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Opinión

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Ana Frank, un homenaje en el día de su nacimiento

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Linda Atach Zaga

"Es un milagro que todavía no haya renunciado a todas mis esperanzas, porque parecen absurdas e irrealizables. Sin embargo, sigo aferrándome a ellas,  pese a todo, porque sigo creyendo en la bondad de los hombres". Ana Frank, 15 de julio 1944. 

Un día como hoy, pero hace noventa y cuatro años, nació Ana Frank en Frankfurt del Meno, en el seno de una familia judía orgullosa de pertenecer a la sociedad alemana. Cuando la niña tenía sólo cuatro años, Hitler llegó al poder e institucionalizó el odio con sus políticas anti judías. Bastó muy poco tiempo para que las prohibiciones y la violencia negaran la entregada trayectoria de los judíos alemanes, a los que ya no les servía de mucho su lealtad a la patria, ni su larga trayectoria como ciudadanos productivos y rectos, mucho menos haber luchado por su país en la Primera Guerra Mundial, como lo había hecho Otto, el padre de Ana. Hitler los consideraba inapropiados, sin derecho a ocupar el territorio alemán, indignos de la vida y objetos de exterminio.

Junto con seis millones de judíos y cuatro millones de seres humanos, conformados por opositores del régimen, comunistas, gitanos, homosexuales, personas con discapacidad y afrodescendientes, Ana Frank murió víctima del nazismo.

Tras el hallazgo y la publicación de su diario en 1947, la niña se convirtió en un personaje célebre, referente de la paz y los Derechos Humanos. 

En pocos años las confidencias íntimas de Ana a su diario se convirtieron en la lectura obligada de millones de personas que hasta hoy se conmueven con la frescura de su relato y la esperanza inscrita en cada una de sus páginas, pero, ¿Qué guarda este documento para seguir marcando a sus lectores después de 70 años de su publicación?

El diario de Ana Frank nos impacta por su vigencia, por su capacidad de hacernos conectar con nosotros mismos, pero también por su actualidad y porque después de un encierro como el que vivimos en la pandemia, con todo y su incertidumbre, podemos empatizar mejor con todos aquellos que deben esconderse para resguardar la vida, aunque nuestra circunstancia no tenga que ver nada con la de los perseguidos. 

La historia que Ana nos cuenta es uno de los pocos testimonios escritos en tiempo real del genocidio que implicó el Holocausto y por lo menos a mí, me ha hecho pensar en nuestro deber para con la infancia: como Ana entre 1942 y 1945, hoy muchos niños viven escondidos huyendo de la inseguridad de sus hogares, de la violencia en sus comarcas, del reclutamiento forzado, de la trata de la guerra y de la violencia que pone en riesgo sus vidas que para muchos, valen menos por sus pocos años.

Siempre duele pensar en lo que no fue: si Ana Frank hubiera sobrevivido el Holocausto, hubiera estudiado, hubiera sido madre, muy posiblemente escritora y de haber sido muy longeva, hoy 12 de junio de 2023, estaría cumpliendo 94 años. No podemos permitir que se pierdan más vidas y se interrumpan más infancias.  

Leí el diario de Ana Frank por primera vez a los 8 años, y aún recuerdo el impacto sus palabras, los detalles del escondite, su amor por Peter Van Pels y la devoción hacia su padre, también la indignación que sentí al saber del Holocausto, sin entender el por qué del odio y el exterminio que había marcado para siempre la historia de la humanidad. 

Hoy, que es día de natalicio Ana Frank, celebremos y revisemos algunas de las frases del diario en búsqueda de un ejemplo de vida y esperanza.

Tenemos mucho que aprender. 

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Linda Atach Zaga

Linda Atach Zaga es historiadora de arte, artista y curadora mexicana. Desde 2010 es directora del Departamento de Exposiciones Temporales del Museo Memoria y Tolerancia de la Ciudad de México.

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