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Las técnicas de animación artesanal no morirán: Rita Basulto
La eminencia del stop motion en México, ganadora de cuatro premios Ariel e involucrada en la creación del Pinocho de Del Toro, señala que esta manera de hacer cine carece de grandes presupuestos y vías de apoyo congruentes con sus particularidades.

La creadora. Izquierda, Rita en su clase magistral. Abajo, creando el corto Tío y escena de Lluvia en los ojos.
Rita Basulto (Guadalajara, 1973), la artista mexicana con mayor trayectoria en animación especializada en stop motion, arte y fotografía, ganadora de cuatro premios Ariel e integrante de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMPAS), en Estados Unidos, estuvo presente en el festival Vibrart 2023, evento artístico y cultural que tuvo lugar en la sede principal del Tecnológico de Monterrey, en la capital regiomontana. Impartió una clase magistral personalísima, sobre su premiada trayectoria y uno de los proyectos más importantes en los que ha participado, Pinocho, de Guillermo del Toro.
“Pinocho fue un boom para las técnicas de animación, aunque éstas ya se vienen haciendo desde hace mucho tiempo, de hecho, el cine se empezó haciendo stop motion, los famosos 24 cuadros por segundo”, dice, y asegura que esta técnica ha sobrevivido y lo seguirá haciendo, aun con las dificultades para financiar al cine de animación en el país.
“Pinocho es una producción estadounidense, con nada menos que un director mexicano, pero en México no se ha podido levantar un proyecto de stop motion parecido, a Guillermo le llevó años, aún con Oscar, conexiones en Hollywood y una productora chingona. Es un cine muy especializado”, comparte en entrevista para El Economista.
¿Peligra el stop motion?
La artista plástica es contundente al ser cuestionada sobre si peligran las técnicas de animación como las que ella domina. “Venga y vaya la tecnología, a mí nunca me ha movido el dinero, lo que me mueve es levantarme cada mañana y hacer este tipo de cosas mucho más artesanales, como yo hay más personas, así que difícilmente pasará”.
Comparte que es como cuando toda la gente pensaba que al llegar los programas de diseño se iban a perder los trabajos en acuarela y carboncillo, pero, por ejemplo, en el último de sus cortos (Humo) que por cierto estará compitiendo en junio en el Festival Internacional de Cine de Animación de Annecy, en Francia, Rita demuestra todo lo contrario: ha dado vida a personajes basados en estas técnicas artísticas, porque son parte fundamental de la diversidad de técnicas no solo que permite sino que exige el buen cine en stop motion.
En Pinocho, Rita fungió como coordinadora de la segunda unidad de cámara y trabajó en la pintura de los icónicos conejos negros de la cinta. Ese trabajo colaborativo encabezado por Guillermo del Toro, dice, es el ejemplo de la vigencia de la técnica. “Lo hizo a la vieja usanza, con una técnica arcaica, pero con nuevas tecnologías, y mira que se usó tecnología de punta”.
También comparte que tal vez la decisión al final la va a dictar la industria, pero asegura que existen creadores y públicos que no responden a esa industria, por lo que seguirá existiendo el arte hecho a mano en el cine. “A pesar de que ahora pude colaborar en Pinocho y que está muy padre colaborar en proyectos tan hermosos como éste, no me considero parte de la industria”.
Las nuevas generaciones
Aprovechando que el encuentro fue con estudiantes, preguntamos a Rita sobre su pronóstico para las nuevas generaciones y si seguirán interesadas. Asegura que a pesar de lo que se dice, hay un notable interés en la juventud por seguir explorando las posibilidades de la animación.
“Me escriben cantidad de estudiantes buscando una oportunidad, mandando sus perfiles. Yo hago todas mis cosas, pero trato de involucrarme con ellos. Incluso se acercan a ti sin esperar alguna remuneración y con ánimo de aprender buscan un lugar, pero tampoco se trata de eso, es difícil encontrar espacios. Se tienen que buscar y que sean remunerados”.
Recuerda que el espacio ideal para el aprendizaje hoy en México es El Taller del Chucho, en Zapopan, Jalisco, donde se están haciendo muchas capacitaciones en todas las áreas, por ejemplo “vino la productora de Pinocho, el director de animación y el programador; hay cursos para profesionales, pero también para niños”.
Dice que ahí se capacita gente en rubros como estructuras, animación, producción, diseño de personajes, ilustración. Ahora hay licenciaturas que vienen muy bien, reconoce, porque hasta hace poco no había nada, “todo era autoformación”, y con todas estas licenciaturas probablemente van a venir personajes a la capacitación formal en México.
Sin embargo, Rita asegura que lo más importante de animar es “tener algo que decir”, que lo relevante no es lograr el movimiento sino el mensaje, por eso lamenta que haya pocos guionistas especializados en animación. “Hoy en día tenemos contenidos muy malos para la animación, y es que es un área difícil, tienen muchas características, no tiene que ser una réplica de cine de ficción, sino la animación vista desde la propuesta experimental, con nuevas formas de contar las cosas”.
La animación necesita apoyo
Basulto comparte que en México sigue siendo muy difícil el tema económico para la producción de los trabajos de animación.
“Necesitamos apoyos y que no quiten los que están”, señala. “Yo he tenido la suerte de que varios de mis proyectos han tenido el apoyo del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine), pero la verdad es que las carpetas para hacer animación son más complejas que para hacer cualquier otra área”.
Hace hincapié en que el cine de animación no goza de los grandes presupuestos que otros proyectos fílmicos pueden lograr más fácilmente, ni la vida es tan glamurosa para este arte con especialidad. Por ejemplo, menciona, “un sueldo de director es austero, anda en los 8,000 pesos al mes. La vida es cara y por eso muchas veces a la par, que no debiéramos, tienes que trabajar en proyectos alternos sin que pare tu cortometraje”.
La artista opina que también es importante buscar apoyo en la iniciativa privada, pues con el aumento de recortes al Programa de Jóvenes Creadores, antes Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), esto se vuelve imposible. Aunque asegura que dependerá del proyecto, pues no en todos se puede “tirar una coca cola” en medio de la escena, pero hay cosas que sí se prestan.
Otra alternativa, comparte finalmente, es “presentar tu pitch” durante los festivales a los productores. “A veces ellos jalan y levantan tu proyecto, dependiendo de qué tan interesante sea. Si te acercas a los festivales y te acercas a todos estos ´pitcheos´, puedes conseguir recursos para tu proyecto o sumarte al ofrecer tu talento”. Esa es otra de las facetas fundamentales de ser cineasta de animación.
Rita Basulto ha sido premiada en México:
- “El octavo día de la creación” (2001) – Ariel al Mejor Cortometraje de Animación
- “Desierto adentro” (2009) – Ariel a Mejores Efectos Especiales
- “Lluvia en los ojos” (2014) – Ariel a Mejor Cortometraje de Animación
- “Zimbo” (2016) – Ariel al Mejor Cortometraje de Animación
Competirá con los mejores
En junio próximo, Basulto llevará su reciente cortometraje, Humo, al Festival Internacional de Cine de Animación de Annecy, el encuentro de su tipo más grande del mundo. En él confluye toda la amplitud de técnicas de animación posibles, desde el stop motion y el 3D hasta el video mapping y los videojuegos. Su trabajo fílmico formará parte de la selección oficial en competencia junto con casi 40 cortometrajes de animación de todo el mundo.