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La seguridad financiera empieza con la responsabilidad (II)
En la primera parte otorgue algunos ejemplos duros, sobre decisiones irresponsables incluso por ignorancia que ponen en peligro nuestras finanzas.
En la primera parte otorgue algunos ejemplos duros, sobre decisiones irresponsables incluso por ignorancia que ponen en peligro nuestras finanzas. Quiero dedicar esta segunda parte a hablar de algunas cuantas reglas básicas que pueden ayudarnos a tomar responsabilidad de nuestras finanzas personales y con ello alcanzar seguridad financiera:
1.- En cuestiones financieras siempre, siempre tenemos que hacer nuestra tarea . Tomar los consejos como lo que son, pero recordar que las decisiones financieras son nuestras y de nadie más.
Existen muchísimas personas que aceptan asesoría a ciegas , de supuestos expertos, y que luego terminan por perder gran parte de su patrimonio. Esto no quiero decir que no tomemos ningún consejo de terceros, pero sí que tratemos de contextualizar todo lo que ellos nos dicen. Por ejemplo ¿quién nos está dando la asesoría? ¿Alguien que nos quiere vender una inversión, un seguro o un préstamo? Entonces tenemos que darnos cuenta, que puede haber conflictos de interés: el objetivo final de estas personas es vendernos un producto. Aunque no sea así, aún si hemos encontrado y contratado al profesional mejor recomendado y posicionado en el mercado, con ética intachable, tenemos que hacer preguntas y comprender perfectamente lo que nos dice. Los que tenemos que tomar la decisión final siempre somos nosotros: esto es tomar responsabilidad.
Una de las cosas que siempre he sostenido, por ejemplo, es que uno jamás debe invertir su dinero en algún producto cuyo funcionamiento no comprendamos perfectamente. Esto incluye, desde luego, el riesgo que tiene y además su rendimiento potencial.La responsabilidad financiera nos lo indica: tenemos que entender cada inversión, cada crédito, y cada decisión financiera que tomemos. Al final del día, lo que no comprendemos nos termina costando.
2.- Tener muy claros no sólo nuestros objetivos financieros, sino dar todavía un paso atrás: entender cuáles son nuestras prioridades en la vida.
Muchas personas no saben lo que verdaderamente quieren. Éste es uno de los errores más comunes. El dinero es un medio que nos permite alcanzar nuestras metas de vida: por ejemplo viajar, o tener un retiro digno, o brindar una educación de calidad a nuestros hijos. Infinidad de personas invierten sin saber para qué quieren utilizar ese dinero, es decir, sin un objetivo en mente. Esto no sólo hace que inviertan de una manera errónea, pero también que tiendan a desviar ese dinero para satisfacer otras necesidades de corto plazo, como por ejemplo: comprar una nueva televisión de plasma o un nuevo auto deportivo. Todo esto les termina alejando de lo que realmente quieren lograr.
3.- Si tenemos que tomar un crédito porque hoy no nos alcanza, mañana nos alcanzará menos. Esto tenemos que entenderlo. Muchas veces la gente que está muy endeudada y ya no puede pagar, me dice que tuvo que pedir prestado porque simplemente su sueldo no le alcanza. Sin embargo, ésta es la definición de gastar más de lo que uno gana. Empiezan así a cavar su propio agujero, hasta que el destino llega y están en una situación más que grave.Lo mismo puede suceder con una compra grande a meses sin intereses.
4.- Las cosas malas suceden en cualquier momento. En muchas ocasiones he hablado de esta regla: tenemos que tener un fondo para emergencias, que cubra entre tres y seis meses de nuestro gasto familiar corriente. Pero también tenemos que tener seguros que puedan proteger nuestro patrimonio contra los riesgos a los que estamos expuestos. Un fondo para emergencias, así como el tener los seguros que verdaderamente necesitamos, pueden salvar a nuestra familia de la ruina financiera.
Tenemos que entender que no sabemos qué es lo que pasará mañana. Entonces tenemos que tomar decisiones financieras a partir de lo que tenemos hoy, para alcanzar los objetivos financieros que nos hemos propuesto (destino).
Nuestro plan financiero es un mapa: tenemos un puerto de origen (nuestro patrimonio actual, nuestra capacidad de pago actual) y un puerto de destino (nuestros objetivos financieros). Si nos engañamos a nosotros mismos, seguramente perderemos el rumbo: llegaremos al puerto equivocado, si es que llegamos a algún lado.
5.- Muchas personas tienden a culpar a otros de sus propios problemas financieros. Todos lo hemos hecho: que si el asesor me recomendó mal, que si en la casa de bolsa manejaron mal mi dinero, que si el banco me cobra muchos intereses en mis créditos, etc. Esto es no tomar responsabilidad de nuestro propio dinero y la razón de ser de este artículo.
Quiero enfatizar que muchos de nuestros problemas financieros son causados porque no llevamos una adecuada relación con el dinero. Porque actuamos de manera irresponsable con respecto a él. Si pensamos seriamente y analizamos con cuidado nuestra situación financiera actual, seguramente nos daremos cuenta que la causa está dentro de nosotros mismos. Y también de que tenemos el poder para cambiarlo.
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