Argentina cierra el 2018 en el top 5 de inflación

Tras la escalada del dólar y su impacto en el índice de precios, Argentina termina el año entre los cuatro países con más inflación del mundo. En ese ranking en el que nadie quiere estar, sólo la superan Venezuela —país para el que se calcula una suba de precios de 2’500,000%—, Sudán del Sur y Sudán, dos naciones afectadas por conflictos bélicos.

Según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), Argentina iba a terminar el 2018 en el quinto lugar del ranking, con una inflación estimada de 40.5 por ciento. Así lo precisó en su último informe, Perspectivas de la Economía Mundial, divulgado a fines de octubre.

En el reporte, Argentina ascendía tres lugares respecto del 2017, cuando se ubicó en la octava posición con una inflación anual de 24.8 por ciento. En esa proyección, quedaba por debajo de Irán, que se ubicaba en cuarto lugar con una inflación proyectada de 47.8 por ciento.

La predicción, que fue considerada conservadora por varios analistas locales, se quedó corta. Y en el caso iraní, terminó siendo excesiva.

De acuerdo con el último informe del INDEC, la inflación en noviembre fue de 3.2%, acumulando en el año una suba de 43.9 por ciento. Como contrapartida, el Banco Central de Irán, que divulga las estadísticas económicas de la república islámica, informó esta semana que la inflación en ese país fue del 3%, con un acumulado de 39.9% en lo que va del 2018.

De esta forma, Argentina ya supera al país persa en el ranking y no cabe esperar que la situación se revierta en el último mes si se considera que diciembre es un mes de alta inflación por las fiestas. Por otra parte, la inflación iraní viene en retroceso, después de haber registrado 6.1% en septiembre y 4.5% en octubre, según los datos que su autoridad monetaria difunde.

Con dos dígitos

Con estos números, Argentina termina como uno de los 17 países, de un total de 190, que reportan sus estadísticas al FMI con una inflación de dos dígitos.

En el caso de los países emergentes, la inflación promedio se ubica en 5%, bien por debajo de la tasa argentina (la décima parte, específicamente).

En el ámbito regional, salvo Venezuela (con hiperinflación) y Haití (13%), los demás países registran tasas inferiores a 10 por ciento.

El dólar, la sequía y los errores no forzados

La corrida cambiaria que se inició en abril, en parte por un contexto internacional adverso, pero también por la decisión del gobierno de cobrar un impuesto a la renta financiera de capitales extranjeros, marcaron el punto de partida de una crisis que llevó la inflación muy por arriba de la meta de 15%, planteada en la ya célebre conferencia del 28 de diciembre del año pasado, que juntó a Marcos Peña y Nicolás Dujovne, con Luis Caputo y Federico Sturzenegger, éstos dos últimos hoy fuera del gobierno nacional.

Influyeron, además, el estallido del escándalo de los cuadernos, primero, y de la crisis de Turquía y Brasil, después, fenómenos que generaron escepticismo sobre las proyecciones de crecimiento económico para Argentina.

Por otra parte, la histórica sequía que afectó al país generó un revés económico importante y una reversión en la cuenta corriente, disminuyendo la afluencia de dólares, y provocando que haya menos oferta de divisas.

Todo esto fue potenciado por decisiones erróneas del Banco Central, que le costaron dos presidentes y provocaron una suba del dólar de más de 100 por ciento.

Inflación: un fenómeno de larga data

Un informe elaborado este año por la Unidad de Estudios y Proyectos Especiales de la Cámara Argentina de Comercio muestra que, durante los últimos 100 años, la tasa de inflación promedio del país fue de 105% anual, con un máximo histórico de 3,079% en 1989.

Desde 1944 hasta hoy, de 26 presidencias analizadas, sólo cinco registraron variaciones de precios menores a los dos dígitos, mientras que, en el extremo opuesto, seis presidentes tuvieron inflaciones anuales de tres dígitos.

Las tasas de inflación anualizadas más altas se presentaron en los gobiernos de Reynaldo Bignone (401%) y Raúl Alfonsín (398%), con el pico máximo registrado en  el año de 1989, con 3,079% y una devaluación histórica del peso argentino.

Tarifazo tumba a titular de Energía argentino

Javier Iguacel renunció el pasado viernes 28 de diciembre a su cargo de secretario de Gobierno de Energía, apenas un día después del anuncio del aumento de tarifas de luz y gas para el 2019. Su relevo será Gustavo Lopetegui, exvicejefe de Gabinete y, anteriormente, CEO de LAN. El rumor de la renuncia de Iguacel se venía escuchando en el sector desde fines de agosto. Fuentes de su entorno lo ubican en el 2019 haciendo campaña electoral para ser intendente en Capitán Sarmiento (Buenos Aires).

Iguacel se va después de seis meses en su cargo. A mitad de junio reemplazó en el Ministerio de Energía a Juan José Aranguren y en septiembre, en medio de la suba del dólar, fue degradado a secretario de Gobierno.

Algunas versiones dan cuenta de que Iguacel quedó muy desgastado después de octubre, cuando el pase a las tarifas de gas en compensación a las petroleras por la devaluación generó un escándalo político que restó imagen al gobierno.

Otros apuntan que Iguacel, exdirector de Vialidad Nacional, fue despedido del gobierno por la presión de Paolo Rocca, dueño de Techint. Su cartera, que depende del Ministerio de Hacienda, a cargo de Nicolás Dujovne, recortó los subsidios para la producción de shale gas en Vaca Muerta a entre 650 millones de dólares y 700 millones en el 2019, algo que perjudica los planes de Tecpetrol.

Lopetegui es contador público nacional y licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), tiene una maestría en Dirección de Empresas en la Universidad de Navarra y cuenta con una amplia trayectoria en los sectores público y privado, informó el gobierno argentino.

En el sector privado trabajó en la consultoría McKinsey en España, Estados Unidos, Brasil y Argentina. Fundó la cadena de minimercados Eki y la empresa láctea Pampa Cheese. Además, fue gerente general de Lan Argentina. En el sector público fue ministro de Producción de la Provincia de Buenos Aires y presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires.