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Que no se nos olvide: “46.8 millones de pobres”

El presidente López Obrador dice estar contento con los resultados en la reducción de la pobreza, es cierto que hay avances, pero en los cuatro años de su gobierno se logró reducir la pobreza sólo en 5.1 millones de personas, a este paso, tardaríamos casi 40 años en eliminarla y en el caso de la pobreza extrema, no sólo no disminuyó, sino que hubo un aumento, sus programas sociales no le llegaron a la gente más pobre.
Los resultados de estos cuatro años de gobierno son positivos en lo referente al aumento de los ingresos personales, debido al aumento al salario mínimo, el impacto de los programas sociales y la remesas, pero no hubo avance, e inclusive hubo retroceso, en salud, educación, vivienda y acceso a servicios públicos básicos.
El principal problema, ademas de los bajos ingresos familiares, es la tremenda desigualdad de oportunidades entre los jóvenes de ingresos altos y medios y los que viven en pobreza. La movilidad social en nuestro país se ha acabado, quien nace pobre muere pobre y tiene escasas posibilidades de salir de la pobreza.
La única forma de sacar a la gente de la pobreza y lograr mayor igualdad es con un trabajo bien remunerado y garantizando los derechos sociales a toda la población, por lo que, mientras no logramos que el salario mínimo sea suficiente para salir de la pobreza e igualemos el acceso a salud, educación, vivienda digna y servicios públicos, no hay posibilidad de reducir la desigualdad y eliminar la pobreza.
Para aumentar los ingresos familiares hay que continuar con los aumentos al salario mínimo hasta que sea suficiente para cubrir las necesidades básicas de una familia y complementar esta política con una estrategia para incorporar, a través de incentivos, la economía y el empleo informal a la formalidad.
Por otro lado, para garantizar el acceso parejo a la educación, salud, vivienda y servicios públicos, es necesaria una reforma fiscal que aumente en cuando menos 50% los ingresos públicos. El Estado mexicano no cuenta con los recursos suficientes para garantizar a toda la población las mismas oportunidades y mientras no contemos con más recursos, será imposible avanzar en la solución del problema de la desigualdad social. López Obrador pudo posponer la reforma fiscal, porque se gastó todas las reservas y fondos que se tenían y está dejando una herencia de compromisos de gasto público que obliga a una reforma.
Si bien los resultados de la última encuesta del Inegi (2022) señalan una disminución en el número de pobres, la realidad es que el avance es insuficiente y no debemos aceptar que un país que es la decimocuarta economía del mundo y vecino del país más rico del mundo, tenga 46.8 millones de pobres y 9.1 millones de personas que viven en extrema pobreza.
México es uno de los países en donde la diferencia del ingreso nacional entre el capital y el trabajo es más desproporcionada, donde el gobierno tiene uno de los ingresos y gastos más bajos en relación al PIB y en donde las desigualdades son mayores. Si queremos evitar un choque social y recuperar la unidad nacional, lo primero que tenemos que hacer es comprometernos a eliminar la pobreza y reducir las desigualdades, mientras no lo logremos, hablar de unidad es un discurso hueco para dejar las cosas cómo están.

