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Opinión

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México incursiona en negocio de hemoderivados con Genbio

En torno a la sangre y sus derivados hay un segmento de mercado muy poco conocido pero que tiene un interesante potencial conforme ha ido avanzando la tecnología para aprovechar en particular el plasma que circula en el organismo humano. En México, este nicho de negocio de la salud genera ventas por unos 2,000 millones de pesos anuales y es abastecido por empresas extranjeras altamente especializadas en fraccionamiento de plasma.

Entre las empresas que desde hace unos 15 años vienen cubriendo el suministro de hemoderivados en México están las alemanas Baxter, Octapharma, la española Grifols y la australiana CSL.

Ahora, la noticia es que una empresa mexicana está entrando en forma decidida a este nicho de negocio. Hablamos de Genbio, que será el brazo biotecnológico de Grupo Somar, encabezado por José Miguel Ramos, cuyo equipo trabaja ya ante Cofepris en los registros de sus primeros hemoderivados.

Lo interesante es que serán productos biotecnológicos, que deberán autorizarse como medicamentos, que saldrán de la primera planta fraccionadora de plasma en México y la más grande de América Latina.

Esta planta ubicada en Chalco, estado de México, fue recién inaugurada por el titular de Cofepris, Mikel Arriola, y evidentemente la idea es que destaque por su volumen de producción. En el mundo -nos explica José Miguel Ramos- existen acaso unas 20 de estas plantas, y en la región hay otras dos pero de capacidad muy limitada. Una de Argentina, en la Universidad de Córdova, con capacidad de 30,000 litros anuales. Otra muy pequeña en Cuba con capacidad de 5,000 litros. Pero ambas nada tendrán que hacer frente a la de Genbio cuya capacidad será para fraccionar 300,000 litros de plasma anualmente.

Se entiende que a dicha planta llegará el plasma recolectado de los hospitales de los institutos de salud y ahí se fraccionará para sacar distintos derivados. Aunque parezca extraño, es algo similar a lo que se hace con el refinamiento del petróleo para sacar la gasolina. Quizá podemos decir que la planta de Genbio será como una refinadora de plasma. Suena curioso pero a eso llegamos con el avance de la medicina hoy en día

Entre los medicamentos resultantes de esta planta de Genbio estarán la albúmina, que se utiliza para atender a personas con quemaduras; los factores VIII y IX, necesarios para el tratamiento de la hemofilia, así como la inmunoglobulina, para padecimientos como esclerosis múltiple, síndromes de Kawasaki y Guillain-Barré, Alzheimer y diversas imunodeficiencias.

Punto importante: el aprovechamiento del plasma y sus derivados no está regulado en México, pero con esta planta, Grupo Somar -una de las 10 principales compañías farmacéuticas de capital mexicano- está implícitamente urgiendo a que se camine en legislar al respecto.

Ya hay hecho todo un trabajo en Cámara de Diputados donde los legisladores ya están sensibles en el tema del plasma y la importancia de regular por primera vez este segmento de mercado, es decir el aprovechamiento del plasma y sus derivados.

Aquí el aspecto que deberá definirse es la opción de la comercialización del plasma o que se permita pagarle al donador. A la fecha hay 4 ó 5 países en el mundo que permiten la compra-venta de plasma, entre ellos Estados Unidos con toda una industria en este sector con más de 2,000 centros de plasmaféresis, muchos en la frontera, donde literalmente compran plasma humano.

Hasta hoy los hospitales en México no han tenido los mecanismos para aprovechar el plasma, pero con la planta de Genbio –que ha traído a México tecnología de última generación mediante un socio americano para poder hacerlo- se entiende que ya no tendrán que mandarlo a incinerar como desecho tóxico, sino que podrán venderlo, permutarlo o intercambiarlo, dependiendo como lo permita la ley.

@maribelrcoronel

mrcoronel@eleconomista.com.mx

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