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Opinión

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El domingo y su realidad

Me voy a dormir con sentimientos encontrados. La elección ha sido una lección en muchos sentidos. Es cierto que el presidente y el gobierno se abocaron de manera, muchas veces ilegal, a meterse en el proceso electoral. De muchas formas, es posible sostener que se vivió una elección de estado. Recursos públicos para publicidad, transportación y sostenimiento de operadores electorales, no faltaron. A eso hay que sumar, dinero que alimentó clientelas y una eficaz amenaza de que sólo con Morena, los programas sociales continuarían. Todo eso es cierto, pero más cosas han pasado.

En efecto, la participación social fue muy alta: 60% reporta el INE. La elección emocionó y saco a la gente a votar, pero saco a los de un lado y a los del otro. Los reportes y los videos de una alta participación en zonas de clase alta y clase media, generaron una sensación de que los votantes por Xóchitl abarrotaban las urnas y. que un triunfo era posible o por lo menos que la distancia entre las dos candidatas sería muy cercana. Que todos esos votantes aparecidos en las redes mantendrían la pluralidad en el congreso y que con ello sería suficiente para controlar las pulsaciones autoritarias de Morena, el presidente de su partido, el presidente saliente y su candidata. Sin embargo, el valde de agua fría con los datos de las 11:30 de la noche, emitidos por la autoridad electoral, nos dejaron con dientes destemplados.

La diferencia entre Xóchitl y Claudia era de 30 puntos porcentuales, es decir dos a uno y el congreso se conformaría mayoritariamente con la coalición que encabezaba Claudia Sheinbaum. Va a tener un congreso a modo, ni duda quepa. ¿Qué pasó?

Bien se ha dicho que está elección se planteó sobre la base de defender la libertad, la verdad y la vida, contra el autoritarismo y la destrucción de la democracia liberal, pero eso sostuvimos los que estamos en contra de Morena, es decir, desde la perspectiva de los que criticamos los caprichos, la división y el autoritarismo del régimen. Lo alimentamos, además, a través de los intelectuales y la opinocracia que puebla los programas de análisis y de critica política. Nos equivocamos en una cosa, sin embargo, estratégica: a la gente le ha ido bien, incluida una parte de la clase media. Para los que viven al día y se muerden las uñas para llegar al final de la quincena, la subida del salario mínimo (aunque gasten más en medicinas y el dispensario de las farmacias) es un aliciente. Las ayudas en 25,000,000 de hogares de 2000 o 3000 pesos mensuales. La visibilidad que Morena, el presidente y su candidata le dan a los pobres, después de décadas en los que la pobreza se había convertido en un asunto del INEGI o el CONEVAL y no en parte del discurso político. Y, finalmente, la sensación de que a esos pobres (pueblo) y una parte de la clase media, hay alguien que los oiga, no puede más que alimentar una base electoral que si no se declara simpatizante o parte de Morena y sus dirigentes, si entiende que con ellos seguiría recibiendo ayudas y serán tomados en cuenta. El votante, de esta elección, fue pragmático y simplista. Votó por lo que creyó que le convenía más.

A ello, sin duda, hay que sumarle que hemos construido una ciudadanía muy débil, frágil, ideológicamente incolora. Mientras acá, los de Xóchitl, andábamos discutiendo sobre la democracia liberal y los peligros del autoritarismo, allá le querían poner el segundo piso, a algo que la gente, los votantes, ven tangiblemente. Perdimos por esa evaluación que construimos y en la que nos regodeamos en medios y en discusiones sofisticadas los políticamente correctos, esa que apunta a la modernidad de México. Parece, sin embargo, que la mayoría votante le ha dejado a las cúpulas políticas y a la oligarquía vieja y la nueva que han creado, la resolución de la modernidad y ha preferido un poco de ayuda a lo seguro, que un régimen y una discusión, que de todas maneras le he es ajena y distante. Nada más, pero nada menos también.

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Ensayista e interesado en temas legales y de justicia. actualmente profesor de la facultad de derecho de la UNAM.

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