Cambiar el paradigma de comprar hoy y pagar después (I)

(Primera parte de dos)

En el mundo actual se nos ha acostumbrado a comprar hoy y pagar después.

Casi todas las campañas publicitarias lo mencionan de una manera explícita, por ejemplo:

• Pague hasta en 18 meses sin intereses.
• Compre en noviembre y empiece a pagar en febrero.
• Gran feria de crédito: Lleve el auto de sus sueños sin pagar comisión por apertura.
• Abonos chiquitos, para pagar poquito .

Las facilidades de pago son una alternativa que se nos ha puesto muy al alcance -demasiado, diría yo desde hace mucho tiempo. Forman ya parte de nuestra cultura; es más, mucha gente no puede comprar de otra manera.

Incluso, por ejemplo, cuando hablamos con algún amigo o con nuestra pareja nos terminan aconsejando: ¡Anímate! ¡Cómpralo! Ahorita hay una promoción a meses sin intereses .

En este sentido, comprar así es algo casi natural, que mucha gente hace de manera automática, sin pensar demasiado.

El problema es que esto significa adquirir una deuda, lo que implica que en los meses siguientes tendremos que distraer parte de nuestro ingreso para pagarla, lo cual nos limita para otras cosas.

En otras palabras: estamos comprometiendo nuestro flujo de efectivo futuro, nuestra capacidad de ahorro.

Gusto o necesidad

Por otro lado, las técnicas de marketing y publicidad actuales están diseñadas para que nosotros deseemos tener algo. Mereces consentirte , nos dicen muchos anuncios. Mereces consentir a mamá , o a papá, según la época del año.

Es decir, compramos hoy para pagar después cosas que no necesitamos, que no tienen nada que ver con nuestras metas y objetivos financieros o de vida, sino con deseos que pueden ser pasajeros. Yo los llamo distractores, porque nos alejan de lo que verdaderamente queremos lograr en la vida. Y cuando nos percatamos de ello, por lo general suele ser demasiado tarde.

Quiero aclarar antes de continuar que comprar hoy y pagar después no necesariamente es malo.

Por ejemplo, muchos de nosotros tenemos que hacer uso del crédito hipotecario para poder tener una vivienda propia, que para muchos sí es un objetivo muy claro. Pero son pocas las metas de vida que pueden alcanzarse haciendo esto.

Cambiar el paradigma

Debemos ver las cosas de una manera distinta. Debemos acostumbrarnos como sociedad a pagar para poder disfrutar después. Esto es un concepto muy poderoso: es la clave del ahorro.

¿Cómo hacerlo? Lo primero, y más importante, como lo he dicho muchas otras veces, es tener claros nuestras metas y objetivos de vida, saber qué es lo que verdaderamente queremos.

Una vez que tenemos nuestras metas claras, lo que sigue es irlas pagando muy poco a poco, en comodísimas mensualidades (particularmente las metas de más largo plazo). Es decir:

• Estamos pagando desde hoy el tener un retiro cómodo, por ejemplo. Tenemos muchísimos años para hacerlo si comenzamos desde jóvenes, lo cual implica que no cuesta demasiado ni nos distrae de otros objetivos.
• Desde hoy le estamos pagando la universidad a nuestros hijos.
• Vamos a ir pagando nuestro próximo coche (es como pagar la mensualidad pero sin un crédito de por medio).

Pagar por el futuro

Entender esto es muy importante. Reitero: es el mismo concepto, pero visto de manera distinta, pues no estamos ahorrando. Estamos pagando algo que queremos lograr en el futuro.

Algo que de verdad nos importa, que es una prioridad. Y además lo estamos haciendo mucho más barato y sin preocupaciones.

Ya hemos hablado de lo que significa pagarnos primero a nosotros mismos . Pero es más poderoso decir: Pagar primero aquello que más nos importa .

Más que a nosotros mismos, en realidad estamos pagando algo que queremos y que es muy importante. El ahorro no tendría sentido de otra manera.

Por eso es tan indispensable tener muy claras nuestras metas de vida y por eso insisto tanto en esto, ya que muchas personas, en mi experiencia, no saben qué es lo que verdaderamente quieren.

El ahorro es fundamental, pero no es suficiente. ¿De qué estoy hablando? No se pierdan la segunda parte.

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