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Las estaciones de carga son el principal reto de los vehículos eléctricos en México
México ya tiene usuarios convencidos de los vehículos eléctricos, pero la adopción no escala porque 86% identifica la falta de carga en carretera como la principal barrera, muy por encima del promedio global (32 por ciento).

Estación de carga de vehículo eléctrico. Foto:
La electrificación del transporte ya tiene una base de usuarios en México, pero el país todavía no tiene la infraestructura para que esa adopción escale. La Global EV Driver Survey 2025, realizada por la Asociación Noruega de Vehículos Eléctricos, integró respuestas de 27,534 conductores de vehículos eléctricos en 30 países e incluyó por primera vez a México.
De acuerdo con el estudio, 92% de los conductores mexicanos coincide en que el cambio climático es un problema muy grave. Además, 61% cree que México necesita nuevas políticas e incentivos para incrementar las ventas de vehículos eléctricos, por encima de 46% del promedio global. El freno principal no está en la política, sino en la carga.
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Para México, la principal barrera es la falta de oportunidades de carga en carretera (86%), muy por encima del promedio global (32 por ciento). En el mundo, el obstáculo dominante siguen siendo los “mitos” sobre los vehículos eléctricos (77% global), mientras que en México esa variable pesa menos (50 por ciento).
“Mientras que a nivel global el principal obstáculo para adoptar un VE sigue siendo la persistencia de mitos y desinformación, en México la conversación toma otro camino, uno de los principales retos en el país es la falta de oportunidades de carga en carretera”, de acuerdo con el estudio.
Pagos con tarjeta y señalización
Los resultados de la encuesta muestran que la mayoría de usuarios mexicanos se preocupa por cómo saldrá la carga en viajes largos y que planifica dónde cargar antes de manejar con niveles de acuerdo muy superiores a los del promedio global. Esta es una señal de que, para muchos, conducir un VE en México todavía exige “pensar antes” lo que en un auto de combustión suele ser automático, salir y resolver el combustible en el camino.
El estudio también apunta a un paquete de condiciones mínimas que los conductores están pidiendo al ecosistema de carga. Una de ellas es la estandarización del pago. En México, una mayoría contundente está totalmente de acuerdo con que se debería poder pagar con tarjeta bancaria directamente en el cargador, en un entorno donde las apps, registros y sistemas cerrados siguen agregando fricción. Otra demanda masiva es la señalización carretera. Los usuarios mexicanos apoyan que las estaciones de carga tengan señales viales “como las gasolineras”.
En paralelo, el estudio muestra que México aún no vive el tipo de “estrés” de saturación que ya aparece globalmente. La mayoría reporta que rara vez o solo ocasionalmente hace fila en cargadores rápidos; y, aunque existen fallas (cargadores fuera de servicio al intentar cargar) la fotografía dominante no es la congestión, sino la cobertura. Más que “llegué y había cola”, el problema es “no sé si habrá dónde cargar”.
Buena experiencia de usuario
La experiencia de usuario, sin embargo, es mayoritariamente positiva una vez que alguien entra a la electromovilidad. El estudio muestra niveles muy altos de satisfacción con ser propietario de un VE, con una mayoría en “muy satisfecho” y otra en “satisfecho”, y porcentajes mínimos de insatisfacción.
Esa satisfacción convive con un dato importante. En México, sólo 26% de los encuestados reporta que en su hogar solo hay vehículos eléctricos, frente a 48% global. Es decir, incluso los usuarios de vehículos eléctricos dependen de un segundo auto (o un respaldo) que les permita cubrir escenarios donde la carga se vuelve incierta.
Ahorro le gana a precio
El estudio también captura los motivos de compra de los autos eléctricos en México. El factor dominante son los ahorros, 63% eligió un VE por menores costos de energía, por encima del 45% global.
Otros factores como el interés en nuevas tecnologías (31%), los beneficios ambientales locales (21%) y menores costos de mantenimiento (21%) aparecen como razones secundarias. El “precio competitivo de compra” figura con menor peso, lo que refuerza la idea de que el cuello de botella no es solo financiero, sino de infraestructura y experiencia.
El estudio muestra que, en México, la adopción de un vehículo eléctrico no está condicionada por el precio ni por la aceptación del usuario, sino por la ausencia de una red de carga que permita usarlo con la misma libertad que un auto de combustión. Los conductores valoran los ahorros, reconocen la urgencia climática y reportan una experiencia positiva, pero siguen tratando al vehículo eléctrico como un vehículo “planificado”, limitado por la incertidumbre en carretera.


