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Detectar el absurdo en el repertorio
Mariano Espinosa Rafful | Siempre hay otros
Todo ha ido mejorando, se preocupa por nada. Laurent Seksik
En el recuento necesario de las tempestades sin aviso previo, insalvables que no tengan consecuencias en 2027, a pesar de la memoria corta de algunos actores del reparto político en México, cuando la realidad es superior hasta a la imaginación o los deseos de una democracia que está evolucionando en el mundo.
Veracruz es el ejemplo más claro de lo que se deja de hacer, y el rescate es inminente el próximo año, ésta y otras de las 17 entidades donde habrá elecciones para gobernador, con la despiadada avalancha de equidad en la designación y asignación de candidaturas, mujeres y hombres que tendrán que ver con los dirigentes y los segundos en la estructura, con más peso en Morena, hacia donde pegar de carreras.
La lista es notable en la cámara de diputados, pero el senado también se ha convertido en las últimas décadas, en un notable trampolín, para regresar a los estados de origen, aunque casos como los jarochos, votaron por quien no nació ahí, ni dio beneficios a la vista en su vida pública, corta además.
Campeche es otra joya de esa corona, pero de espinas, hay un jaloneo por la silla del cuarto piso en la calle 10 del centro histórico abandonado hoy, porque los pleitos más que intestinos son de egos, entre quien decide a la vita de todos y quien sabemos mueve los hilos para el encarte de los posibles, dentro de un movimiento que supera la ficción, con un dirigente estatal que ha sobrepasado el tiempo del encargo.
Bien dicen que nada sucede por casualidad, Layda Sansores tiene a su favorita en la secretaría de gobierno, Liz Hernández, relevo de ese 1997 que se utiliza para lucrar con las heridas que nunca cerraron del todo, con los que lo perdieron todo, ante la insurrección de quien perdió en las urnas según los resultados de esa elección, pero ganó en la negociación para que se sentará José Antonio González Curi.
No hay una baraja que nos haga pensar en otro cambio, donde llegue por fin el final del saqueo de los modernos piratas, disfrazados de salvadores, con maquillaje a granel por ahora, y la displicente disposición de un sector empresarial reducido a quejarse, sin mayores méritos porque la mayoría de ellas y ellos son herederos de personas notables que sí trabajaron e hicieron fortunas con el camarón y la llegada de PEMEX.
Una paraestatal que no sufre, ya no lo alcanza ni el discurso, la división es notoria, la orden se ha vuelto a dar desde la capital campechana, como se dará en Veracruz, divide y tendrás a quien represente los intereses de cuidar el poder político y los miles de millones que llegan cada seis años a los estados como estos dos, y no se logran ver en beneficios a las mayoría, los programas sociales son argumento pueril, sin sustento porque salen de los impuestos de todos y no llegan a los que menos tienen.
El pueblo conoce la manipulación de quienes operan las estructuras, saben que no hay sino oposición a modo en Campeche, por ello el pleito de callejón de quienes eran patrocinados por la mano que mece la cuna, perdiendo la otrora propietaria de la franquicia panista en la entidad. Podríamos afirmar una calca del pasado reciente.
ENTRE LÍNEAS
El placeo de los legisladores federales en la Isla petrolera; Ciudad del Carmen, el discurso de mentiras de lo que no hacen se siente en el ambiente. La fotografía de otra derrota más, entre quienes la soberbia puede más hoy.