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La lógica de lo absurdo

Aparentemente, los mercados han perdido toda lógica y ya no respetan ninguna regla.

La semana pasada presenciamos una gran volatilidad ante la expectativa de los mercados de que cada vez estamos más cerca de una fuerte desaceleración a nivel global.

Las economías en Asia y Europa simplemente no repuntan, como lo demostraron los datos manufactureros publicados de China y Gran Bretaña la semana pasada, a pesar de las fuertes inyecciones de liquidez que han realizado gobiernos y bancos centrales, mientras que en Estados Unidos, el reporte sobre la nómina no agrícola no sólo salió muy por debajo de lo esperado, al ubicarse en 160,000 nuevos puestos de trabajo contra 202,000 en promedio que se esperaban, sino también le revisó a la baja en 19,000 empleos los de febrero y marzo.

Lo anterior significa la menor creación de empleo en los últimos siete meses y automáticamente generó que diversas corredurías anticiparan que la Reserva Federal subiría su tasa de referencia en sólo una ocasión en lugar de dos en lo que resta del año, lo que presumiblemente debería debilitar al dólar frente a las principales divisas.

Adicionalmente, los petroprecios se mantuvieron en un sube y baja extremo en medio de fuertes rumores de que los miembros de la OPEP han alcanzado niveles récord de producción y sin embargo en lo que va del año, los precios del oro negro han tenido un alza importante a través de simples y llanas promesas y declaraciones sobre un posible congelamiento de los niveles de producción, que por cierto, no se ve para cuando los vayan a hacer.

Por lo pronto, el peso mexicano fuertemente ligado a los petroprecios perdió casi 4% a lo largo de la semana, al pasar de niveles de 17.20 a 17.86 pesos/dólar.

Por otra parte, no hay que perder de vista al índice del miedo: el oro, que hace tiempo no brillaba como lo ha hecho este año, en el que ya acumula una ganancia casi de 22% y en donde el pasado lunes tocó niveles por encima de 1,300 dólares por onza, nivel no visto desde enero del 2015.

Y es que el oro es visto por los inversionistas como un refugio seguro ante la incertidumbre que se generó en primer término por el pésimo arranque de año que tuvieron las bolsas accionarias a nivel global, mientras que por el otro lado, y ante la posibilidad de que se reduzca el ritmo de incrementos en la tasas de referencia de Estados Unidos, el dólar se ha debilitado y ha hecho que los inversionistas volteen a ver inversiones alternativas.

Con tanta liquidez en los mercados y ante la posibilidad de cambios en el ritmo de la política monetaria de Estados Unidos, los precios de las materias primas, incluidos los metales preciosos, se han convertido en el objetivo de los grandes fondos de inversión, a pesar de las expectativas de una desaceleración de la economía a nivel global que impacta negativamente la demanda.

Así, y a pesar de que hay una sobreoferta de petróleo a nivel mundial, hemos visto los precios del petróleo incrementarse a lo largo del año. Lo mismo ha sucedido con los granos y la mayoría de las materias primas.

No existe ninguna razón fundamental para que suban y sin embargo lo han hecho. Así es como se respalda la lógica de lo absurdo, con mercados extremadamente líquidos en donde no importa que la economía global se desacelere, que exista una sobreoferta de materias primas y que, sin embargo, los precios suban, porque los dueños del dinero buscan maximizar utilidades.

Queda claro que lo único constante sigue y seguirá siendo la volatilidad en los mercados.

¿Ya tomaron coberturas?

@alfonsogamaa

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