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México apuesta por monitoreo digital de agua para riego: Víctor Manuel Villalobos
La agricultura contribuye al calentamiento global y el cambio climático; sin embargo, también es parte de la solución; tenemos que asociar las buenas prácticas del manejo del agua con el del suelo y, obviamente, tomando en cuenta la biodiversidad, refiere el secretario de Agricultura a su regreso de la COP-28, donde, por primera vez, este sector tuvo una participación relevante.

No solamente nos preguntamos cuántas toneladas se esperan producir por hectárea, sino cuánta agua se necesita y qué tanto se puede reducir”
La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) expandirá la cobertura del sistema digital de monitoreo y evaluación el uso de agua y fertilizante, que se implementó este año en el Distrito de Riego 020, de Michoacán, mediante el cual se busca impulsar la producción sustentable de alimentos, informó su titular, Víctor Manuel Villalobos Arámbula.
Entrevistado a su regreso de Dubái, donde participó en la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático COP-28, el funcionario explicó que se trata de un plan piloto, cuyo modelo se puede escalar a todo el país.
Actualmente, funciona en 30,000 hectáreas de 4,000 productores y para 2024, se implementará en Sinaloa y otras entidades. El objetivo es dar un salto tecnológico con tecnologías de la información, para mejorar el aprovechamiento del agua, así como el adecuado uso de fertilizantes, a través del monitoreo y análisis de suelos, dijo.
Se trata de herramientas para la transformación de las formas de producción hacia esquemas más sustentables y brindan, además, información en tiempo real, que contribuye a tomar decisiones basadas en las evidencias.
Con medidas como esa, se busca reducir la huella hídrica (el indicador medioambiental que mide el volumen de agua dulce utilizado a lo largo de toda la cadena de producción de un bien de consumo o servicio).
“Por ello, no solamente nos preguntamos cuantas toneladas se esperan producir por hectárea, sino cuánta agua se necesita y qué tanto se puede reducir. Además, el mismo plan contempla estrategias de manejo sustentable del suelo para la incorporación de microflora y microfauna en los suelos, para que la descomposición de materia orgánica facilite la absorción de nutrientes”, expuso el secretario.
Con esas prácticas se prende remplazar otras que afectan la productividad y son de uso es generalizado en algunas zonas del campo mexicano. Por ejemplo, la quema de campos de cultivos, luego de las cosechas.
Explicó que eso generalmente ocurre en parcelas con cosechas anuales de cereales. Todavía muchos productores queman el rastrojo, lo que va generando que se acumulen cenizas sobre la tierra, las cuales afectan la estructura del suelo y afectan su fertilidad.
“El problema es que con eso, más que un suelo vivo se forma un sustrato y entonces se ven obligados a recurrir a darle fertilidad a la tierra con químicos”.
Por ello, desde la Sader se impulsa la máxima de “Mi parcela no se quema”, por ser una mala práctica y, en lugar de eso, adoptar acciones que, además, contribuyan a la mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero.
Agricultura, parte de la solución al cambio climático
Por otra parte, Villalobos Arámbula expuso que en su participación en la COP-28 celebrada en Emiratos Árabes Unidos expuso que si bien la agricultura contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero que generan el calentamiento global y el cambio climático, también es parte de la solución.
El secretario destacó que, por primera vez, la agricultura tuvo un espacio relevante de discusión en esa cumbre mundial, que se realiza anualmente y que tiene como objetivo evaluar el tratamiento al cambio climático.
El funcionario subrayó que la agricultura es una de las pocas alternativas para la mitigación del cambio climático, pues ofrece opciones para el secuestro de carbono, que es el principal gas de efecto invernadero que contribuye al cambio climático.
Las plantas y organismos fotosintéticos tienen un papel importante en el ciclo del carbono, ya que utilizan el dióxido de carbono de la atmósfera, agua y energía, para obtener oxígeno y materia orgánica. Parte del carbono que absorben las plantas se captura y almacena en los suelos.
Por ello, la agricultura, la forestería (manejo y aprovechamiento del bosque) y las selvas, son la forma a través de la cual se puede secuestrar carbón.
Si hablamos de agua, como un insumo que se agota y que es cada vez más impredecible su abasto, entonces, al menos desde el punto de vista de la agricultura, tenemos que asociar las buenas prácticas del manejo del agua en el sector, con el manejo del suelo y, obviamente, tomando en cuenta la biodiversidad.
En ese sentido, recalca que México ya cuenta con políticas públicas bien establecidas en la materia y tiene un liderazgo incluso más allá de AL.
Tecnología e infraestructura para reducir consumo de agua
El secretario reconoció la necesidad de reducir el consumo de agua en el sector agrícola, el cual ocupa alrededor de 75% del volumen que se abastece a todo el país. El principal objetivo es reducir el desperdicio, que ronda el 40%.
México es el sexto país con más superficie irrigada en el mundo, con alrededor de 6.6 millones de hectáreas.
En ese sentido, recalcó que la solución es mejorar la infraestructura hidráulica del sector y la tecnología.
Es necesario revestir los canales con concreto o entubar el agua de riego, entre otras acciones, indicó.
Asimismo, enfatizó que, si bien, es necesario invertir para modernizar los sistemas de riego, en dos años se recupera, al incrementarse considerablemente la productividad de los suelos.
Recordó la gravedad del problema: México ocupa el cuarto lugar en la lista de países que más agua extraen del subsuelo. Solo lo superan China, Estados Unidos e Indonesia.
El grave problema es que estamos sobreexplotando los mantos freáticos incluso los muy profundos.
“Entonces tenemos que mejorar la infraestructura y ser más estrictos en el uso del agua”.
Incluso, admitió, debemos modernizar las leyes y revisar aspectos como el subsidio a la energía eléctrica para extraer agua del subsuelo.
La salida, recalcó, es la tecnología y se trabaja ya en diferentes frentes, por ejemplo en la desalinización de agua para la agricultura en el distrito de riego de San Quintín, Baja California, aunque se han enfrentado al problema de dónde depositar la sal que se obtiene de ese proceso.
T-MEC, el futuro en granos
Flaquean opciones financieras contra cambio climático
El secretario Víctor Manuel Villalobos afirmó que si bien a escala mundial se han implantado medidas financieras de mitigación útiles para el campo, todavía no funcionan adecuadamente.
Puso como ejemplo los bonos de carbono. En la COP-28 no se avanzó en la materia, pues no se logró concluir la discusión sobre el costo de la tonelada de carbono, lo cual ha ocasionado que en algunas regiones del mundo se pague a cinco dólares y en otras hasta 50.
Otro es el funcionamiento del llamado Fondo Verde para países que reduzcan sus emisiones de carbono.
Norteamérica, granero global
Por otra parte, afirmó que México, EU y Canadá deben apostar por la integración del mercado agropecuario.
Los tres países deben asumir un principio humanista, pues tienen la capacidad de satisfacer el abasto de alimentos para sus poblaciones, y “tenemos la obligación de ser una proveeduría importante para la alimentación mundial.



