticorrupción, ya que si no hay quien se queje, para qué actuar. Como dicen en el norte, para qué lo arreglas si no está descompuesto.
Con este resultado, la gran pregunta que muchos se harán es si resultan confiables los resultados que arrojan las encuestas en diversos temas, como el empleo, los salarios, el ingreso, o simplemente la confianza del consumidor. Sabemos de antemano que casi la generalidad de las personas en México miente cuando se le pregunta cómo se encuentra; rara vez dice que mal. Así las cosas, no nos queda nada que afirmar que en México estamos mal, pero todos muy contentos.