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Polarizar: jugar con fuego
Dice el presidente López Obrador que el país no esta polarizado, por un lado, tiene razón, hasta ahora su discurso no ha penetrado entre la mayoría de la población y se ha quedado en la clase política, pero si por el fuera, la polarización política y social ya debería estar presente entre la mayoría de la gente.
López Obrador siempre ha hecho política polarizando, rechazando el diálogo o los acuerdos con la oposición y el gobierno y buscando mantener una imagen diferente a todos los demás.
Desde joven, como dirigente del PRI en Tabasco, se confrontó con el gobierno de González Pedrero; como presidente del PRD y jefe de gobierno de la Ciudad de México, nunca negoció con los otros partidos o con el gobierno federal y como candidato a la Presidencia trató de bloquear cualquier acuerdo del PRD con el gobierno o los partidos de oposición.
La estrategia le ha funcionado hasta ahora y aunque como presidente de la República debería buscar los acuerdos políticos, su estrategia de polarizar es la única que sabe y piensa le funciona para fortalecer su movimiento y asegurar su permanencia.
No le importa que sus iniciativas sean bloqueadas como sucedió con la reforma eléctrica, por encima de ella estaba el polarizar a la gente entre su proyecto y los demás. Sabía que la reforma iba a ser rechazada y decidió no retirarla para polarizar al país entre liberales y conservadores y nacionalistas y traidores. La campaña de llamar traidores a los legisladores de oposición fue ideada por él, como parte de su estrategia para 2024.
Se equivocan aquellos que piensan que lo hace por rencor o resentimiento, lo hace porque es la estrategia que le ha funcionado toda su vida. Sabe que no tiene posibilidades de penetrar en ciertos sectores sociales, por lo que lo único que le queda es fortalecerse entre el 50% de la gente que lo sigue.
Parecería estúpido que un presidente en funciones convoque a que se haga una consulta para ver si se va o se queda, pero esa era parte de su estrategia política desde que llegó a la Presidencia, inventar un pretexto a mitad del sexenio, para aparecer en las boletas, movilizar a su gente y sacarla a votar.
Esta estrategia de dividir y polarizar se va a mantener y seguramente a intensificar en lo que resta del sexenio y será la base durante las campañas y las elecciones del 2024.
La polarización política y social en el discurso de López Obrador ha tenido un alto costo para el país y para la gente, si bien ha sido básicamente discursiva, ha provocado angustia y temor entre mucha gente y en especial entre los empresarios nacionales y extranjeros que han preferido proponer sus inversiones para mejores tiempos.
López Obrador le apuesta a que la polarización política no se le salga de las manos y llegue a la violencia física, sin embargo, hay grupos radicales en Morena que están dispuestos a ir más allá de la simple denuncia y que no se van a dejar arrebatar el gobierno en 2024.
López obrador está jugando con fuego, no importa si él se quema, pero entre las patas se puede llevar la estabilidad, la unidad y la paz social que mantiene el país.