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Opinión

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En esta marcha se dejó escuchar “yo defiendo al INE”

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Hoy domingo hay mucho que celebrar, una marcha respetuosa, organizada, y sobre todo comprometida con la democracia y con la legitimidad de nuestro país. Al grito de “yo defiendo al INE”, y “yo sí creo en el INE”, cientos, miles de personas caminaron juntas, unas por 16 estados del país y otras, por Paseo de la Reforma hasta llegar al Monumento a la Revolución, para defender la democracia de México, y evitar que se violente nuestro legítimo derecho a ser libres para elegir a nuestros gobernantes. 

Así, organizaciones civiles, líderes políticos, académicos, empresarios, líderes de opinión, jóvenes, estudiantes, padres, madres, hijos y familias enteras cantaban el himno nacional y gritaban consignas para exigir defender lo propio, nuestra democracia en dónde al INE no se le toca, ya que es nuestro, de todos los mexicanos que creemos en la libertad de decisión, en la libertad de expresión, y que jamás permitiremos que ese derecho que tantos años nos ha costado construir a todos, se borre por intereses ajenos, sólo por satisfacer los caprichos de unos cuantos para mantenerse en el poder a costa de barrer con un organismo autónomo e independiente que en las democracias es necesario. 

La reforma electoral es un error que pudiera traer graves consecuencias a nuestra libertad democrática, y afectar la estabilidad y fortaleza de nuestro gobierno y de nuestras instituciones. El permitir que una reforma con esas características como las que sugiere el ejecutivo implicaría trazar un camino a la perversión y debilitamiento de las instituciones, donde los intereses de unos cuántos socavarían la legitimidad de un órgano que, por su naturaleza, nos ha permitido llevar a cabo el verdadero ejercicio de representación libre y transparente de nuestro derecho elegir a nuestros gobernantes. La autonomía del INE es una de sus principales fortalezas, ya que no se somete, ni se deja manipular ni corromper por fuerzas ajenas a la libertad democrática. 

Aceptar la reforma electoral como esta propuesta, es abandonar y renunciar a nuestra libertad de elegir cómo y por quién ser gobernados, de proponer mejores prácticas para fortalecer nuestra democracia más transparente, legítimas y justas para fortalecer nuestras instituciones y permitir que nuestras voces estén legítimamente representadas. Esta marcha no es contra el Ejecutivo, ni en contra de un partido político en particular, es para defender algo más importante, un proyecto de nación del cual todos y todas formamos parte. 

Las reformas que el Ejecutivo pretende imponer -reducción de presupuesto a los partidos políticos y elección popular de los consejeros-, no sólo no contribuyen a fortalecer una democracia, sino que menoscaba nuestro derecho a construir un Estado cada vez más sólido, legítimo y justo que nos represente y fortalezca nuestras instituciones, nuestras capacidades para gobernarnos y nuestra legitimidad como ciudadanas y ciudadanos comprometidos y responsables del país que queremos no sólo para nosotros, sino para las siguientes generaciones. Hoy es un día que hay que celebrar, un día en dónde los lazos entre mexicanos, unidos por un sólo objetivo, nos hizo más fuertes, con una sola voz, la de José Woldenberg al frente, sin ningún protagonismo de por medio y con la claridad de quien conoce las implicaciones de perder una sana democracia en nuestros tiempos y con visión a futuro, organizaciones, sociedad civil, y representantes de partidos políticos, miraron a una sola dirección.

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