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Compró su papelería tras 57 préstamos
Doña Graciela es cliente de Came, primera sofipo en acudir a la Bolsa a solicitar financiamiento y que cobra una tasa promedio mensual de 2.5%.
El pasado 29 de octubre, directivos de la sociedad financiera popular (sofipo) Came daban el timbrazo en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), con motivo de su segunda emisión de certificados bursátiles por 200 millones de pesos de un programa autorizado por 1,000 millones de pesos; la entidad, dirigida por Federico Manzano, es la primera financiera del sector de ahorro y crédito popular en recurrir a esta clase de financiamiento.
En la actualidad, Came, con 23 años de existencia, es la segunda sofipo (de 45) más grande del país, brinda atención a más de 375,000 clientes en 229 sucursales, sus activos rondan 2,300 millones de pesos y al cierre del 2015 contaba con una cartera de crédito de 1,858 millones de pesos.
Con estos números, la sofipo analiza ser entidad bancaria y competir directamente con Banco Compartamos, el gigante de las microfinanzas en México; sin embargo, todo esto no sería posible sin las historias que hay detrás de sus clientes, de los cuales 75% son mujeres.
Allá en Valle de Chalco
Valle de Chalco es un municipio perteneciente al Estado de México, cuenta con cerca de 360,000 habitantes y muchas de sus calles todavía no están pavimentadas. Para llegar al centro de la Ciudad de México, los pobladores de dicha localidad tienen que hacer un recorrido que puede llegar a durar hasta tres horas.
En ese municipio, que por lo regular es conocido por temas de violencia, Graciela López Méndez tiene su papelería, con la cual consigue el sustento para sus tres hijos, pues cuenta con el mínimo apoyo del padre de éstos.
López Méndez es una de los 375,000 clientes de Came. Desde hace 17 años se acercó a esta microfinanciera para conseguir financiamiento con el objetivo de conseguir recursos para su trabajo, el cual en ese entonces consistía en vender zapatos por catálogo.
A la fecha, doña Graciela ha solicitado poco más de 51 préstamos bajo la metodología grupal de esta sofipo, donde todos los acreditados deben responder por uno en caso de que falle. Gracias a su buen historial en la entidad, López Méndez ahora puede obtener préstamos de hasta 40,000 pesos.
Son 16 pagos semanales por crédito y se me da un incentivo mientras cumpla y no tenga alguna falta en mis pagos; además, se me otorga una ganancia del ahorro que realizó (...) Entonces, al final se paga muy poco de interés , comentó López Méndez en una visita que realizó este medio a su local, aunque lo cierto es que la tasa de interés promedio que cobra Came actualmente es de 2.5% mensual.
Hace un año, Doña Graciela comenzó con la aventura de su papelería gracias al financiamiento del que dispone; sin embargo, no es su única actividad, pues también es parte del comité del grupo acreditado de Came y se encarga de registrar los pagos de las personas pertenecientes a éste, el cual, además de estar sujeto a las reglas de la sofipo, también cuenta con su reglamento interno: las microfinanzas en su máxima expresión.
Se le preguntó cómo convence a una persona para que sea parte del grupo de acreditados, a lo que respondió: Otras entidades financieras han robado a la gente; sin embargo, el prestigio dentro del grupo ha ayudado a que se corra la voz. Yo he metido a personas que están a gusto con todos los integrantes, que son 43 personas .
Doña Graciela se tiene que ir a su reunión semanal del grupo de acreditados; contó a este medio que su meta es poner otras papelerías. Además, detalló la historia de sus tres hijos, de los cuales la mayor estudia la carrera de Ingeniería Geofísica en la UNAM y se levanta a las 4 de la mañana para ir a la escuela.
Ya me siento una mujer independiente, le doy un buen ejemplo a mis hijos; ya no dependemos de otra persona para salir adelante y, además, les enseño a ahorrar , concluye López Méndez.
Este reportero sale de la papelería de doña Graciela y se topa en la acera de enfrente con una sucursal de Finsol, una microfinanciera que compite directamente con Came en esta zona, lo que no es novedad, pues este tipo de entidades abundan en localidades donde la pobreza es una condición común; sin embargo, no todas llegan al mercado bursátil.