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Gomorra: Una historia sin héroes ni esperanza
Gomorra, la versión fílmica del libro de Roberto Saviano es un desgarrador retrato de la mafia.

Si el libro resulta escalofriante por ser puros hechos y datos impresionantes, sin drama exagerado, la película dirigida por Matteo Garrone da el otro lado de la historia: las desgracias individuales, las pequeñas historias detrás de los U$500,000 millones que genera la Camorra, la mafia napolitana.
El libro es un gran documental que se lee como una novela. La película es una ficción disfrazada de documental. No es la típica película de gangsters donde los criminales son héroes trágicos tipo El padrino o Scarface. Aquí no hay héroes, sólo víctimas.
El filme sigue cinco tramas que desnudan a la mafia. En tres de ellas el crimen es un sangriento juego de niños. La primera es la de Totó, un niño de 13 años que trabaja repartiendo las mercancías de la abarrotería de su madre, en un barrio donde la delincuencia es parte de la experiencia cotidiana.
Totó es reclutado por la Camorra como vigía: para él, un juego con sus amigos. Pero las cosas se complican cuando uno de sus compañeros, un niño de su edad, decide unirse a una banda rival. El desenlace, con Totó siendo cómplice de un asesinato, es el mejor resumen de la desgracia de crecer en medio del crimen.
En otra trama, Ciro y Marco, dos adolescentes obsesionados con Scarface, juegan a ser maleantes. Jugando llegan demasiado lejos cuando roban armas pertenecientes a la pandilla local. Su sueño de ser mafiosos hollywoodenses tendrá un final terrible.
Otra historia sigue a Franco, empresario del manejo de residuos relacionado con la Camorra, que utiliza pozos, viejas presas y canteras agotadas como basureros tóxicos. Cuando sus trabajadores (muchos de ellos inmigrantes africanos ilegales) se niegan a seguir trabajando con los desechos, Franco recluta en las comunidades locales: niños no mayores de 15 años dispuestos a ganarse unos cuantos euros... a cambio de la muerte lenta y dolorosa de la intoxicación radioactiva.
No es una película sencilla, es mucho más fácil seguirla si se ha leído antes el libro de Saviano. Pero es una obra trascendente. Especialmente en el México contemporáneo tiene resonancias a las que no deberíamos hacernos sordos.