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Hidalgo dice “No” a proyecto presidencial

Opinión
En respuesta a los desafíos ambientales, varias naciones en el mundo -entre ellas México- han adoptado la denominada economía circular, un modelo clave para la sostenibilidad global que promueve la reducción de residuos y la optimización de recursos, con la finalidad de avanzar hacia un futuro más sostenible y resiliente.
El 1 de octubre de 2024, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, a unas horas de haber asumido la Presidencia de México, anunció frente a miles de personas reunidas en el Zócalo de la Ciudad de México que, en la región de Tula, Hidalgo, se construiría el primer parque industrial destinado a la economía circular en el mundo, como parte de sus 100 Compromisos para el segundo piso de la Cuarta Transformación.
Dicho proyecto, de acuerdo con lo planeado por la presidenta de México, tendría una inversión de mil 720 millones de pesos por parte de la Federación y se ubicaría en los predios de la fallida refinería Bicentenario, un polígono de 700 hectáreas, en las cuales se construirían dos plantas: una de reciclaje de residuos orgánicos para producir pellets de carbono, otra para materiales de construcción, y un parque ecológico que contemplaba áreas deportivas y verdes para disfrute de los habitantes de aquella región hidalguense.
El proyecto prometía beneficiar a la región con restauración ambiental, creación de empleos, reducción de contaminación con el cierre de tiraderos a cielo abierto y la disminución de gases de efecto invernadero, así como la creación de nuevos espacios verdes para recreación familiar, y el saneamiento del río Tula.
Para garantizar la participación democrática sobre la construcción de este proyecto, el gobierno de la república instruyó la realización de una consulta ciudadana -la primera de esa naturaleza- para que los habitantes de los municipios de Tula, Atitalaquia y Tlaxcoapan, decidieran libre e informadamente si respaldaban o no la edificación del primer Polo de Desarrollo de Economía Circular para el Bienestar (Podecibi) en la región de Tula.
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), encabezada por Alicia Bárcena Ibarra, junto con Gobierno de Hidalgo, dirigido por Julio Menchaca Salazar, eran los responsables de desplegar una estrategia de máxima publicidad para explicar e informar detalladamente a los habitantes de los tres municipios referidos los beneficios de la construcción del parque ecológico y de reciclaje, que contemplaba inversión pública y privada.
Cabe resaltar que la construcción del parque ecológico y de economía circular en Tula, era el compromiso de gobierno 94 de los 100 que la presidenta de México leyó ante una multitud congregada en el Zócalo de la Ciudad de México para atestiguar la entrega simbólica del bastón de mando de los pueblos originarios, horas después de que Claudia Sheinbaum juramentara como nueva titular del Poder Ejecutivo para el período 2024-2030.
Previo a la consulta ciudadana, el gobernador Julio Menchaca, en declaraciones a los medios de comunicación estatales, había dicho estaba muy confiado en que había la información necesaria sobre el parque ecológico y de reciclaje, y que estaba seguro de que “lo vamos a sacar adelante” el proyecto de la presidenta.
Sin embargo, el gobernador Menchaca no pudo “sacar adelante” el proyecto presidencial debido a la “incompetencia” de su secretario de Gobierno, Guillermo Olivares Reyna, responsable de realizar el trabajo de socialización y convencimiento entre los liderazgos y grupos ambientalistas que desde un principio se opusieron a la edificación de lo que sería primer Polo de Desarrollo de Economía Circular para el Bienestar (Podecibi).
Los opositores al proyecto argumentaron falazmente que con la construcción del parque ecológico y de reciclaje la región de Tula recibiría desechos provenientes de otras entidades federativas, generándose mayor contaminación en perjuicio de los habitantes de ese territorio, cuyo medio ambiente registra una alta polución debido a las emisiones contaminantes de la termoeléctrica Francisco Pérez Ríos, de la refinería Miguel Hidalgo, de las cementeras instaladas y la contaminación del río Tula.
Es importante referir que, ante la falta de información y claridad sobre los beneficios del malogrado proyecto presidencial, los que se opusieron a la edificación del parque ecológico y de reciclaje alimentaron el ánimo negativo entre los habitantes de la región, principalmente de los municipios de Atitalaquia y Tlaxcoapan, éste último gobernado por Teresa Olivares Reyna, hermana del secretario de Gobierno. Es decir, que el segundo al mando del gobierno de Julio Menchaca, ni siquiera pudo o no quiso meter al orden a su consanguínea.
El pasado domingo 14 de diciembre, después de la realización de varias reuniones informativas, de conferencias de prensa, de una nimia y tardía campaña de difusión del proyecto, se llevó a cabo la consulta ciudadana en los tres municipios de la región de Tula. De acuerdo con los resultados compartidos por el Instituto Estatal Electoral de Hidalgo (IEEH), dos de los tres municipios implicados en el tema (Atitalaquia y Tlaxcoapan) votaron por el “no”, mientras que la mayoría de los habitantes de Tula optaron por el “sí”.
La participación ciudadana, según datos del IEEH, fue de 8.77 por ciento de la lista nominal, con un total de 12 mil 259 votos emitidos. El 63.10 por ciento del total de sufragios, fue en contra de la instalación del parque, mientras que 35.35 por ciento votó a favor; el resto correspondió a votos nulos. Tras conocerse el resultado de la consulta ciudadana, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció que se buscaría otra ubicación para el desarrollo del proyecto.
Con el resultado en contra de la construcción del parque ecológico y de reciclaje, el gobierno de Hidalgo no solamente incumplió en sacar adelante el proyecto de la presidenta de México, sino que dejo escapar una inversión superior a los mil 700 millones de pesos en una primera etapa, que contribuiría a remediar el impacto ambiental en la zona, además de que daría paso a la eliminación gradual de 450 tiraderos a cielo abierto en el estado.
Para el gobierno de Julio Menchaca es imperdonable dejar escapar esta millonaria inversión, ya que no existe antecedente de algo similar durante los gobiernos que le antecedieron. Por ejemplo, durante la administración de Miguel Osorio Chong, el gobierno de Felipe Calderón anunció la construcción de la fallida Refinería Bicentenario en Tula, lo que generó que el gobernador Osorio contratara una deuda que hoy todavía pagan los contribuyentes hidalguenses.
Hidalgo ha carecido de gobernadores estadistas, con una visión de largo aliento y en beneficio de los hidalguenses, ya que, a pesar de ocupar cargos relevantes en la Administración Pública Federal y estatal, como fue el caso de Miguel Osorio y Jesús Murillo Karam, en el gobierno del priista Enrique Peña Nieto, nada hicieron en beneficio del estado y su gente, solo procuraron aumentar su patrimonio económico, y por ese mismo sendero se mueve el hoy Don Julio… Es de pena ajena dejar perder esa millonaria inversión, sobre todo cuando una oportunidad como esta no se presenta todos los días.