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Opinión

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Piñas coladas, en la Riviera de Gaza

Fausto Pretelin Muñoz de Cote | Globali… ¿qué?

En las próximas horas se cumplirán 84 años de la llegada de Hannah Arendt a Nueva York. El barco zarpó de Lisboa el 10 de mayo de 1941. Era una mañana agradable y según el parte meteorológico la temperatura no superó los 19.6 grados centígrados.

Durante 10 años el barco Guiné tuvo una ruta fija entre Lisboa y Cabo Verde. Todo cambió en mayo de 1941. A medida que las conquistas de la Alemania nazi y sus aliados lograban disminuir las rutas de huida en Occidente, escribe Thomas Meyer en el libro Hanna Arendt. Una biografía intelectual (Anagrama), el American Jewish Joint Distribution Committee (JDC), con sede en Nueva York, empezó a fletar barcos con más frecuencia.

Uno de ellos fue el Guiné, en el que llegó Hannah Arendt, junto a 189 pasajeros, el 22 de mayo de 1941. Atracó en el muelle 9 del puerto de Stapleton, en Staten Island.

A Hanna Arendt la define su compromiso sobre la causa judía y su participación directa en la salvación de niños y jóvenes frente al nazismo.

Desde su inteligencia filosófica y su sensibilidad frente a la brutalidad humana nacieron sus reflexiones que hoy podemos leer y releer. Su primera gran obra fue El origen del totalitarismo, publicada en inglés en 1951.

El silencio también puede ser agresivo. La comunidad internacional ya es equidistante e indolente frente a la desacomplejada actuación del gobierno de Netanyahu en la Franja de Gaza.

Algunos funcionarios del gobierno y el propio Netanyahu no dejan nada a la imaginación. Uno de ellos es el fundamentalista religioso Bezalel Smotrich, ministro de Finanzas.

Su trabajo consiste en crear estigmas sobre toda una población; no logra ser discrecional al separar a los terroristas de la población infantil. Todos son bestias; todos son animales.

Ayer, por primera ocasión, Francia, Reino Unido y Canadá dieron un golpe en la mesa frente al concupiscente comportamiento de Netanyahu. Los tres le criticaron su “odioso lenguaje”.

De manera paralela, 22 países (sin incluir México), pidieron a Netanyahu que deje entrar ayuda humanitaria a Gaza a través de la ONU.

La diplomacia internacional necesita presentarse frente a Netanyahu.

¿Netanyahu y Smotrich habrán leído a Hanna Arendt?

Voces y plumas como las de Isaac Katz y Ezra Shabot necesitan llenar su silencio de ruido.

Fue claro, los terroristas de Hamás tendrían que ser llevados a la Justicia por los actos que cometieron el 7 de octubre de 2023, pero Israel es una democracia y no merece ser gobernada por un personaje que desea vaciar la Franja de Gaza para ofrecer piñas coladas a Elon Musk.

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Fue profesor investigador en el departamento de Estudios Internacionales del ITAM, publicó el libro Referéndum Twitter y fue editor y colaborador en diversos periódicos como 24 Horas, El Universal, Milenio. Ha publicado en revistas como Foreign Affairs, Le Monde Diplomatique, Life&Style, Chilango y Revuelta. Actualmente es editor y columnista en El Economista.

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