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Arte e Ideas

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Prision Art, un proyecto de reinserción social que estrena boutique

En México hay muy pocos proyectos de reinserción social a partir de organizaciones civiles; por parte del gobierno prácticamente ninguno, “esto es una pena porque estamos dejando a mucha gente al margen de la sociedad”, dijo Jorge Cueto fundador de la empresa.

Foto EE: Cortesía

De acuerdo con la Dirección General del Instituto de Reinserción Social (DGIRS), sólo 5% de las personas liberadas han logrado obtener un empleo después de cumplir su condena; y el 75% enfrenta la falta de oportunidades laborales. El acceso al empleo para los exreclusos es una preocupación que persiste en el país, pues contribuyen a la posibilidad de reincidencia en el delito.

Con esta premisa y luego de tener que vivir la experiencia de estar en situación de cárcel, Jorge Cueto fundó la empresa Prison Art, un proyecto de reinserción laboral dentro de las cárceles mexicanas que ofrece habilidades en arte y diseño a los reclusos, de esta manera pueden trabajar en la producción de productos de lujo y moda de alta calidad.

Cueto platica a El Economista que aquí trabajan tanto hombres como mujeres de ocho cárceles diferentes en cuatro estados de la República, casi 200 personas y el 70% de ellas son jóvenes entre 19 y 29 años. Explica que el proyecto inicia cuando ellos están recluidos, “se tiene un programa de capacitación en el que se les enseña a trabajar productos con piel, unos tatúan, otros cosen y el resultado es una línea de productos denominado “lujo social”, que responde a un alto estándar y características en productos de piel”.

Se cuenta con tres líneas, la principal y más emblemática es la tatuada, “los jóvenes tatúan cuero con una maquina de tatuar, exactamente como se haría con la piel o cuerpo humano”. Una segunda línea es de cincelado, “típico en la charrería, se trabajaba mucho más en Oaxaca y Michoacán, esto consiste en poner una piel sobre una madera y con cincel y martillo se dan golpes hasta que labran la piel”. Por último la línea Design, “son diversos objetos, como bolsas de piel, carteras, portafolios, chamarras, tenis, entre otras cosas que son elaboradas de manera muy artesanal, con mucho diseño y la mejor piel y herrajes que podemos conseguir”.

Adicional a esto se tiene una línea de joyería de plata 925 y oro, “aquí los muchachos hacen los diseños y los moldes de las piezas en hueso o madrea, posteriormente en un taller externo se vacían”.

¿Cómo surge el proyecto?

“Yo también estuve en la cárcel y este proyecto surgió de esa experiencia, estuve un año en Puente Grande siendo juzgado, tardé un año en demostrar mi inocencia por un problema intercompañías. En ese momento que entré a la cárcel me di cuenta de la inminente necesidad de hacer algo para ayudar a estos jóvenes que de no hacerlo normalmente caen en manos del crimen organizado”, platica Cueto.

“Incluso en mi periodo de estadía allá adentro, de reclusión, fue cuando comencé a darle forma al proyecto, cuando me dan mi libertad por supuesto que esto creció más, buscando puntos de venta, mejorando los materiales, los diseños y poco a poco es que fue tomando forma lo que hoy se llama Prisión Art”.

Cueto salió de la cárcel en 2013 y desde entonces hasta ahora este proyecto no ha hecho más que crecer, “tenemos casi un 90% de éxito en reinserción, es decir este porcentaje de chicos que tocan el proyecto no vuelven a delinquir y se pueden reinstalar en la sociedad para ser productivos, lograr que ellos tengan una vida tranquila después de esto es una de las grandes metas del proyecto”.

Pocas formas de reinserción en México

Cueto explica que en México hay muy pocos proyectos de reinserción social a partir de organizaciones civiles, por parte del gobierno prácticamente ninguno, “esto es una pena porque estamos dejando a mucha gente al margen de la sociedad”.

Él piensa que los buenos resultados de este proyecto es que está basado en el trabajo, “más allá de herramientas psicológicas, que también es muy importante, lo que se busca es la dignidad de un trabajo bien remunerado que les permita ordenar su vida. Cuando la gente tiene un trabajo bien remunerado no vuelve a delinquir, eso significa que en México lo que hace falta son las oportunidades, esto junto con las adicciones son el principal lastre”.

Asegura que ellos se esfuerzan mucho también en que quienes colaboran aquí, crezcan en su autoestima, “pues la sociedad en general juzga mucho a la gente que ha pisado la cárcel, si ellos logran superar estas situaciones y con autoestima alta, no se va a hacer daño a ellos ni a los demás, pues esa persona se sabe valiosa”.

En estos pasos por seguir creciendo ahora se inaugura una nueva boutique, mucho más lujosa, donde la experiencia del cliente sea completa, donde el producto tenga un escaparate completo para poder mostrar la calidad, el diseño y el lujo que implica la marca. Es un modelo nuevo de tienda que se quiere implementar en México, pero también abrir mercado en Estados unidos y Europa próximamente.

Cueto concluye que hoy los negocios no solo deben consistir en ganar dinero, “si no somos capaces de dejar algo más y ayudar a la sociedad con la que convivimos, de dejar un mejor país, tanto esfuerzo y no hacer nada encaminado a esto es una pérdida de tiempo, también debemos buscar resolver problemáticas sociales, no solo enriquecer a unos cuantos”.

La nueva Boutique se encuentra en: Av. Horacio no. 214, Polanco, Ciudad de México.

nelly.toche@eleconomista.mx

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Periodista de ciencia en la sección Arte, Ideas y Gente de El Economista. Cuenta con maestría en periodismo sobre Políticas Públicas por el CIDE y es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UVM.

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