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Erwin Creed y el toque humano que define la excelencia artesanal de Creed

Gabriela Gorab | Entre quimeras y palabras
Erwin Creed es el actual director de la Casa Creed, una de las más veneradas en el mundo de la perfumería de lujo. Su historia personal y profesional es un reflejo de cómo el legado familiar y su pasión por la vida se fusionan para dar forma a una marca que no solo se dedica a crear fragancias, sino que también cuenta historias sensoriales profundamente humanas. Desde joven, Erwin estuvo rodeado por los aromas que emanaban de la tienda de su padre, un lugar de encuentro para los amantes de las fragancias, y de la casa de su abuela, donde se cultivaban flores y se elaboraban esencias. Estos recuerdos olfativos cimentaron su conexión con la perfumería, pero fue en su adolescencia cuando realmente se enamoró de la historia y el arte del perfume.
A lo largo de su vida, Erwin ha demostrado que la humanidad y la pasión no deben estar confinadas a un solo camino. Aunque la perfumería lo atrajo desde temprana edad, también desarrolló una gran pasión por el automovilismo. Participó en competiciones de carreras y estuvo inmerso en un mundo de velocidad y adrenalina que, en muchos sentidos, contrastaba con la serenidad y el arte meticuloso de la creación de perfumes. Esta dualidad entre lo clásico y lo contemporáneo, lo lento y lo rápido, lo delicado y lo audaz, le ha dado una visión única al frente de Creed.
Esta filosofía se ve reflejada en la creación de ‘Eladaria’, una fragancia femenina que la casa lanzó en la primavera de 2025. No es un producto de producción masiva, sino el resultado de un meticuloso proceso artesanal que es la marca registrada de Creed.

Foto: Especial
Eladaria’ promete evocar la esencia de un jardín paradisíaco al amanecer, con notas clave como la mandarina y la bergamota en su apertura, seguidas por un corazón floral compuesto por rosas, peonía y lirio del valle, y un fondo cálido de almizcle, vainilla y madera de cashmere. Cada uno de estos ingredientes ha sido seleccionado con sumo cuidado, como un artesano que elige sus herramientas y materiales más preciados. Esta fragancia no solo huele bien, sino que cuenta una historia sensorial de frescura, sensualidad, luz y sombra, logrando un equilibrio perfecto entre estas características gracias a un proceso de creación que pone énfasis en la dedicación y el cuidado en cada detalle.
Erwin Creed ha sido fundamental en la evolución de la casa, integrando la tradición de su familia con la innovación necesaria para conectar con los consumidores modernos. Su incansable búsqueda de las materias primas más exquisitas lo ha llevado a viajar por todo el mundo para conocer de primera mano a los cultivadores de flores y especias. En un mundo donde la producción industrial es impersonal y masificada, Creed ha mantenido la conexión directa con la tierra y sus dones, lo cual es un reflejo de la visión de Erwin, quien ha sabido transmitir el arte de la perfumería desde una perspectiva humana y artesanal. Para él, la perfumería no solo es un negocio, sino un medio para contar historias y evocar emociones a través de los sentidos.
El trabajo artesanal en la creación de ‘Eladaria’ también resalta la importancia de la historia detrás de cada fragancia. En lugar de crear un perfume simplemente por su popularidad o rentabilidad, Erwin se enfoca en crear experiencias emocionales que toquen el corazón de las personas. Cada frasco de Creed no contiene solo un perfume, sino la esencia de un arte que ha sido transmitido de generación en generación dentro de la familia Creed. Es este compromiso con la excelencia, la calidad y la humanidad lo que define a la marca.
En un mundo cada vez más enfocado en la inmediatez y la estandarización, el lanzamiento de ‘Eladaria’ y eventos como este Pop-Up de Creed sirven como un recordatorio de la belleza y sofisticación que nacen del trabajo paciente y dedicado. Erwin Creed, con su legado y visión, ha logrado que cada fragancia de la marca no solo sea un producto, sino una obra de arte que habla de su historia, su humanidad y su compromiso con la excelencia.

