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Liz Truss ofrece optimismo, sin pruebas, a británicos
Sustituye a Boris Johnson quien le hereda inflación de dos dígitos y el costo de la energia disparado.

Ballater, Reino Unido. La conservadora Liz Truss se convirtió el día de ayer en la nueva primera ministra británica, poniendo fin a los tres años de controvertido mandato de Boris Johnson, quien al dejar el cargo le prometió su "apoyo más ferviente".
La hasta ahora ministra de Relaciones Exteriores, de 47 años, fue designada la víspera vencedora en la elección interna por el liderazgo del Partido Conservador, frente al exministro de Finanzas Rishi Sunak, un multimillonario exbanquero de 42 años, nieto de inmigrantes indios.
Ayer viajó a la residencia escocesa de Isabel II en Balmoral, donde, en un encuentro protocolario de apenas media hora, la reina y jefa de Estado le encargó formar gobierno como nueva líder de la mayoría.
En una imagen difundida por responsables de la casa real se vio a ambas mujeres sonrientes, estrechando sus manos.
Justo antes, la monarca había recibido a Johnson, quien le presentó oficialmente su renuncia como primer ministro, "que su majestad tuvo graciosamente el placer de aceptar", según un comunicado del Palacio de Buckingham.
"Soy como uno de esos cohetes impulsores que ha cumplido su función y ahora volveré a entrar suavemente en la atmósfera y me sumergiré invisiblemente en algún rincón remoto y oscuro del Pacífico" y "ofreceré a este gobierno solo mi apoyo más ferviente", aseguró Boris Johnson a las puertas de Downing Street, ante una multitud de seguidores y familiares.
Hizo balance de sus tres años de mandato, recordando que logró en 2019 la más importante mayoría conservadora desde 1987 con la promesa de realizar un Brexit que parecía imposible tras años de caos político.
Primeras decisiones
Truss se enfrentará a una de las listas de problemas más desalentadoras de cualquier dirigente británico de la posguerra, con la inflación en dos dígitos, el costo de la energía disparado y la amenaza de una larga recesión para fines de año.
Su plan para impulsar la economía a través de recortes fiscales, al tiempo que aporta unos 100,000 millones de libras esterlinas (116,000 millones de dólares) para limitar los costos de la energía, ya ha sacudido los mercados financieros, haciendo que los inversores se deshagan de la moneda británica y los bonos del Estado en las últimas semanas.
Truss marcó la economía, la sanidad pública y la crisis energética como sus tres prioridades y aseguró que tomará "acciones esta semana para abordar las facturas de energía", cuya disparada asfixia a los británicos.