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México disiente, no hay crisis en la frontera: Martha Bárcena
La aprobación del T-MEC, por una serie de cruceros peligrosos: elecciones en Estados Unidos y Canadá, o inclusive crisis internacionales como la de Venezuela. ¿Qué opina la diplomática sobre éstos y otros temas de la relación bilateral?
Washington. FUE EMBAJADORA de México en Turquía, Dinamarca y ante la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación. Martha Bárcena recibió a El Economista en su oficina en el número 1911 de la avenida Pennsylvania, en Washington. El presidente Andrés Manuel López Obrador la designó como embajadora de México ante Estados Unidos.
—Existe ambigüedad sobre si México se encuentra en la categoría de “tercer país seguro”, ¿lo es?
—México no es un tercer país seguro. México no acordó, ni firmó y ni firmará un acuerdo de tercer país seguro. Lo que tenemos claro es que Estados Unidos está instrumentando de manera unilateral una sección de su ley de migración, que es la sección 235. Esa sección dice que EU puede regresar a los solicitantes de asilo al país que estuvieron por última vez.
—¿Cuáles eran las opciones que el gobierno mexicano tuvo frente a la decisión del gobierno del presidente Trump?
—Cuando EU nos anunció que iba a hacer eso, teníamos tres opciones:
1. Decir no y dejar a los solicitantes de asilo en el limbo, y vamos a una confrontación directa (con el gobierno del presidente Donald Trump).
2. Decir sí y los deportamos, lo cual es una visión poco humanitaria.
3. Recibirlos con base en una lógica humanitaria.
La decisión de ellos (EU) de instrumentar este tipo de políticas se basa en una racionalidad política muy propia: perciben a la migración como una amenaza.
No es una amenaza. Es un fenómeno.
—¿En qué momento se los pide el gobierno de Trump?
—Esto nos lo dice en diciembre. Estaba entrando la administración del presidente López Obrador, y después de los meses de transición, estaba definiendo la política migratoria mexicana.
—Cuando una persona ingresa caminando hacia México desde Estados Unidos lo puede hacer sin revisión alguna; en una mochila pueden llevar armas. No hay presencia del Estado mexicano en la frontera.
—Es un tema en el que estamos trabajando. Necesitamos invertir en equipo que ayude a escanear todo aquello que transite en la frontera.
—No puede haber armonía en la relación bilateral si el presidente Trump se obsesiona con declarar la emergencia nacional con tal de levantar el muro fronterizo.
—Es un debate interno que ellos tienen en la actualidad. Estamos viendo a los demócratas en la Cámara de Representantes aprobar una moción que justamente va en contra de la declaración de emergencia nacional por considerar que el presidente está excediendo los límites que le marca la Constitución de los Estados Unidos.
Nosotros no compartimos que haya una crisis en la frontera.
—¿El gobierno de México no tiene una estrategia para presionar y decir que no hay crisis fronteriza?
—El gobierno de México no está interviniendo en este debate interno, porque una intervención pública puede resultar contraproducente en estos debates.
—Es un área estratégica común.
—La frontera son 10 estados; cuatro estados de la parte de EU y seis de México. Se trata de 15 millones de habitantes en la frontera. Si esa zona fuera un país por sí mismo, sería la cuarta economía del mundo. Ésa es la frontera y a mucha gente se le olvida. Tenemos 57 cruces fronterizos y hay que ampliarlos; tenemos un comercio de 1 millón de dólares por minuto. Tenemos que cuidarla mejor.
—¿Con la desaparición de ProMéxico y el Consejo de Promoción Turística, los consulados recibirán más recursos para asumir esas responsabilidades?
—Hasta ahora no nos han asignado el presupuesto.
—La ruta hacia la aprobación del tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) se ha complicado mucho en Washington. ¿Usted ve factible su aprobación en el Congreso?
—Sí es factible porque el tratado, per se, es bueno y el tratado satisface las aspiraciones de los tres países que lo negociamos. Quizá no sea perfecto para los tres países, pero lo perfecto es enemigo de lo bueno.
Canadá irá a elecciones en octubre por lo que sería deseable que lo aprobara antes de octubre. México no tiene elecciones próximas pero no nos podemos retrasar en la aprobación, pero también nosotros tenemos que hacer algunas adecuaciones, especialmente en materia laboral.
Y los EU enfrentan a partir de otoño las primarias rumbo a las elecciones del 2020, lo cual complicará mucho más cualquier ratificación de cualquier acuerdo en el Congreso, por lo tanto, los tres países coincidimos en la visión de que la fecha para la ratificación del tratado sea antes de agosto.
—La aprobación del T-MEC en EU acumula un conjunto de variables que antes de diciembre pasado no aparecían, me refiero a la postura del gobierno de López Obrador sobre la dictadura venezolana de Nicolás Maduro. ¿Contamina el ambiente de negociación?
—Yo no estoy segura que el caso de Venezuela contamine el caso del tratado. Yo creo que Venezuela es un tema muy delicado que obviamente impacta en las posiciones de algunos congresistas pero yo creo que las rutas del tratamiento de un caso y de otro son muy diferentes.
—El senador Marco Rubio o personajes radicales del gobierno de Trump, como John Bolton, no quitan el dedo sobre Venezuela.
—Yo creo que, más bien, el tema de la aprobación del tratado debe de estar vinculado, y así es la percepción que se tiene, a preocupaciones muy específicas sobre lo que significa el tratado en ciertas áreas como las laborales, medioambientales, y, por supuesto, la relación entre demócratas y republicanos.
—Otro de los obstáculos que han crecido para la aprobación del T-MEC es la oposición. Ahora sí, desde las elecciones de medio término, Trump sabe lo que es oposición en la Cámara de Representantes. Nancy Pelosi, líder demócrata en esa cámara, ¿estará dispuesta a obsequiarle un dulce a Trump? Lo digo desde el punto de vista político.
—Nancy Pelosi ha hecho varias declaraciones en el sentido de que no ha tomado una posición respecto al tratado. Lo está considerando. Y yo lo que diría es que, si sólo se ve la ratificación del tratado como un dulce al presidente Trump es una visión errónea porque, vuelvo a repetir, es un tratado que es bueno para México y es bueno para los EU.
—¿Ha medido cómo están las orientaciones dentro del Congreso respecto al T-MEC?
—Es justamente el tono de los diálogos que yo, como embajadora, estoy teniendo con representantes, sobre todo del Partido Demócrata, en el llamado caucus hispano, son muy receptivos a escuchar las posiciones de México.
Hay algunos que ya han declarado que están a favor de la ratificación del tratado, como el congresista Henry Cuellar. Hay otros que tienen sus dudas por sus vínculos con el sector laboral pero les estamos explicando la transformación de la legislación laboral en México.
—Existe incertidumbre sobre la suspensión de las rondas de licitación de exploración y producción en el sector energético.
—Hay por supuesto dudas de por qué no se han continuado con la velocidad que tenían las rondas. Hemos estado explicando que de los 107 contratos asignados, sólo en dos ha habido hasta ahora descubrimientos.
Ayer (lunes) hablaba con uno de los comisionados de la comisión de hidrocarburos, los tiempos indican que para los campos que salieron en licitación en las primeras rondas, que son las áreas de exploración y producción en pozos maduros, requieren cuatro años. Éstos se verán a finales de este año o al principio del próximo.
Si no hay resultados habrá que preocuparse. Si los hay, posiblemente nos lleve a reconsiderar sobre los tiempos en que se podían abrir las rondas.
Hay que tener paciencia, la licitación en aguas profundas que fue muy exitosa, el tiempo de inversión y exploración es de 10 años , y la licitación fue en el ultimo año de Peña Nieto.
—¿Ha sido una transición tranquila?
—Sí. Aquí en la Embajada yo diría que sí; y en los consulados diría que sí. Ésa es una de las grandes ventajas que tienen cualquier secretario de Relaciones Exteriores: que cuenta con el servicio civil, yo diría, más capacitado, junto con el Banco de México, de todo el gobierno.
—Falta un encuentro y la foto entre los presidentes López Obrador y Donald Trump.
—La relación es muy buena, han tenido varias llamadas telefónicas. En la diplomacia los tiempos son clave. Cuando te vas a reunir es bueno saber para qué y por qué.
Ahora construimos una agenda de principios de colaboración.