Política económica en tiempos difíciles

Con los gobiernos de Reagan en Estados Unidos y de Thatcher en Inglaterra se inició el neoliberalismo en casi todo el mundo. Su esquema era desmantelar la participación del Estado en la economía. Y produjo descalabros sobre todo en los países subdesarrollados, en donde se combinó el desplante ideológico con la inexperiencia. Así, abundó la desregulación, las privatizaciones, la centralización y la restricción del gasto público, que afectó la formación de capital y el desarrollo social.

Ahora en Estados Unidos vuelve la medicina supuestamente correctiva. Dice el economista, James Galbraith, en una caracterización del gobierno restrictivo de Trump: “Los primeros recortes a Medicaid bajo el proyecto de ley presupuestaria de los republicanos provocarán miles de muertes prematuras en EU, ya que las personas perderán su cobertura médica, los hospitales rurales cerrarán y las residencias de ancianos se verán limitadas. Pero los recortes en sí mismos son el resultado directo del alarmismo bipartidista sobre el déficit y la deuda”.

La importancia política y económica de Estados Unidos explica su unilateralismo en las decisiones globales y su actual guerra de aranceles, vulnerando el sistema comercial multilateral. Pero también han surgido polos de poder que lo cuestionan y limitan. Es el caso de los BRICS que representan 35% del PIB mundial y en cuyo eje está China. El resultado de estas confrontaciones es que hay una influencia hostil en el comercio, las inversiones, la tecnología y las finanzas. El poder como árbitro.

En América Latina, tres países importantes, Brasil, Colombia y Chile, para este año tendrán un crecimiento económico promedio de sólo 2.5% que es un nivel de estancamiento. Pero peor están Venezuela y México, que tendrán crecimientos de 0.6 y 0.2%, respectivamente. El caso venezolano es patético, ha expulsado a un tercio de su población. México, por su interdependencia con Estados Unidos, se ve afectado por la imposición de aranceles sólo aliviado por prórrogas.

La región latinoamericana se caracteriza por el estancamiento económico, la frustración social y el caos político. Ante esta realidad, China ha canalizado importantes recursos de crédito e inversiones a la región. En mayo de este año, China dispuso de 9,000 millones de dólares para apoyar proyectos de infraestructura y energía. Conceptualmente China se mueve para apoyar a “una comunidad global de futuro compartido”.

El gran reto para los países de América Latina es avanzar con inversión productiva y redituable, pública y privada, así como la inversión en capital humano. Asociado a ello una macroeconomía estable y una microeconomía competitiva. Para la primera está la política de banca central independiente y para la segunda las políticas de desarrollo productivo.

La región latinoamericana se caracteriza por el estancamiento económico, la frustración social y el caos político. Ante esta realidad, China ha canalizado importantes recursos de crédito e inversiones a la región.