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Opinión

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¿Incentivos fiscales?

Existe la percepción de que la reforma fiscal es responsable del escaso crecimiento que ha tenido el consumo y la Inversión Privada en los dos últimos años.

Existen muchas formas en que la actividad económica puede verse afectada en forma adversa; en general, la reglamentación excesiva de la actividad, que se convierte en trámites, termina convirtiéndose en un costo, ya sea para las personas, para las empresas o para ambas. Los impuestos, cuando son elevados, terminan por desincentivar la iniciativa y el esfuerzo, o bien cuando se aplican sin seguir los criterios fundamentales de tasas reducidas, aplicabilidad generalizada y facilidad para su cálculo y cobro. Otra manera de ahuyentar a las inversiones y al esfuerzo es cuando las reglas del juego, ya sea las que aplican para ciertas actividades, o las leyes fiscales son modificadas con frecuencia.

En México padecemos casi todos los males causados por la excesiva reglamentación, sus cambios frecuentes, impuestos elevados, serias dificultades para calcular los impuestos y presentar declaraciones, así como las exención que se hace para ciertos contribuyentes, o la aplicación de tasas reducidas para algunas actividades. Es común, ante estas circunstancias, que los contribuyentes busquen la manera de evadir o de pagar menos, llegando al extremo de volverse completamente informales, de no registrarse en el padrón, o simple y sencillamente no pagar. Es obvio que estas prácticas son casi generalizadas para los denominados contribuyentes muy pequeños, o los que generan muy bajos ingresos, ya que las grandes empresas y las personas que más ganan, por lo general tienen supervisión permanente.

Con la estadística disponible, no es posible calcular lo que se denomina tasa efectiva de impuestos, que es aquélla que se calcula una vez que se deducen los deducibles aplicables y permitidos para los diferentes causantes, aunque es un hecho común que mientras más ingresos tenga una empresa o personas, en general sus deducibles son mayores y la tasa que pagan es menor que las que pagan los que ganan menos.

Uno de los problemas que se le achaca a la reciente reforma fiscal es que redujo el ingreso disponible de muchas personas y el flujo que muchas empresas podrían dedicar a inversiones o a renovar su maquinaria y equipo. Los datos que se han dado a conocer así lo muestran, ya que la recaudación aumentó de manera considerable. A esto se le achaca el escaso crecimiento que ha tenido el consumo privado en los dos últimos años, aunque para tener un panorama completo de este fenómeno hay que seguir de cerca cómo fue que evolucionó el empleo y los salarios en esos años en que creció el consumo. Por lo general, la inversión crece cuando hay actividad económica, y es un hecho, también, que en las diferentes ocasiones en que se han otorgado incentivos fiscales para la inversión, ésta no ha respondido como se esperaba. Para completar este escenario hay que tener en cuenta que el gasto público, aunque ha crecido en forma sostenida en términos reales, no ha servido para impulsar la actividad económica, ya que la proporción de éste que se dedica a inversión es muy baja, dirigiéndose el resto a gasto corriente y a los programas sociales, que tampoco han dado muestra de servir mucho.

hoy en día, cuando la actividad económica en el país ya no se ve tan influenciada por la actividad económica en Estados Unidos y que el consumo y la Inversión Privada crecen muy poco, muchos han elevado la voz para solicitar que la autoridad otorgue incentivos fiscales para promover una mayor actividad. Sería posible hacer una reducción de tasas, cuidando que se beneficie más a quienes tienen el potencial de efectivamente invertir, generar empleo o asignar su ingreso adicional por este concepto a consumir.

mrodarte@eleconomista.com.mx

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