Lectura 8:00 min
Trazando paralelos históricos: ¿El tráfico de fentanilo podría llevar a un conflicto similar a la Guerra del Opio entre el Imperio Qing y Gran Bretaña, pero ahora entre Estados Unidos y México?

Iniciemos recordando los hechos históricos de la guerra del Opio en el siglo XIX y sus impactos geopolíticos en China.
La guerra del Opio sacudió China, dejando un legado de turbulencia y dominio geopolítico. Esta guerra, que se desarrolló entre 1839 y 1842, y nuevamente entre 1856 y 1860, fue desencadenada por el comercio desequilibrado de opio proveniente de la India Británica hacia China. Ante el aumento del consumo de opio en China, el gobierno chino intentó restringir su importación y consumo. Sin embargo, en respuesta a las medidas tomadas por China, los británicos emprendieron una respuesta militar, respaldada por otras potencias occidentales, para proteger sus intereses comerciales y asegurar el acceso al mercado chino.
Las consecuencias de la Guerra del Opio fueron profundas y duraderas. Bajo los términos del Tratado de Nankín en 1842, China se vio obligada a ceder Hong Kong a los británicos, abrir cinco puertos al comercio extranjero, otorgarles privilegios extraterritoriales y pagar una indemnización. Estos tratados desiguales marcaron el comienzo de un periodo en el que China perdió territorio, soberanía y control sobre su economía frente a las potencias extranjeras.
La guerra y sus secuelas geopolíticas debilitaron al Imperio Qing y abrieron las puertas al imperialismo occidental en China. La influencia extranjera y los tratados desiguales sembraron el descontento entre los chinos, lo que llevó a movimientos de reforma y revolucionarios en las décadas siguientes. Además, estos eventos sentaron las bases para la expansión territorial y la competencia entre las potencias occidentales en China durante el siglo XIX, marcando un período de dominio geopolítico sobre el país.
El opio importado de la India Británica, gano popularidad en China y llevo a un creciente consumo. La adición al opio tuvo un impacto pernicioso en la salud pública, afectando a individuos y comunidades enteras. Los efectos adversos incluían la degradación física y mental, la desintegración social y la ruina económica, como suele suceder con todas las substancias controladas por su alto índice de adición. Dicha propagación de la adición al opio creo una crisis de salud pública sin precedentes en China. Irónicamente, a 184 años después de esta crisis geopolítica por el opio, hoy en día, Estados Unidos está lidiando con una de sus peores crisis de salud pública, impulsada principalmente por el abuso y la adicción desenfrenada de fentanilo entre su juventud.
Se trata de una devastadora crisis de opioides, con el fentanilo como uno de los principales protagonistas. El fentanilo es un potente opiáceo sintético que se utiliza en medicina para tratar el dolor agudo y crónico en pacientes con enfermedades graves, como el cáncer. Sin embargo, su forma ilícita es altamente peligrosa y ha generado una alarmante epidemia de adicción y sobredosis. El fentanilo, al ser fabricado en laboratorios clandestinos, no cuenta con un control de calidad adecuado, lo cual representa un riesgo sumamente peligroso para los consumidores que comúnmente desemboca en perdida de vida humana o con daños permanentes en sistema central nervioso de quienes tuvieron sobredosis.
El problema radica en que el fentanilo ilegal se produce y vende en el mercado negro, a menudo mezclado con otras drogas como la heroína o la cocaína. Debido a su extrema potencia, una pequeña cantidad puede tener efectos devastadores y letales, lo que ha provocado un aumento dramático en las muertes por sobredosis en todo el país, el año pasado registrándose el numero más elevado de muertes 120,000 personas fallecieron por sobredosis y aproximadamente 350,000 terminaron con daños permanentes. Algunos de los daños permanentes a la salud que pueden resultar de una sobredosis de fentanilo incluyen:
Daño cerebral: El fentanilo es un potente depresor del sistema nervioso central, lo que significa que puede reducir significativamente la respiración y la función cardiovascular. Si una persona sufre una falta de oxígeno prolongada debido a la supresión respiratoria causada por una sobredosis de fentanilo, podría provocar daño cerebral irreversible.
Daño cardíaco: La sobredosis de fentanilo puede afectar el sistema cardiovascular, aumentando el riesgo de arritmias cardíacas y daño a los vasos sanguíneos. Estos efectos pueden contribuir a problemas cardíacos crónicos o daño permanente al corazón.
Lesiones físicas: Durante una sobredosis de fentanilo, es posible que una persona experimente convulsiones, pérdida del conocimiento o caídas que puedan resultar en lesiones físicas permanentes, como fracturas o traumatismos craneoencefálicos.
Daño hepático y renal: El fentanilo puede afectar el funcionamiento del hígado y los riñones, especialmente si se mezcla con otras sustancias tóxicas. La exposición a largo plazo o sobredosis repetidas pueden llevar a daños permanentes en estos órganos vitales.
Trastornos mentales y emocionales: Las personas que sobreviven a una sobredosis de fentanilo pueden experimentar consecuencias psicológicas y emocionales a largo plazo. Esto puede incluir trastornos de ansiedad, depresión o trastorno de estrés postraumático.
Es esencial destacar que la sobredosis de fentanilo es una emergencia médica grave y que buscar atención médica inmediata es crucial para aumentar las posibilidades de supervivencia y reducir el riesgo de daños permanentes. Además, el abuso continuo de fentanilo y otras drogas puede tener efectos devastadores en la salud física y mental a largo plazo, por lo que es fundamental buscar ayuda profesional para superar la adicción y prevenir daños adicionales.
Esta crisis ha afectado a comunidades enteras, los jóvenes, en particular, se han visto afectados significativamente, lo que ha llevado a un llamado urgente a abordar el problema desde una perspectiva de seguridad nacional, por ende, tensiones geopolíticas entre México, China y Estados Unidos pueden presentarse debido al fentanilo por diversos factores relacionados con la producción, el tráfico y el consumo de esta sustancia altamente adictiva y peligrosa. Algunos de los aspectos que podrían generar tensiones son:
Producción y exportación desde China: China ha sido identificada como una fuente importante de producción de fentanilo y precursores químicos utilizados para fabricarlo. Si las autoridades estadounidenses y mexicanas consideran que China no está haciendo lo suficiente para controlar la producción y exportación ilegal de fentanilo, esto podría generar tensiones diplomáticas entre los países.
Control fronterizo y tráfico ilícito: Dado que el fentanilo es una droga que se trafica ilegalmente a través de las fronteras, puede surgir tensión entre México y Estados Unidos por la cooperación en la detección y prevención del contrabando de esta sustancia. Estados Unidos podría presionar a México para que refuerce sus controles fronterizos y combata el tráfico de fentanilo.
Responsabilidad y cooperación en el combate al narcotráfico: En algunos casos, Estados Unidos podría responsabilizar a México por no tomar suficientes medidas para controlar el flujo de drogas, incluido el fentanilo, hacia su territorio. Esto podría generar tensiones en la relación bilateral y requerir una mayor cooperación en el combate al narcotráfico y el crimen organizado.
Políticas de control de drogas y tratamiento de adicciones: Los enfoques y políticas de control de drogas pueden variar entre los tres países. Si alguna de las partes siente que las políticas de los otros países no están alineadas con sus intereses o no están siendo efectivas para combatir el problema del fentanilo, esto podría generar diferencias y tensiones en la cooperación bilateral o multilateral.
Los expertos sugieren que es esencial abordar el problema del fentanilo a través de la cooperación internacional y el diálogo para reducir el tráfico y consumo de esta droga devastadora. La lucha contra el fentanilo requiere un enfoque integral que aborde tanto el control de la oferta como la prevención y el tratamiento de la adicción en los países afectados. La cooperación y el entendimiento mutuo entre México, China y Estados Unidos son fundamentales para abordar esta crisis de salud pública y de seguridad nacional.
Sobre el autor: Israel Reyes Gómez es un reconocido experto en Seguridad Nacional, Análisis de Riesgo y Ciberinteligencia. Ha trabajado como asesor a nivel internacional y recientemente desempeñó un papel destacado como principal asesor en el documental "Dark Web" de National Geographic.