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Cómo elegir un auténtico bacalao para la cena navideña y evitar fraudes

En temporada decembrina, el bacalao es uno de los productos más buscados —y más sustituidos— en el mercado. Esta guía explica cómo identificar bacalao auténtico, reconocer señales de calidad y comprar sin engaños para Navidad.
En México, pocas cenas concentran tanta carga simbólica como la de Nochebuena, y pocos ingredientes generan tanta expectativa como el bacalao. El bacalao no solo es un plato: es un proceso que comienza desde la compra. Justamente ahí está el problema. Cada diciembre, el aumento en la demanda convierte al bacalao en uno de los productos más vulnerables a la sustitución, con pescados más baratos que se venden bajo el mismo nombre.
Elegir un bacalao auténtico no es una obsesión, sino una decisión informada. Afecta el sabor final del platillo, el comportamiento del guiso en la cocina y, por supuesto, el precio que se paga. Saber qué mirar —y qué preguntar— marca la diferencia entre una tradición bien ejecutada y un fraude silencioso.
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Qué es el bacalao auténtico
En la cocina navideña mexicana, el bacalao se refiere al bacalao salado, un pescado blanco que ha sido conservado mediante salazón y que debe desalarse antes de cocinarse. Su carne es firme, de fibras definidas, y tiene la capacidad de absorber los sabores del jitomate, el aceite de oliva, las aceitunas y las alcaparras sin deshacerse.
El problema surge cuando el término “bacalao” se usa de forma genérica. En temporada alta, otras especies de pescado salado —más económicas y de textura distinta— se ofrecen como si fueran bacalao, como el cazón, alterando por completo el resultado del platillo.

Bacalao noruego
1. Leer la etiqueta: el primer filtro
Cuando el bacalao se compra empacado, la etiqueta es la primera herramienta del consumidor. Un producto confiable debe indicar claramente que se trata de bacalao, especificar si está salado o desalado y detallar condiciones de conservación.
Las descripciones ambiguas como “pescado salado”, “filete tipo bacalao” o “estilo bacalao” son señales de alerta. También conviene desconfiar de presentaciones excesivamente uniformes o filetes perfectos: el bacalao auténtico suele venderse en lomos o trozos irregulares, no en cortes genéricos.
2. Cómo reconocer un buen bacalao a simple vista
En mercados y pescaderías, donde el bacalao se vende a granel, la inspección visual es clave. El color debe ser blanco marfil, sin manchas oscuras, zonas verdosas ni puntos amarillentos pronunciados. La superficie debe verse seca y firme, con sal visible, pero sin humedad excesiva.
Un bacalao que luce “sudado”, demasiado mojado o con brillo anormal puede indicar mala conservación. El aroma también es decisivo: debe oler a pescado limpio y salado, nunca a rancio ni agrio. Si el olor genera duda, lo mejor es no comprar.
3. La textura no miente
La firmeza es una de las grandes virtudes del bacalao auténtico. Al tacto, no debe sentirse blando ni quebrarse con facilidad. Esa estructura es la que permite que, después del desalado y la cocción, el pescado mantenga su forma dentro del guiso.
Los sustitutos suelen comportarse de manera distinta: se deshacen, sueltan demasiada agua o pierden consistencia al cocinarse, lo que afecta directamente la textura del bacalao a la vizcaína y otros platillos tradicionales.

Bacalao noruego
4. El precio como señal de advertencia
El bacalao es un producto caro, especialmente en diciembre. Su importación, procesamiento y alta demanda elevan el precio de forma natural. Por eso, un bacalao excesivamente barato debe encender alertas.
Cuando el costo está muy por debajo del promedio del mercado, es probable que no se trate de bacalao auténtico. En estos casos, el ahorro inicial suele traducirse en una mala experiencia en la cocina y en la mesa.
5. Dónde comprar con mayor seguridad
Los supermercados ofrecen mayor trazabilidad gracias al etiquetado, aunque no están exentos de errores. Las pescaderías tradicionales pueden ser una excelente opción si se trata de establecimientos con buena reputación, alta rotación de producto y condiciones visibles de higiene y refrigeración.
Preguntar no es exagerado. Saber qué especie es, cómo debe conservarse y cuánto tiempo lleva en venta es parte de un consumo responsable, especialmente cuando se trata de un ingrediente central en la cena navideña.



