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El auge de pymes en dispositivos médicos en México, y su búsqueda de Identidad

Maribel Ramírez Coronel | Salud y Negocios
En las últimas décadas, la industria de dispositivos médicos ha transformado a México en un gigante manufacturero global, un sector que no solo genera miles de empleos de alta especialización, sino que posiciona al país como el principal exportador de estos productos en América Latina y el quinto a nivel mundial. Con exportaciones mensuales que superaron los 1,300 millones de dólares en los primeros meses de 2025, según la Secretaría de Economía, el mercado relevante para México roza los 15,000 millones de dólares anuales, impulsado por clústeres en Baja California, Jalisco y Nuevo León.
Este auge trata ahora de estar alineado con el Plan México de la presidenta Claudia Sheinbaum, para atraer inversión extranjera directa (IED) en áreas muy diversas desde implantes, prótesis, imagenología, software médico hasta dispositivos para monitoreo remoto y ahora ya están saliendo con inteligencia artificial. De las 10 principales transnacionales de innovación en el sector, 9 están en México. Están conglomerados mundiales como Medtronic, Baxter, Becton Dickinson, Siemens Healthineers, GE Healthcare, Boston Scientific, BBraun, etcétera.
Pero detrás de este liderazgo exportador —que podría catapultar a México al tercer lugar mundial— se ha gestado un ecosistema de pequeñas y medianas empresas que aspiran a sostener la cadena de valor y ver cómo impulsar aquí la innovación en desarrollo tecnológico, dado que las trasnacionales lo hacen más bien en otros países y muy poco en territorio mexicano. Distribuidoras, proveedores de componentes y fabricantes locales han proliferado alrededor de las grandes plantas de dispositivos médicos; las pymes locales proveen servicios esenciales como logística, ensamblaje y distribución.
En los últimos 10 años, este subsector ha crecido a ritmo anual de 15%, superando incluso a la industria farmacéutica en dinamismo, y genera empleos en regiones clave como Baja California, que acapara el 60% de las exportaciones nacionales. Sin embargo, estas pymes —en su mayoría distribuidoras, ensambladoras y fabricantes de bajo y mediano volumen— enfrentan un vacío representativo que frena su potencial; no han encontrado espacio pleno en los organismos privados, como la Asociación Mexicana de Industrias Innovadoras de Dispositivos Médicos (AMID) o la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (Canifarma).
AMID, fundada para fomentar la innovación en más de 75 especialidades médicas, está integrada por 52 empresas de innovación en este rubro y ha sido pilar en la colaboración con el sector público y privado. Sus miembros, que incluyen los mencionados y otros gigantes como Philips, Roche Diagnóstica y Johnson & Johnson, han impulsado estándares FDA y UE, y alianzas con Cofepris a fin de agilizar registros y en el sexenio pasado trabajaron conjuntamente una estrategia de certidumbre regulatoria (que era muy positiva con mira transexenal, pero desafortunadamente en esta administración ha sido ignorada. No obstante, el enfoque de las multinacionales en la labor de los organismos citados deja poco margen para las pymes locales, que quieren incidir pero no tienen acceso a esos círculos de alto nivel.
Las pymes se asumen marginadas y andan viendo cómo incidir en políticas públicas, en la transferencia tecnológica con universidades y en la optimización de cadenas de suministro con miras a reducir la dependencia de importaciones. Canifarma —tradicionalmente centrada en farmacéuticos— ha incorporado secciones para dispositivos médicos, abriendo espacios como el Foro anual de Dispositivos Médicos y diplomados especializados. Estos esfuerzos son valiosos, pero subordinan los intereses de los dispositivos a los de la industria química y bioequivalentes, y tal como se ve, las necesidades únicas de innovación ágil y manufactura de precisión que distinguen a este sector no están bien cubiertas.
Con todos esos argumentos es que surge el movimiento liderado por la Asociación Nacional de Proveedores de Servicios (ANAPS), empezó a integrarse desde 2012 y hoy agrupa a unos 740 empresas del sector. Quien la preside, Carlos Salazar, enfatiza la necesidad de una identidad propia para el rubro de dispositivos médicos que operan en corredores industriales como los de Jalisco, Nuevo León y Estado de México. Dice que se están extendiendo hacia Chihuahua, Durango, Coahuila y también hacia la zona centro occidente; en el Bajío el crecimiento es acelerado. En total, estima que son unas 9,400 pymes de este rubro en todo el país, de las cuales están en ANAPS 740. Estas empresas buscan autonomía para mediar directamente con autoridades, colaborar con la academia nacional y posicionar a México como exportador de valor agregado, no solo de ensamblaje. Su objetivo: conformar la Cámara Nacional de Dispositivos Médicos (Canadim), un organismo que canalice esfuerzos dispersos, promueva clústeres inclusivos y alinee con los pilares del Plan México, como la economía circular para manejo de residuos hospitalarios y el avance en telemedicina e IA aplicada a la salud.
Sin embargo, tienen que demostrar que van en línea acorde a la ley. Una opinión legal emitida por el despacho CG&A, del abogado Juan Carlos Castillo -que ha trabajado por muchos años con la industria de innovación farmacéutica y de dispositivos médicos-, revela un obstáculo estructural: la Ley de Cámaras Empresariales y sus Confederaciones exige que una cámara industrial cuente con al menos 100 industriales puros —dedicados a transformación o manufactura— que representen el 25% del giro específico y operen en 10 entidades federativas. De acuerdo con esa postura jurídica, ANAPS no cumpliría este requisito material. "Su naturaleza comercial la ubica fuera del ámbito industrial", concluye el documento, advirtiendo además que invade el objeto de cámaras existentes como Concamin, y que usar "Cámara Nacional" sin autorización de la Secretaría de Economía le podría acarrear multas o clausuras. De ahí que le sugieren a ANAPS conformarse más bien en cámara de comercio o servicios bajo Concanaco-Servitur.
Cuestionado en torno a si verdaderamente hay fabricantes incluidos en ANAPS, Salazar asegura que "son más de 120 fabricantes -dentro de sus 740 miembros- quienes están empujando este movimiento". De ser así, ya se ve claramente un encontronazo que no está claro a donde llevará.
Medical Expo tiene lugar esta semana en CdMx
Vale señalar que justo esta semana, del 28 al 30 de octubre, Medical Expo 2025 en el World Trade Center de la Ciudad de México podría ser un buen escenario para mediar y/o unir fuerzas entre las partes encontradas de dospositivos médicos. Medical Expo es encabezado por Carlos Salazar -el mismo de ANAPS, que dice están teniendo cuidado de no incluir a expositores cuyos productos carecen de registro sanitario. El evento proyecta una derrama superior a 202 millones de pesos, 350 empresas participantes y 30 mil visitantes; el evento —detallado por Luis Miguel Camarena, director de operaciones— incluye 250 ponencias, 300 horas de capacitación y tres espacios de networking B2B diseñados para conectar fabricantes, hospitales y proveedores.
Contaminación con fentanilo en hospital público
Nos reportan que en un hospital del sector público se detectó contaminación de fentanilo en pacientes delicados con sepsis. De por sí la sepsis ya es demasiado riesgosa -ocurre cuando la respuesta del cuerpo a una infección daña tejidos y órganos y puede provocar insuficiencia orgánica. Van 30 pacientes contaminados, y todo parece indicar que fue por un lote de un anestésico proveniente de Lituania, de una farmacéutica llamada Kalcex. Esto, de acuerdo con la información que se dio a enfermeras y empleados del hospital, a quienes se les ha dicho que la situación ya está bajo control. Aquí lo indicado es que el hospital lo reporte cuanto antes al regulador Cofepris, para que de inmediato emita una alerta sanitaria sobre dicho lote, y se acote el riesgo de que haya contaminación en otros hospitales. Pero la situación se está manejando de manera totalmente hermética.

