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Estudiantes del Cinvestav en riesgo de abandonar sus posgrados
Son 16 los programas de posgrado del Cinvestav afectados. “Con esta incertidumbre el trabajo de muchos investigadores se frena, pero más allá, hoy muchos jóvenes se están desilusionando de las carreras científicas, están pensando en no seguir preparándose”, denuncian.

Cinestav.
La formación de capital humano en ciencia es relevante para México para pensar soluciones y generar conocimiento de ciencia básica y de frontera, sin embargo, en los últimos años se ha vivido incertidumbre para este gremio. A pesar de que se pensaba que con la llegada de una Presidenta científica esto podría mejorar sustancialmente, todavía no se ha podido registrar ese cambio de paradigma con respecto a las actividades científicas en el país.
Un ejemplo son los 125 estudiantes de los programas de maestría y doctorado del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav), de las unidades Zacatenco, Guadalajara, Saltillo, Mérida, Querétaro, sede Sur y Monterrey, quienes desde enero se quedaron sin beca de manutención. Esto pone en riesgo la continuidad de sus estudios de posgrados y los proyectos de investigación en los que trabajan.
Hasta septiembre de 2023 todos los estudiantes que ingresaban a un programa de posgrado del Cinvestav recibían una beca de manutención por el Consejo Nacional de Ciencias y Tecnología (Conacyt), sin embargo, hubieron modificaciones estructurales y presupuestales, por lo que el Conacyt con H , ya no otorgó al Cinvestav todas las becas que requería.
A manera de paliativo, el Cinvestav instauró el programa de becas Sep-Cinvestav que cubría el vacío, pero se generó una segregación aleatoria de los estudiantes del Cinvestav en dos poblaciones: los beneficiarios de las becas Conacyt y los de las becas Sep-Cinvestav.
El problema es que para los segundos, las reglas han cambiado constantemente, se les dijo que para maestría amparaban un periodo de hasta 24 meses, con un pago mensual equivalente a 4.5 UMAs, y las becas de doctorado eran de 6.0 UMAs por hasta 48 meses. Estas becas contaban además con una actualización anual de las UMAs y los pagos se realizaban los primeros días de cada mes, sin embargo, en enero de 2024, se les informó que debían solicitar nuevamente la beca y que ahora se entregaría a través del programa de becas Elisa Acuña.
Pero ahora en 2025 ya no cuentan con el apoyo, pues las becas Elisa Acuña dejaron fuera al Cinvestav en sus Reglas de Operación publicadas en el Diario Oficial de la Federación, el 21 de febrero pasado. Ante este ir y venir, este grupo de estudiantes solicitan a su institución, , a la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (Secihti), a la SHCP, y a la Comisión de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Cámara de Diputados, que a todos los estudiantes de posgrado, se les otorgue la beca de manutención de Conahcyt, hoy Secihti.
No es una beca, es nuestro trabajo
El Economista entrevistó a becarios del Cinvestav, para proteger su identidad cambiamos los nombres. Rocío investiga en el departamento de computación y explica que las becas en realidad son como un sueldo para ellos, “como tal nosotros ya concluimos nuestra carrera, sabemos que una opción es salir y trabajar con la industria, pero otros elegimos seguir estudiando y preparándonos en diversas áreas de la ciencia”.
Dijo que las becas se les otorgan cada mes y equivaldría a lo que les pagarían en un trabajo, pues lo utilizan básicamente para manutención, “con eso vivimos, muchos pagamos la renta, transporte, comidas, todo para mantenernos, incluso algunos ayudamos a nuestras familias, damos gasto, compramos medicamentos, otros son foráneos, se mueven de sus estados, hasta de sus países y hoy están varados”.
Platica que en su laboratorio hacen computo de alto desempeño, por ejemplo, ella desarrolla su tesis sobre integrales multidimencionales, muy utilizadas en el campo científico y lo que está intentando es que estas operaciones se hagan en el menor tiempo posible, pues la ser muy complejas, tardan días en resolverse. “Yo trato de traducir eso a horas o minutos, pero si no tengo el beneficio de la beca no sé si podré concluir mi tesis”.
Ella asegura que con esta incertidumbre el trabajo de muchos investigadores se frena, pero más allá, “hoy muchos jóvenes se están desilusionando de las carreras científicas, están pensando en no seguir preparándose, se promete algo y no sucede. Lo que queremos es que nos paguen a la brevedad y que el Conahcyt (ahora Secihti), sea quien otorgue las becas, porque desde la SEP se nos ha estado frenando, de esta manera hemos tenido mucha incertidumbre”.
No somos alumnos, somos profesionales
Para Ricardo, del Centro de Investigación sobre el Envejecimiento, es importante que la gente sepa que esto es un trabajo profesional, “que dejen de vernos como alumnos, porque estamos ejerciendo la investigación, ofreciendo tiempo y capital intelectual a cambio de un pago de manutención por dichas actividades, que son un trabajo”.
Dijo que tienen incertidumbre constante sobre pagos y la alternativa de trabajar en otros lugares es inviable, pues las distintas investigaciones requieren de tiempo completo y a la vez, los empleos en la industria son demandantes. “Desde mi experiencia, tengo que costear renta, comida, transporte, pagar mis tarjetas, muchos colegas han sacado prestamos, esto es difícil”.
Asegura también que esto desincentiva a que más gente quiera hacer ciencia “y es contrastante pues generar conocimiento también es una necesidad. Mi inconformidad más allá de las instituciones, es sobre la dificultad y falta de respuestas claras y alternativas que favorezcan el ecosistema científico. El ejercicio científico sin duda está atravesando una crisis en el país”.
Ricardo trabaja con memoria y envejecimiento, el está entendiendo qué es lo que ocurre en el cerebro en esta etapa de la vida, pero más allá de su línea de investigación, asegura que el Centro es un espacio de nueva formación con un impacto enorme “porque las poblaciones están envejeciendo a ritmos acelerados, además de la expectativa de vida, que genera dudas sobre las nuevas condiciones, esto hay que entenderlo y probablemente este sea el único centro que hay en el país enfocado formalmente al estudio del envejecimiento”, pero hoy su capital humano está en peligro.
Recalca que la queja no es hacia una institución específica o un fondo, sino más bien se trata de una búsqueda de respuestas claras en conjunto en pro de la ciencia, que haya comunicación directa entre instituciones, autoridades e investigadores. “Hoy queda solo esperar, buscar un segundo trabajo, o en el peor de los casos desertar, por eso esperamos que los pagos se otorguen eficientemente, que haya presupuesto, pedimos ayuda”.