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Mayor error del IFE: el Consejo Ugalde del 2003
El error principal fue político en el 2003, en la exclusión de la izquierda, en la composición del Consejo General elegido ese año, que se conoce como el Consejo de (Luis Carlos) Ugalde , explicó.
El IFE ha funcionado bastante bien -en sus 20 años de vida- en el sentido de lograr su principal objetivo: generar confianza de los partidos en su conducta y en sus decisiones, considera el académico Federico Estévez (ITAM), quien presentó recientemente un estudio sobre las votaciones del IFE desde 1996 a la fecha.
El error principal fue político en el 2003, en la exclusión de la izquierda, en la composición del Consejo General elegido ese año, que se conoce como el Consejo de (Luis Carlos) Ugalde , explicó.
No fue un error de Ugalde -afirma- fue un error de los partidos, particularmente del PAN y del PRI en ese momento, que nombraron y eligieron un Consejo en que estaban ausentes los representantes de la izquierda, a las que según las normas previas, tenían derecho (de participar).
Entrevistado por El Economista, el investigador dice que fuera de ello el Instituto ha funcionado bien.
Claro, eso fue un error catastrófico (lo del 2003). O sea, muy dañino a la postre, dados los resultados del 2006 y la protesta poselectoral, pero no se debe al funcionamiento del IFE, sino al error político en la elección del Consejo que estaba vigente en ese momento .
Sobre el estudio presentado recientemente -junto con Eric Magar del ITAM y Guillermo Rosas de Washington Univ., St. Louis-, detalló que fue elaborado para tratar de discernir patrones evidentes de coalición en sus votos de los consejeros del IFE, porque es muy alto el nivel de unanimidad históricamente en el IFE, añadió.
Lo que descubrimos (...) es una muy alta coincidencia (...) en los votos de aquellos consejeros propuestos y defendidos para ser consejeros electorales en el IFE por los partidos grandes...
Eso quiere decir que el mecanismo-selección es bueno, no para poner (consejeros) partidistas, sino para encontrar consejeros cuyos puntos de vista, incluso cuyas convicciones, aseguren posicionamiento en el Consejo más o menos congruente con el punto de vista de los partidos que los proponen, no quiere decir que estén atados a los partidos, pero sí que piensan igual...
¿...Cree que eso es sano?
Por supuesto que es sano (...) Hay que recordar cómo nace el sistema administrativo electoral después de las elecciones tan controvertidas de 1988.
El IFE se funda en 1990. El propósito era por un lado, obviamente, tratar de despolitizar; esto es sacar al gobierno federal de las elecciones que antes se manejaban desde la Secretaría de Gobernación.
Dos (...) asegurar la participación importante de los principales partidos de oposición, que eran dos, siguen siendo dos: el PAN y el PRD, en el mismo sistema, a través de algún principio de proporcionalidad o algo por el estilo, que es lo que se observa, salvo en el 2003.
Tercero (...) establecer bases de confianza ciudadana en un sistema electoral y de partidos corrompido por décadas, de corrupción, fraude, etcétera.
Por último, y muy importante (...), asegurar la anuencia de los perdedores en cualquier elección federal a los resultados.
Eso es muy importante, porque si los partidos se salen del acuerdo como lo hizo el PRD en el 2006, también los ciudadanos pierden confianza en el Instituto.
Entonces una de las funciones principales del sistema encabezado por el IFE y el Trife (Tribunal Electoral Federal) es eso: asegurar la anuencia de los partidos o la confianza de los partidos en las elecciones, lo cual posibilita a su vez el que los ciudadanos le tengan confianza al mismo asunto.
Consultado sobre las comparaciones que se realizan entre el Consejo presidido por José Woldenberg y el actual IFE, el investigador del ITAM observa estas posiciones como pequeños golpes coyunturales , no importantes.
Yo creo que el Consejo actual es muy similar a la primera versión del Consejo de Woldenberg, o sea los primeros dos años, cuando había un Consejo muy dividido entre su fracción priísta básicamente y lo que se llama en aquel entonces el Pentágono, que era la mayoría de los consejeros de izquierda con los panistas.
Es más o menos lo mismo que se observa ahorita: votaciones muy divididas, pleitos públicos entre consejeros y comisiones diversas que se llevan posteriormente a la mesa del Consejo General en sus reuniones y con difíciles equilibrios, esto es sin que se incline la balanza claramente en favor de un grupo o de otro.
La diferencia con los años de gloria de Woldenberg es que había una supermayoría de seis, siete consejeros que en cualquier decisión casi votaban juntos, independientemente de sus patrocinadores partidistas originales .
mrubi@eleconomista.com.mx