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Opinión

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América Latina ante los ?retos de parálisis económica

Las expectativas de crecimiento no son satisfactorias.

América Latina, particularmente los países más grandes, tuvo su época de vacas gordas antes de la crisis financiera global que empezó en el 2008. Se beneficiaron del auge de la demanda de materias primas, principalmente alimentos y petróleo caro. Ahora el deterioro de los precios de las materias primas se suma a la caída del precio del petróleo.

Las expectativas no son satisfactorias para América Latina. El Banco Interamericano de Desarrollo estima que el crecimiento económico para el periodo 2015-2017 será -en promedio- de sólo 2.7%, nivel muy por debajo de 4.7% promediado durante el periodo 2003-2008. Este parón afectará a la política y a la sociedad.

Ante esta situación, el BID acude a recomendar el viejo recetario de las instituciones financieras internacionales, consistente en elevar los ingresos, aumentar la eficiencia del gasto público y reducir las ayudas sociales a los que viven en la pobreza. El BID argumenta que en varios países el valor de las transferencias han aumentado hasta 40% del ingreso neto de los hogares... Debería ser de una magnitud razonablemente modesta, no superior a 20 o 25 por ciento .

Como ya ha sucedido en otras ocasiones, estas medidas chocan con una realidad en la que los ingresos no son suficientes: el gasto público tiene mucho de contenido clientelar, los apoyos sociales a la población pobre son una forma de aliviar un problema estructural de desempleo y falta de educación, además del fenómeno lacerante de la desigualdad: 10 de los 15 países más desiguales del mundo son latinoamericanos.

Las medidas que fomentan el crecimiento económico son las únicas que permiten iniciar una salida a los problemas, además de superar el anclaje ideológico de la resignación de una austeridad involuntaria y permanente.

Las movilizaciones populares adquieren una importancia creciente y se orientan a rechazar el empeoramiento. Y es que si bien hay algunos avances sectoriales, incluso algunos espectaculares, el problema de fondo para la población es que hay un deterioro del ingreso real por habitante, además de fenómenos sociales como la emigración del campo a la ciudad o hacia el extranjero. De manera notable la violencia narcotizada.

En los países de América Latina, la oscilación ideológica es en gran medida entre formas de dictadura y anarquismo, izquierda o derecha. Falta el centro político. La prudencia, que es enemiga de los extremos, es la respuesta civilizada.

Ante su propia crisis, varios gobiernos latinoamericanos, como son Argentina, Brasil, Venezuela y Nicaragua, han acudido a los créditos que ofrece China, que no tienen el condicionamiento que exigen instituciones como el Banco Mundial. China está logrando una influencia en la región congruente con su consolidación como potencia mundial.

Los problemas básicos de la región sólo serán resueltos si logramos un crecimiento más alto. El estancamiento inercial no es la solución y es una piedra en el camino. La fórmula viable no está en modelos matemáticos sino en un conjunto de medidas que logren el desarrollo en el tiempo disponible y dentro de la democracia. Lograr congruencia entre tiempos, medios y fines. No bastan acciones repetidas del pasado.

Se necesita integración, modernización, mejor infraestructura y más capitalización. Además, urgen multiplicadores de productividad y estrategias de desarrollo productivo. Sólo un dato comparativo: la productividad de Polonia o Turquía duplica la media de América Latina.

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