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SIQAL detona las denuncias laborales: en tres meses recibió más que en tres años, afirma Salafranca
El SIQAL recibe en promedio 170 quejas diarias y ya permitió concluir 4,365 casos.

Foto: Alejandro Salafranca, titular de la Unidad de Trabajo Digno de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS).
El recién creado Sistema de Quejas y Accidentes Laborales (SIQAL) se convirtió en apenas tres meses en la mayor vía de comunicación directa entre los trabajadores y la autoridad laboral, al registrar 12,884 denuncias, una cifra que supera por amplio margen las 8,000 recibidas en los últimos tres años por todos los canales tradicionales, reveló en entrevista con El Economista, Alejandro Salafranca, titular de la Unidad de Trabajo Digno de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS).
Salafranca explicó que el SIQAL nació para ofrecer a la ciudadanía una herramienta “ágil, fácil y amable” que permitiera reportar accidentes laborales y denunciar incumplimientos en materia de condiciones de trabajo, salud y seguridad, así como violaciones en contratos individuales o colectivos. El funcionario destacó que, más allá del volumen inédito de denuncias, el sistema está demostrando una capacidad única para transparentar el proceso y ofrecer seguimiento puntual al denunciante, algo que, afirma, “no había pasado nunca”.
De acuerdo con el funcionario, el SIQAL recibe en promedio 170 quejas diarias y ya permitió concluir 4,365 casos. De estos, 3,232 derivaron en una inspección del trabajo, lo que implica que el 71% de las denuncias atendidas han sido sólidas y fundadas. El resto fue canalizado a otras autoridades competentes o archivado por falta de datos suficientes, principalmente por la imprecisión en el domicilio de los centros de trabajo.
El flujo masivo de denuncias empieza a revelar patrones: la mayoría corresponde a incumplimientos en condiciones generales de trabajo, como pago de salarios, horas extras o aguinaldo. Los temas de seguridad y salud representan un porcentaje menor y la materia menos denunciada hasta ahora es capacitación. En el caso de accidentes, el SIQAL permitió identificar 88 eventos que, en algunos casos, no habían sido reportados ni al IMSS ni a la Secretaría, a pesar de que existe una obligación normativa de hacerlo.
Un elemento central del sistema es su capacidad para evitar discrecionalidad. Salafranca subrayó que cada denuncia se evalúa mediante filtros que permiten descartar casos infundados y sostener solo los que presentan elementos verificables. “El SIQAL recoge ampliamente las quejas, pero solo investiga lo que tiene materia”, afirmó. Esto, aseguró, también envía un mensaje de seriedad hacia los empleadores al garantizar que las inspecciones se detonan sobre hechos verificables y no por simple sospecha o rumor.
El crecimiento del sistema plantea un reto institucional sin precedentes. Si el flujo de denuncias se mantiene, Salafranca anticipa que el SIQAL podría generar la mitad de todo el programa anual de inspección, desplazando prácticas tradicionales como el muestreo aleatorio o la planeación basada únicamente en modelos predictivos. “Significa tener mucha puntería —dijo— porque cada denuncia trae un lugar concreto donde revisar: un accidente, una omisión de pago, una falta de equipo de seguridad”.
Aunque los datos muestran una tendencia exponencial, el funcionario reconoce que aún es temprano para proyectar si este ritmo se sostendrá o si se moderará una vez que se disipe el “efecto llamada” por el lanzamiento de la plataforma. También anticipa una “maduración” natural por parte de los usuarios, quienes aprenderán a proporcionar información más precisa y completa, lo que podría elevar aún más la calidad de las denuncias.
Salafranca propone una fecha: junio de 2026. Para entonces, dice, la STPS tendrá la primera fotografía completa sobre el verdadero alcance del SIQAL. Si la curva sigue al alza, México podría estar revelando un iceberg de incumplimientos que antes no llegaban a la autoridad. Si se estabiliza, podría confirmarse que el sistema absorbió un rezago histórico y comenzó a regularizar el flujo de denuncias.
Por ahora, lo que el funcionario considera “incontrovertible” es que el SIQAL abrió un nuevo canal de vigilancia laboral —“una catapulta de información”— que permite a la autoridad afinar la supervisión y evitar molestias innecesarias a las empresas que sí cumplen, al tiempo que amplifica la voz de millones de trabajadores que, hasta antes de este sistema, tenían pocas vías para denunciar violaciones en su centro de trabajo.




