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Opinión

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Las Tres I de México

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  • Fundamentos Duraderos

El primer exportador mundial de automóviles es bien conocido: los alemanes han estado en esto desde el desarrollo del motor Diésel. El segundo también es conocido: China ha invertido enormemente para aprovechar el cambio a largo plazo hacia los vehículos eléctricos. Pero el tercero puede ser una sorpresa: no es el Japón de Toyota, Mitsubishi o Honda, sino México, donde 9 de cada 10 automóviles fabricados se exportan, y las exportaciones constituyen el 36% del PIB.

Este es solo un aspecto que demuestra la revitalización general de México, que ha pasado de ser el vecino de los Estados Unidos a convertirse, con todo merecimiento, en una potencia económica y cultural globalmente integrada. Sin embargo, donde México realmente se destaca es en la medida en que el éxito puede generar más éxito; es decir, los fundamentos de su creciente prosperidad no se agotan en el proceso de desarrollo, sino que, de hecho, generan un impulso creciente.  

Con referencia al Modelo de Crecimiento a Largo Plazo del Banco Mundial, derivado del modelo Solow-Swan, es bien sabido que las tasas de crecimiento tienden a no acelerarse, sino a desacelerarse bruscamente a medida que aumentan los ingresos medios, a pesar de las crecientes oportunidades de crecimiento. Por lo general, esto se estabiliza en alrededor de USD 8,000 per cápita, dejando solo alrededor del 15% de la población mundial en la categoría de ingresos altos.  

En términos sencillos: las economías pueden cambiar de manera endógena o exógena hacia un crecimiento intensivo de la Productividad Total de los Factores (PTF) o sucumbir secularmente a las enfermedades de Baumol endógenas, causadas al menos en parte por su propio éxito inicial.  

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