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Arte e Ideas

Lectura 3:00 min

Vivan el pop y las comedias románticas

Empezar otra vez es como comer comida casera: satisfactoria, calientita y totalmente amable.

Cada cierto tiempo aparecen en cartelera películas que son simplemente para sentirse bien. Esas feel good movies no suelen ser las que tienen el aparato publicitario más impresionante, ni tienen el elenco más famoso. O sea, a veces tienen a una o dos estrellas de segunda fila, famosos que son como un tecito de manzanilla: caen bien aunque no sean remedio. Son películas divertidas, tiernas, que lo dejan a uno en paz con el mundo.

Empezar otra vez de John Carney (director de esa maravillita que es Once, hoy un exitoso musical de Broadway) es el ejemplo perfecto de estos calditos de pollo para el alma. Y con un plus: es fresca porque evita clichés, se desvía un poquito, lo suficiente, para que la que la vieja dinámica de comedia romántica se sienta nueva y no rancia.

Es, digamos, el equivalente a un hit popero o a un one hit wonder. Es My Sharona de The Knack, ¿recuerdan esa canción? Rock de guitarras fantástico para correr o para oír en el carro.

Qué difícil es reconocer un hit. Pero Dan (un Mark Ruffalo sin rasurar, sin bañarse, siempre con cruda encima) sabe reconocer un hit cuando lo escucha. En una de las peores noches de su vida, en un barecito de esos en los que los cantantes callejeros y amateurs se echan palomazos, Dan escucha a Gretta (Keira Knightley, con ese don que tiene de caer bien al instante) cantar un linda cancioncita sobre la derrota. Dan está enamorado, no de Gretta, sino de las miles de posibilidades que ve en esa canción.

Lo cierto es que Dan y Gretta son dos derrotados. Verán, Dan fundó hace algunos años un sello independiente, una disquera de la que resulta que lo acaban de despedir. Gretta llegó a Nueva York con su novio (el cantante de Maroon 5, Adam Levine), quien se convierte en una megaestrella de la noche a la mañana. Como suele ser, en ese ascenso de turbina, el novio le pone los cuernos a Gretta. Destrucción, destrucción por culpa de la fama y el dinero y los demonios que persiguen al mundo de la música.

Esta historia es sobre el poder curativo de la música pop. Dan y Gretta, with a little help of their friends, deciden grabar un disco. Lo harían a la vieja usanza: más por amor al arte que por lujuria de dólares. Graban todas las canciones en exteriores, dejando que Nueva York, con todo su torrente de vida, forme parte de las canciones. Empezar otra vez es también una declaración de amor a Nueva York, una más, pero es adorable: es la Nueva York de los músicos callejeros, los buskers, que en cada rincón de esa ciudad tocan como si estuvieran en el Madison Square Garden.

Ésta es una historia, además, de la fuerza detrás del pop: la colaboración creativa, de cuando el artista perfecto encuentra al productor perfecto. Gretta y Dan son Glen Ballard y Alanis Morissette; Phil Spector y Ronnie; Rick Rubin y Shakira. Vuelan chispas creativas y la música es maravillosa. No hay nada que no se pueda amar de Empezar otra vez. Véanla, se sentirán felices y calientitos por dentro.

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