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Rebeldes sin causa en Japón apoyan rescate
Desde que su dueño, Tomohiro Narita, supo que su pueblo natal, Sendai, había sido arrasado por el terremoto y tsunami del 11 de marzo, el negocio quedó relegado a la tarea de llevar ayuda a las devastadas comunidades a 320 kilómetros al norte.
Tokio. EN ALGÚN lugar detrás de las cajas de sopa instantánea, agua embotellada y estufas de propano de la distribuidora de motocicletas Puerta Fantasma, se encuentra una fila de motocicletas de lujo. Pero un letrero que reza Estacionamiento exclusivo para motos Harley-Davidson , es el único signo visible de que se trata de un negocio en operación.
Desde que su dueño, Tomohiro Narita, supo que su pueblo natal, Sendai, había sido arrasado por el terremoto y tsunami del 11 de marzo, el negocio quedó relegado a la tarea de llevar ayuda a las devastadas comunidades a 320 kilómetros al norte.
El desastre sin precedentes, que dejó un saldo de 28,000 muertos o desaparecidos y 154,000 damnificados, ha inspirado una respuesta de ayuda también sin antecedente. La Cruz Roja de Japón recolectó 1,300 millones de dólares en cuatro semanas, eclipsando los donativos tras el terremoto de 1995 en Kobe.
El gobierno desplazó a 100,000 efectivos del Ejército y evalúa ofertas de ayuda de 130 países y 1,500 organizaciones de asistencia en todo el mundo. En todo Japón, los ciudadanos reúnen ropa y distribuyen alimentos en 2,000 albergues.
Pero el esfuerzo de Narita, conocido como El Subterráneo, ocupa un nicho especial. Ha organizado a muchos de los clubes de motociclistas del país y evidentemente está enfocado a los anarquistas, a los que no confían en el gobierno ni hacen donativos a la Cruz Roja.
En un mes, el grupo de Narita ha enviado el equivalente de 250,000 dólares en comida, medicinas y gasolina a las áreas más afectadas.
La hermandad de motociclistas está integrada por hombres que alcanzaron notoriedad como combatientes callejeros, drogadictos y miembros de pandillas motorizadas, y quienes, superaron esa etapa, alcanzaron la sobriedad y se transformaron en padres de familia responsables. Muchos dicen que ésta, su primera incursión en la filantropía, ha tenido recompensas insospechadas.
Estoy lleno de gratitud , dice Narita, por la generosa respuesta de muchas gente que respondió a su llamado de ayuda a la población. Necesitaría toda una vida para compensar por toda la ayuda que hemos recibido .