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Transportándose ?en la ciudad
El uso del automóvil se ha encarecido, aunque muy pocos de los propietarios de autos se han dado cuenta.
En estos días ya no resulta raro ver a muchas personas, principalmente jóvenes, que han tomado la decisión de utilizar la bicicleta como medio de transporte. También, a pesar de algunas quejas airadas de los vecinos, la gente empieza a acostumbrarse a utilizar y pagar los parquímetros, ya que el pago en dinero y en tiempo consumido por la multa pueden resultar no triviales. El servicio del Metrobús se ha congestionado, en especial en las denominadas horas pico, y hoy en día resulta inexplicable que este transporte no incluya aire acondicionado, por lo que, al igual que en el Metro, quienes ahí viajan tienen que soportar condiciones muy adversas en buena parte de su recorrido.
Con todo y estos cambios, a últimas fechas la venta de automóviles nuevos ha crecido mucho, más que en años anteriores, no obstante que la revisión en la política de aplicar calcomanías a discreción por parte de los centros de verificación ha hecho que una parte de autos de edad avanzada circule nuevamente, debido a sus bajas emisiones.
Lo que también cada vez se escucha con más frecuencia es el número de personas que ya no utilizan automóvil, sustituyéndolo por medios alternativos, ya sea transporte público colectivo, bicicleta, o de plano taxis, debido a que viéndolo de cerca el uso del automóvil se ha encarecido, aunque muy pocos de los propietarios de vehículos se han dado cuenta de ello. No sólo ha sido el aumento en el precio de la gasolina, que quizá debería aumentar más, sino que lo que hay que pagar en tiempo y dinero por usar un auto está haciendo que quien decide mantenerse como conductor sea clasificado como gente de dinero, o sin capacidad de poder hacer un análisis financiero y de costo-beneficio de su decisión.
Empezando por la depreciación, la verificación, los impuestos, estacionamiento, mantenimiento y tiempo utilizado en trasladarse hacia un destino, sólo para llegar y no encontrar qué hacer con el coche, son aspectos que deberían desmotivar hasta al más pintado; aunque, como mencionamos arriba, la venta de autos sigue a la alza.
En algunas colonias de la ciudad, las autoridades siguen permitiendo la sustitución de casas relativamente antiguas por edificios de varios niveles, lo cual para el propietario del inmueble puede resultar un muy buen negocio, aunque los males que le causa al resto de los habitantes son muchos. Es un hecho que no tenemos agua y afortunadamente ha estado lloviendo poco más que el promedio, lo que puede hacer que no veamos cortes en el suministro en un rato, pero de que va a faltar, va a faltar. El drenaje es insuficiente, básicamente el mismo de hace 50 años, y las lluvias intensas ponen de manifiesto que estamos abusando de su capacidad. Los charcos e inundaciones son cada vez más frecuentes y generalizados.
Las obras que hacen las delegaciones y la autoridad central son deficientes y normalmente tapan drenajes, dejan calles no niveladas y banquetas que a pesar de tener anuncios muy vistosos de que son útiles para sillas de ruedas y demás, terminan siendo trampas para muchos, en especial para las sillas de ruedas y para la gente mayor, que no pueden saltar para evadir charcos o montones de basura o escombro. Para finalizar, las calles que antes tenían 20 casas, con dos coches cada una, ahora tienen 15 edificios con 10 departamentos cada uno, con tres coches para sus residentes y espacio para estacionar sólo dos. Es tiempo de pensar, como vecinos usuarios de servicios y como autoridades, cómo va a terminar esto, si es que acaso se desea que la ciudad sea más habitable.