Lectura 3:00 min
En cónclave, las voces progresistas serán débiles
La política vaticana se rige conservadoramente desde hace mucho y buscará la elección de un nuevo director.

Ciudad del Vaticano. El día en el que la Santa Sede anunció la fecha del cónclave en el que se elegirá al próximo Papa, Alessia Nizzi apiló algunos ejemplares de pasta dura en la sección religiosa de una gran librería cerca del Vaticano. Indicó que el trabajo más reciente del jubilado Papa, Benedicto XVI, se vendía bien, pero no tan rápida o consistentemente como los del fallecido Arzobispo de Milán, Carlo Maria Martini.
La sabiduría y la visión del mundo del jesuita progresista e ideológico opuesto a Benedicto XVI, reunida en obras como El Profeta y El Profeta del Diálogo, siguen siendo muy populares entre los católicos fuera de los muros del Vaticano. Pero, dentro de la Capilla Sixtina, donde mañana iniciará el cónclave para elegir al nuevo Papa, Martini está esencialmente olvidado y sus ideas son extrañas. Ninguno de los cardenales en el cuarto está cerca de tener credenciales progresistas y quienes apenas tienen un indicio de su orientación ideológica carecen de los números necesarios para ejercer influencia alguna.
No hay ningún Martini , expuso Robert Mickens, un experto en el Vaticano para el semanario católico The Tablet, de Londres.
Pero, a decir verdad, tampoco hubo un Martini la última vez. El centro de gravedad político de la Iglesia se desplazó hacia la derecha desde hace mucho y el gigante italiano del Colegio de Cardenales perdió, de mala manera, contra el titán conservador Joseph Ratzinger en las elecciones del 2005. Como Benedicto XVI, el exvigilante de la doctrina eclesiástica acomodó a 66 de los actuales cardenales electores; 49 fueron nombrados por su alma gemela ideológica y predecesor, Juan Pablo II. El electorado resultante no parece ser susceptible a ningún candidato progresista.
La tradicional línea de fractura dentro de las batallas ideológicas de la Iglesia son las reformas instituidas por el Segundo Concilio Vaticano de la década de 1960. Éste aún puede ser el caso de los católicos en Estados Unidos y alrededor del mundo, muchos de los cuales están convencidos de que la Iglesia debe seguir el espíritu modernizador del Segundo Concilio Vaticano en territorios tabú como control de la natalidad, el fin del celibato del clero y la ordenación de mujeres . Pero dentro de la jerarquía, especialmente en el cónclave, dichas ideas no serán titulares. Ninguna de éstas ha surgido en las más de 100 intervenciones de los cardenales dentro de las reuniones previas al cónclave, de acuerdo con las actualizaciones oficiales del Vaticano y filtraciones no oficiales a la prensa italiana.
En su lugar, la reforma de esta semana ha tenido más que ver con un extraño espectro sobre estar adentro o afuera que con ir a la izquierda o a la derecha. Las diferencias dentro de la Capilla son cuestiones de énfasis sobre quién quiere a un pastor y quién quiere a un director, quién quiere proteger a la Curia romana y quién quiere limpiar la casa.
Haz clic en la imagen para ampliarla
