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Opinión

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La crucial importancia de la educación física en México

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Antonio Domínguez Sagols

En un contexto donde la tecnología y la vida sedentaria ganan terreno, la educación física emerge como un pilar fundamental en las escuelas mexicanas. Más allá de promover la actividad física, este artículo explora cómo esta disciplina no solo contribuye a la salud física, sino también al desarrollo cognitivo y emocional de los estudiantes.

En México, se asigna solo una hora a la semana de educación física para nivel primaria y dos horas para secundaria, lo cual, va en contra de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que aboga por un promedio de una hora diaria de actividad física para niños, niñas y adolescentes. Este déficit en el tiempo dedicado a la actividad física puede tener consecuencias significativas en diversos aspectos de la salud, incluyendo el estado físico, la salud cardiovascular, la salud ósea, los resultados cognitivos, la salud mental y la reducción de la obesidad.

La Alianza Global Active Healthy Kids (AHKGA) llevó a cabo una evaluación comparativa de la actividad física de niños y adolescentes en 57 países. Los resultados revelaron calificaciones generales deficientes a nivel mundial, destacando la preocupante falta de actividad física en estas poblaciones. A pesar de este panorama desafiante, se identifican algunos países que destacan, como: Dinamarca, Finlandia, Eslovenia y Japón, sirviendo como ejemplos a seguir para abordar y mejorar la actividad física en el ámbito global.

La psicología positiva, que es la ciencia de la felicidad, ha logrado demostrar que el ejercicio genera endorfinas, elevando así los niveles de bienestar en el ser humano. Cuando se fomenta la actividad física en una escuela, los niveles de concentración y rendimiento escolar tienden a incrementarse.

La obesidad infantil está en aumento constante, según cifras de UNICEF, la proporción de niños y niñas mayores de cinco años con sobrepeso u obesidad en México es de uno de cada tres, lo que implica una amenaza para la salud de las futuras generaciones. La educación física no solo combate este problema al fomentar el ejercicio regular, sino que también establece hábitos saludables que perduren a lo largo de la vida.

Si no se toman medidas para aumentar los niveles de actividad física, los costos continuarán incrementándose. Además, promover el deporte ayuda considerablemente en la reducción delictiva de las comunidades, ya que los índices de violencia disminuyen notablemente.

Los padres de familia debemos exigir en las escuelas de nuestros hijos aumentar el número de horas de educación física. Los maestros debemos promoverla también en beneficio de la salud de nuestros alumnos, la disminución en los índices de violencia y el rendimiento escolar. Los cambios no caen del cielo; Somos los ciudadanos activos y participativos quienes al entender un problema podemos unidos exigir un cambio. Si eres padre o maestro, ¿qué esperas para pedirlo?

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Antonio Domínguez Sagols

Director General de Fundación Azteca de Grupo Salinas

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