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El factor chino
Además de la señal de una futura disminución en los estímulos monetarios por parte de la Fed, las fuertes variaciones negativas en los mercados emergentes tuvieron una causa adicional en los temores sobre el futuro de la economía en China.
Además de la señal de una futura disminución en los estímulos monetarios por parte de la Reserva Federal en Estados Unidos, las fuertes variaciones negativas en los mercados emergentes tuvieron una causa adicional en los temores sobre el futuro de la economía en China.
Las tasas de préstamos interbancarios en China aumentaron de manera violenta durante la semana pasada. El Banco Popular de China (BPC) decidió restringir la inyección de dinero que demandan los bancos e instituciones financieras no reguladas, en un intento por contener la burbuja de crédito del país. En los últimos cinco años, en especial después de la crisis del 2008, el gobierno de China mantuvo una estrategia de inyección de liquidez a los bancos del país para sostener un elevado incremento de la inversión púbica, factor que ha mantenido en el pasado reciente el crecimiento aún en niveles elevados.
Pero el nivel del crédito en China ha pasado en ese periodo de 120% del PIB a un nivel cercano a 200 por ciento. De este modo, las autoridades parecen haber decidido no surtir de mayores recursos a los bancos hasta que pongan en orden el exceso.
No podemos hablar de un riesgo sistémico como el provocado por la quiebra de Lehman o la crisis de los países periféricos en Europa. A final de cuentas, hay un control centralizado de la banca y el BPC ya externó su disposición a no violentar la situación de los bancos.
No obstante, esta restricción de liquidez voluntaria y administrada seguramente hace intuir una reducción en las expectativas de crecimiento en China, los números actuales no son buenos y hay voces que hablan de un crecimiento de 6% en el PIB para el 2014, muy por debajo del registrado en los años anteriores.
Este temor violentó los movimientos en los precios de los bienes básicos a la baja y por ende, acentuó la venta de activos en muchos mercados emergentes; en especial los que cuentan con un déficit comercial elevado y venden dichos bienes.
Renta fija vs Deuda
El efecto más notorio de este movimiento adverso se ha dado en el mercado de bonos soberanos. Un aumento de las tasas de interés afecta el precio de los bonos de manera negativa.
En momentos en que ha habido episodios muy violentos de incremento de tasas, el precio (la valuación) de los bonos se ha desplomado. Recuerdo que en la crisis de 1994-1995, muchos inversionistas se sintieron engañados al invertir en papeles de renta fija en los cuales perdieron mucho dinero; al grado que a partir de entonces, la regulación impide nombrar a un fondo que invierte en papeles de deuda como de renta fija.
Mientras mayor sea el plazo de vencimiento de dicho bono, mayor será la sensibilidad; es decir, su reacción ante movimientos en las tasas de mercado actuales.
Quienes poseen bonos de largo plazo han visto minusvalías fuertes en sus posiciones por este efecto en mayo y junio. Vale la pena advertir lo siguiente: si usted posee un bono de largo plazo del gobierno y sus estados de cuenta de mayo (y seguramente el de junio) muestran minusvalías, lo peor que puede hacer es vender. Estaría reconociendo una pérdida que con el puro paso del tiempo es resarcible.
Dicho bono continúa pagando intereses. En un caso hipotético de que las tasas no volvieran a fluctuar, el puro pago de intereses convertirá su pérdida en un rendimiento positivo y al vencimiento, el gobierno le devolverá el valor nominal del bono. Es fácilmente demostrable que en el mediano plazo, una cartera integrada con bonos de distintos plazos supera en rendimiento acumulado a una invertida a un día, aunque existan en el tiempo episodios de volatilidad.?
*Rodolfo Campuzano Meza es director de Estrategia y Gestión de Portafolios de INVEX. Cualquier pregunta o comentario puede ser enviado al correo: perspectivas@invex.com.
Twitter: @invexbanco.