¿En qué podría parecerse Trump a Daniel Ortega y Nicolás Maduro?

La certidumbre en tiempos de la pandemia es el bien de mayor escasez. El escenario que sí es muy probable que ocurra apunta hacia la noche electoral del 3 de noviembre donde Donald Trump no reconocerá su derrota (si se cumple tal hipótesis).

Después del 17 de marzo la expansión del nuevo coronavirus en Estados Unidos creció de manera considerable trastocando la celebración de las elecciones primarias y, particularmente, el conteo de los votos. Las hubo en 23 estados y el tiempo promedio en procesar los resultados fue de cuatro días (The Washington Post, 17 de septiembre).

Nueva York procesó el 94% de los votos pocas horas después del cierre de urnas, pero el 6% restante le tomó 10 días en hacerlo. En Wisconsin, un juez federal impidió que se publicaran los resultados durante los posteriores seis días de la elección.

Los vacíos están para llenarse. Es a Trump a quien le conviene el escenario del caos. Imaginemos un resultado muy apretado en Florida. El mismo escenario que ocurrió en las elecciones de 2000 entre George W. Bush y Al Gore. Ambos candidatos obtuvieron alrededor del 49% de los votos de los seis millones emitidos en el estado, con una ligera ventaja de 1,784 boletas a favor de Bush, que posteriormente se redujo a 537.

La diferencia era menor al 0.5% por lo que la ley electoral del estado obligaba a repetir el conteo en los condados más competidos. Dos días después el margen de victoria de Bush  se había reducido a solo 327 votos, mientras crecían las denuncias de fraude y de supuestas irregularidades en las boletas. El tema llego a la Corte y Al Gore pudo meter el caso al final del laberinto. No lo hizo y Bush se convirtió en presidente.

Donald Trump está preparando el terreno de la confusión para ocultar su probable derrota. La intención de socavar a la oficina pública de correos, disminuyendo su presupuesto, revela su ruta de la trampa. Son los demócratas quienes suelen votar por correo, y frente a los confinamientos por voluntad personal, la propensión del voto por esa vía crecerá.

Trump ha reiterado desde abril que los demócratas están preparando un fraude a través del voto por correo. No tiene pruebas, pero lo importante para él es debilitar la confianza.

Trump también trata de revertir su mala imagen en el manejo de la crisis sanitaria a través de una promesa: la vacuna ya está en la antesala. Las buenas noticias levantan el ánimo. La realidad es otra. No hay vacuna.

Pew Research revela un estudio sobre el tema: “La imagen de Estados Unidos en el mundo se desploma”. Sólo el 15% de los encuestados en 13 países considera que Estados Unidos ha hecho un buen trabajo. En Alemania, donde un 88% apoya la respuesta al virus, sólo un 9% de los encuestados cree que EU ha hecho un buen trabajo.

Alemania, Francia, España y Reino Unido son quienes califican a Trump de la peor manera.

La prueba del ácido entre demócratas es el reconocimiento de las derrotas electorales: Daniel Ortega ni Nicolás Maduro lo han hecho, y para evitar sorpresas, han cooptado diversos poderes, entre ellos, el electoral. ¿Qué hará Trump si los números no le alcanzan para permanecer en la Casa Blanca?

OMC, Europa prefiere a mujeres africanas

En 2013 Herminio Blanco perdió la final contra el brasileño Roberto Azevedo para obtener el título  de la Organización Mundial de Comercio (OMC). La razón: África. Con tan solo seis embajadas de México en África no se pudo consolidar el voto.

Hoy, Jesús Seade, anunciará que no seguirá en la contienda por falta de apoyos en Europa. Alemania, Francia e Italia irán por alguna de las dos candidatas africanas: la keniana Amina Mohamed, exdiplomática en Ginebra y la nigeriana Ngozi Okonjo-Iweala. La mayor parte de países latinoamericanos apoyaron a Seade, al igual que China y Japón. La conclusión: África debería de aparecer en el radar de México.