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Opinión

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¿Cómo puede Asia reducir su dependencia del dólar?

A pesar del aumento de las tensiones geopolíticas y la escalada de las guerras comerciales, es improbable que el dominio global del dólar estadounidense disminuya a corto plazo. Esto deja a las economías asiáticas vulnerables a las fluctuaciones del dólar, lo que subraya la necesidad de una mayor cooperación regional y de redes de seguridad financiera más sólidas.

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SINGAPUR - El dólar estadounidense sigue siendo la principal moneda de reserva del mundo, pero los últimos acontecimientos -en particular la diplomacia económica unilateral del presidente Donald Trump, incluida la militarización del dólar- han alimentado las dudas sobre si mantendrá ese estatus. Si bien algunos de los rivales geopolíticos de Estados Unidos pueden esperar desplazar al dólar, el verdadero desafío al que se enfrentan las economías asiáticas es gestionar las vulnerabilidades creadas por su fuerte dependencia de él.

Sin duda, ninguna otra moneda rivaliza actualmente con la credibilidad y el alcance mundial del dólar. Aunque las tensiones geopolíticas y el riesgo de sanciones han impulsado los esfuerzos de diversificación, es poco probable que el dominio internacional del billete verde disminuya a corto plazo.

Esto no es necesariamente una buena noticia para los países de la ASEAN+3, ya que su larga dependencia del dólar los expone a los cambios de la política monetaria estadounidense y a las crisis financieras mundiales. Por tanto, los responsables políticos asiáticos deben centrarse en reforzar la resistencia financiera mediante una cooperación regional más profunda, no necesariamente una unión monetaria al estilo del euro, sino más bien medidas pragmáticas encaminadas a reducir los riesgos y aumentar la autonomía estratégica.

Durante décadas, el dólar ha apuntalado los flujos comerciales y financieros de Asia, reflejando tanto los vínculos de la cadena de suministro como el estatus del billete verde como refugio seguro. En Corea del Sur y Tailandia, por ejemplo, más del 70% del comercio con China y los países de la ASEAN se factura en dólares. Para las economías emergentes en particular, los activos en dólares ofrecen una liquidez y una fiabilidad inigualables, aun cuando crean vulnerabilidades estructurales.

Esas vulnerabilidades, sin embargo, pueden ser graves. El endurecimiento de la política monetaria estadounidense suele desencadenar salidas de capital y una fuerte depreciación de la moneda, dejando a los prestatarios que ganan en moneda local y piden prestado en dólares con una mayor carga de la deuda. Este desajuste monetario fue la causa principal de la crisis financiera asiática de 1997-98, que devastó las economías de toda la región y requirió la intervención del Fondo Monetario Internacional.

En la actualidad, los responsables políticos de la ASEAN+3 siguen siendo muy conscientes de que las subidas de tipos de la Reserva Federal podrían desestabilizar de nuevo sus economías. Para mitigar estos riesgos, muchos países de la región han acumulado grandes reservas de divisas -principalmente en bonos del Tesoro estadounidense- como forma de autoseguro. Estas reservas estratégicas reflejan tanto las dolorosas lecciones de crisis pasadas como el persistente “estigma del FMI” que desalienta la dependencia de rescates externos.

La idea de una moneda común asiática, que cobró impulso brevemente tras la crisis de 1997, se ha desvanecido desde entonces, ya que los diversos sistemas políticos, economías y culturas del continente hacen inviable tal empresa. En su lugar, la atención se ha desplazado hacia iniciativas más pragmáticas y graduales.

Para empezar, los avances en tecnología digital están permitiendo liquidaciones transfronterizas más rápidas y baratas, impulsando la demanda de sistemas de pago regionales. Los países de la ASEAN están probando actualmente sistemas de pago transfronterizos basados en códigos QR, mientras que varios bancos centrales de Asia Oriental están explorando plataformas de contabilidad distribuida para transacciones multidivisa.

Pero estos esfuerzos no deben quedarse en proyectos piloto fragmentados. Las economías de la ASEAN+3 deben trabajar juntas para ampliar e integrar los sistemas de pago, reduciendo así los costes de transacción y los riesgos cambiarios en el comercio y el turismo intrarregionales.

Otro reto es reforzar las redes regionales de seguridad financiera. Con una capacidad de préstamo de 240,000 millones de dólares, la Multilateralización de la Iniciativa Chiang Mai proporciona liquidez a las economías de la ASEAN+3 que se enfrentan a crisis de balanza de pagos. Basándose en el trabajo de la Oficina de Investigación Macroeconómica de la ASEAN+3 (AMRO), las economías miembros esperan reforzar la CMIM introduciendo un Mecanismo de Financiación Rápida y están estudiando la posibilidad de realizar aportaciones de capital desembolsado. Estas reformas harían que la CMIM fuera más flexible y creíble, permitiéndole responder más eficazmente a las perturbaciones repentinas relacionadas con el dólar.

Reforzar la resistencia mediante la cooperación financiera regional ofrece a las economías asiáticas un camino mucho mejor que la confrontación directa con el dólar. Para protegerse de las perturbaciones relacionadas con el dólar, deben basarse en las iniciativas existentes de la ASEAN+3 en tres ámbitos políticos fundamentales.

En primer lugar, ampliar la liquidación en moneda local del comercio y la inversión, especialmente mediante acuerdos bilaterales y regionales de intercambio de divisas, podría ayudar a reducir las vulnerabilidades. Estos marcos, ya operativos entre países como Indonesia, Malasia y Tailandia, han demostrado su eficacia a la hora de reducir los costes de transacción y mitigar los riesgos.

En segundo lugar, las autoridades deberían impulsar la internacionalización de las monedas asiáticas. Un uso más amplio del yen, el renminbi y otras monedas en el comercio y las finanzas transfronterizas podría ayudar a reducir los desajustes monetarios, aunque ninguna de ellas está en condiciones de sustituir al dólar a escala mundial.

La tercera prioridad es estandarizar las plataformas financieras y promover la interoperabilidad entre los sistemas de pago y liquidación. AMRO ha destacado la importancia de la infraestructura financiera digital, incluidas las redes de pagos rápidos, que podrían complementar iniciativas regionales como el Proyecto mBridge y el Proyecto Guardian. La normalización y la interoperabilidad serán fundamentales para ampliar estos sistemas más allá de la fase piloto.

Una vez más, esto no quiere decir que la ASEAN+3 deba seguir los pasos de la Unión Europea y adoptar una moneda única. Pero al elevar las principales monedas asiáticas, armonizar los sistemas de pago digitales y mantener sólidas redes de seguridad financiera regionales, los gobiernos pueden construir un ecosistema monetario más resistente. Estas medidas complementarían al dólar en lugar de sustituirlo, salvaguardando el crecimiento y la estabilidad de Asia en medio de la creciente incertidumbre mundial.

El autor

Yasuto Watanabe es director de la Oficina de Investigación Macroeconómica de la ASEAN+3 (AMRO).

El autor

Hiro Ito es profesor de Economía en la Universidad Estatal de Portland.

Copyright: Project Syndicate, 1995 - 2025

www.project- syndicate.org

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