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Bali quiere ser un anfitrión de lujo para los miembros del FMI y el BM
El gobierno de Indonesia sabe que durante una semana concentrará en su tierra a los responsables de la economía mundial, como el organizador externo número 25, de las Reuniones itinerantes Anuales del FMI y el Banco Mundial.
El gobierno de Indonesia sabe que durante una semana concentrará en su tierra a los responsables de la economía mundial, como el organizador externo número 25, de las Reuniones itinerantes Anuales del FMI y el Banco Mundial.
Estos encuentros que desde 1947, salen de Washington cada tres años, para ser alojadas por alguno de los integrantes, la de 2018, por primera vez será cobijada por la tierra de Indonesia. Y su gobierno no ha escatimado esfuerzos para garantizar seguridad y eficiencia en los trámites de ingreso al país para los más de 15,000 asistentes provenientes de los 189 países miembros.
La irrupción de un terremoto y un tsunami el pasado 2 de octubre, en Lombok, una de las 17,400 islas que integran a Indonesia, apenas seis días antes de las Reuniones Anuales, llevó a las autoridades a preparar un sistema de alertas que permitirán a los asistentes resguardarse ante alguna eventualidad.
La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, acudió a la isla de Lombok, azotada por los citados desastres, para acompañar a los sobrevivientes, agradecer la hospitalidad del país, y afirmar que pese a todo “Indonesia se mantiene como el mejor lugar para arropar el evento”.
La seguridad en Bali ha ido endureciendo conforme llegan los delegados, incluso los minibuses que transportan a los asistentes desde el aeropuerto a los hoteles vienen resguardados por cuatro policías en moto. Y uno más, armado, que viene dentro.
El perímetro de seguridad para los hoteles sede y el Centro de Convenciones de Bali, está resguardado por más de 26,000 policías, militares, marines y guardias de seguridad. El Centro de Comando asegura que se han realizado operaciones de inteligencia desde hace meses, para garantizar la certidumbre y tranquilidad de los asistentes.
En los hoteles incluso aledaños, se realizan rondines constantes de militares. La avenida principal de Kuta, la zona turística de Bali se encuentra resguardada también por policías de tránsito y guardias de seguridad vestidos de civiles.
La impresión que quieren dejar es que se trata de una zona turística exuberante en áreas naturales y segura para los asistentes. Aunque los habitantes refieren a los turistas que llegan desde sitios lejanos, que este despliegue de militares y tanquetas no es, ni será la constante.
El tráfico consistente entre bicimotos y algunos autos particulares, deja al descubierto un país que pese a avanzar, no cuenta siquiera con servicios públicos mínimos de transporte.
Dos realidades fragmentadas en una sola vista. La del lujo y exuberancia y la de la pobreza y la cultura del esfuerzo.
