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Trump-Musk, la relación de la temporada
El presidente Joe Biden alertó la noche del miércoles sobre una especie de colonización de la democracia por parte de una oligarquía tecnológica.

Donald Trump y Elon Musk en imagen del 19 de noviembre, en Brownsville, Texas.
Cada vez son más dueños de todo, desde el acceso al espacio hasta los medios con que los terrícolas se informan, y ahora el presidente saliente Joe Biden advierte que una nueva generación de oligarcas estadounidenses aliados de Donald Trump podría arrasar con la propia democracia.
Biden utilizó su discurso de despedida a la nación para transmitir un mensaje sorprendentemente oscuro: que un país que siempre ha reverenciado a sus empresarios ahora puede estar a merced de ellos.
"En Estados Unidos está tomando forma una oligarquía de extrema riqueza, poder e influencia que literalmente amenaza toda nuestra democracia, nuestros derechos y libertades básicos", dijo Biden.
El presidente también alertó sobre el "posible ascenso de un complejo industrial tecnológico", refiriéndose a los titanes de Silicon Valley que están detrás de los avances transformadores en inteligencia artificial y robótica.
No se mencionaron nombres, pero sus blancos eran claros: hombres como Elon Musk, la persona más rica del mundo, que rodea al entrante presidente republicano.
La presencia de los superricos en la política no es nueva ni se limita a Estados Unidos.
Figuras empresariales también han entrado en la política de la India o la China comunista. Pero Lorenzo Castellani, profesor de historia en la Universidad Luiss de Roma, dice que Estados Unidos tiene tradiciones oligárquicas peculiares.
"No creo que sea justo comparar a Musk con los oligarcas de los regímenes autoritarios. Creo que, en cambio, encaja en una tipología histórica muy estadounidense, como los barones ladrones que aparecieron en la escena política a fines del siglo XIX y principios del XX", dijo.
“Puntos débiles”
Castellani afirma que la aparentemente férrea alianza entre Trump y Musk puede tener dos puntos débiles fatales. En primer lugar, "ambos tienen un ego enorme" y "las probabilidades de que se generen fricciones a largo plazo son altas".
En segundo lugar, algo más profundo: la base electoral de Trump quiere menos inmigración y más aislacionismo, mientras que Musk y el "complejo industrial tecnológico" tienen visiones globales, incluso interplanetarias.
"Una de las preguntas más interesantes de esta nueva administración", manifestó Lorenzo Castellania, "será ver si esta convivencia perdurará o no".