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Fin de la euforia
Es poco cuestionable la dirección de los pronunciamientos hechos por la Fed a través de su presidente, Ben Bernanke.
El Comité de Mercados Abiertos de la Reserva Federal de Estados Unidos reforzó la idea de un cambio próximo en el ritmo de recompras que hace mensualmente (por 85,000 millones de dólares) de bonos del tesoro e hipotecarios en el transcurso de los siguientes 12 meses. Esta postura ha sido interpretada por los mercados como la pérdida de soporte para las valuaciones de muchos activos financieros y con ello, al menos al mediodía del miércoles, se observa una intensificación de las pérdidas sufridas desde principios de mayo.
Es poco cuestionable la dirección de los pronunciamientos hechos por la Fed a través de su presidente, Ben Bernanke. En primer lugar, afirmó que la disminución del monto de recompras de bonos podría empezar hacia finales de este año, para terminar definitivamente a mediados del 2014.
Asimismo, la Fed realizó correcciones a sus estimaciones de crecimiento (a la alza), asegurando que los riesgos de una baja en el crecimiento han disminuido. Por otro lado, corrigió su estimación para la trayectoria de la tasa de desempleo. Ahora, espera que dicha tasa alcance el nivel condicional de 6.5% durante el primer trimestre del año próximo, (la anterior expectativa era que dicho nivel se alcanzaría en el verano).
Aunque el mismo Presidente intentó disuadir a los inversionistas, hablando de que este proceder podría ser distinto si los datos no confirman la recuperación económica que está en marcha, la reacción en los mercados fue violenta.
Para qué cuestionar. Hay un punto de inflexión en el comportamiento de los mercados financieros a partir de que la misma Fed dio pistas de la disminución de este monto de recompras en mayo. Muchos lo ven como el inicio de un cambio en la fuerte relajación monetaria que hemos visto en los últimos cinco años.
Este punto de inflexión genera una serie de toma de decisiones y de recomposición de portafolios que se manifiesta con sacudida en distintos mercados y una etapa que seguirá caracterizándose por alta volatilidad.
Los segmentos más dañados serán el mercado de deuda de largo plazo y el mercado de deuda corporativa, así como las inversiones en mercados emergentes. Estamos hablando de una retracción de recursos que en el momento en que las tasas se afirmaban en niveles mínimos, se dirigían a segmentos como la deuda de baja calificación o a mercados emergentes en busca de rendimiento.
Por eso vemos la corrección a la baja en las bolsas, principalmente las emergentes, así como un alza violenta de tasas en un sinnúmero de países, incluido, desde luego, México. Estos movimientos detonan, por su puesto, un movimiento de devaluación en muchas monedas con respecto al dólar. Ayer vimos cómo nuestro tipo de cambio alcanzaba un nivel de 13.20 pesos por dólar, la Bolsa descendía a los 39,000 puntos y las tasas de interés retomaban el camino de alza.
Tratando de deducir qué podemos esperar en los siguientes meses, podemos argumentar que la violencia de los movimientos es extraordinaria y que deberá moderarse rápido. En segundo lugar, pensamos que la exposición de México a la turbulencia proveniente de un retiro de recursos puede resultar más moderada que en la mayoría de los demás mercados emergentes por el hecho de que las autoridades cuentan con elevadas reservas y el país no tiene problemas serios en la cuenta corriente ni en el ámbito fiscal, como sí los tienen muchos otros. Otro punto a tener en cuenta es que si el detonante de este cambio es un mejor crecimiento en Estados Unidos, éste debe beneficiar a México a la larga.
De todos modos, sujétese el cinturón, nos acaban de avisar que la turbulencia va a continuar al menos por un rato.?
*Rodolfo Campuzano Meza es director de Estrategia y Gestión de Portafolios de INVEX. Cualquier pregunta o comentario puede ser enviado al correo: perspectivas@invex.com
Twitter: @invexbanco.