Le llueve sobre mojado a la CNT

Como si la semana pasada no hubiera sido de olvido para la CNT por el conflicto con una productora independiente, la noche del jueves durante la función inaugural de la temporada de actividades 2011, en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, los asistentes pasaron de la expectación al desencanto.

Los millones invertidos en el remozamiento de la sala no salvaron el estreno del montaje de la clásica obra de Anton Chéjov, El jardín de los cerezos, montaje dirigido por el director artístico de la Compañía, Luis de Tavira, sino al contrario, fueron esos sofisticados y nuevos aparatos tecnológicos, sobre todo la novedosa consola de iluminación a la que llaman "el robot", la que dio en el traste al espectáculo.

Desde el primer acto (de los cuatro que tiene la obra, cada uno con una duración aproximada de 45 minutos), el mencionado aparato enloqueció iluminando el recinto con irregularidad y como muchos asistentes apuntaron puntualmente: "parecía que estábamos adentro de una disco".

Casi al final de este mismo acto la luz se apagó por completo causando la inquietud e incredulidad de los asistentes, incluso del propio Philippe Amand, iluminador que adquirió el artefacto.

A la iluminación enloquecida habría que añadir otro detalle que tiene que ver con la acústica del recinto. Como en toda sala de alta calidad, no se amplifica el sonido de los actores con micrófonos, se apela a su entrenada habilidad para impostar la voz.

Sin embargo, la acústica de la sala descollaba más de afuera hacia adentro, es decir se impedía el libre flujo de las voces de los actores en la sala pero, por el contrario, el recinto parecía por momentos transmitir un coro de estornudos, bisbiseos, una que otra trompeta nasal y varias sorderas de mocos.

La isóptica que se presumió en días recientes también fue inoperante. Aunado a esto, tal vez por cuestiones similares, fallas técnicas, los entreactos se alargaban casi 20 minutos. Al parecer la CNT y los técnicos del recinto tuvieron poco tiempo para ensayar el uso de un sistema que desconocían y los resultados estuvieron a la vista.

Mención aparte merecerá en este periódico el aspecto artístico, es decir la resolución dramática de la obra de Chéjov, El jardín de los cerezos, que mostró a una actriz avasallante, Julieta Egurrola, y unos recursos escénicos muy imaginativos y ambiciosos.

La CNT se enroló la semana pasada en una serie de declaraciones con la productora independiente, Andrea Salmerón, quien reclamaba la devolución de un cheque que no le había sido devuelto desde hace más de 6 meses, cuando terminó temporada la obra que produjo para la CNT, Zoot Suit.

EISS